Muchos medicamentos y sustancias químicas naturales que nos curan tienen mal sabor, lo que demuestra que no existe en la naturaleza necesariamente una correlación entre el buen sabor de los productos y sus efectos beneficiosos para nuestra salud. La capsaicina es un ejemplo.
Aunque no lo creamos, todos hemos probado alguna vez la 8-metil-N-vanillil-6-nonenamida. Es el componente activo de los pimientos picantes, el chile, la guindilla, el ají…, constituyendo un mecanismo de defensa de estas plantas, ya que a todos los mamíferos le produce una sensación de ardor en la boca.
La capsaicina pura es inodora e incolora y se parece a la cera. Al ser lipofílica interacciona bien con las grasas. Por esa razón, la leche es un buen remedio para quitarnos la pungencia que nos causa, ya que la caseína láctea rodea a la molécula de capsaicina y la hace ineficaz.
Medicamento
La capsaicina funciona bien como analgésico, especialmente para el dolor de lumbago, el dolor del trigémino y otras neuralgias, También es anticancerígeno, ya que según un estudio realizado en 2007 por la Universidad de Nottingham los vaniloides (familia a la que pertenece la capsaicina) se adhieren a las proteínas en la mitocondria de la célula cancerosa y la matan sin generar daño a las células sanas circundantes. Y es un antioxidante excelente. Ya dentro del terreno seudocientífico mencionaremos que a los compuestos con capsaicina se le han atribuido propiedades afrodisíacas que podrían explicarse por la estimulación del tracto génito-urinario.
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Fuente principal: Wikipedia.
