Rubén Herrero »
La totalidad de los productos de limpieza que se encuentran en la mayoría de los hogares son productos químicos que no siempre conviene mezclar, ya que pueden producir reacciones indeseadas y peligrosas.
En cualquier botella de lejía, podemos leer en su etiqueta que en contacto con los ácidos se pueden desprender gases tóxicos, por lo que se recomienda no mezclar con productos ácidos como el salfumán (disolución acuosa de ácido clorhídrico con una riqueza en HCl en torno a un 18 %, usada como producto de limpieza), por ejemplo.
¿Por qué?
Bien, la lejía es una disolución acuosa de NaClO (hipoclorito de sodio) en torno a un 5% de riqueza:
NaClO (ac) ⇌ ClO– + Na+
El salfumán, como dijimos, es disolución acuosa de HCl con una riqueza en HCl en torno a un 18 %:
HCl (ac) ⇌ Cl– (ac) + H+ (ac)
El protón, H+, presente en el salfumán reacciona con el ión ClO– presente en la lejía en medio ácido dando la siguiente reacción en equilibrio:
2 H+ (ac) + ClO–(ac) + Cl– (ac) ⇌ Cl2 (gas) + H2O (líquido)
Observamos que se libera cloro gaseoso, Cl2, que es un agente tóxico para el ser humano. (El cloro gaseoso fue usado como arma química durante la Primera Guerra Mundial.) Al disminuir el pH (y aumentar la concentración de protones H+), la reacción se ve favorecida y se desplaza hacia la derecha, produciendo más cloro gaseoso.
En realidad, lo que tenemos es una reacción de reducción–oxidación, también conocida como de transferencia de electrones, donde el ion hipoclorito (ClO–) actúa como oxidante y se reduce, ya que baja su número de oxidación, mientras que el ion cloruro (Cl–) actúa como reductor y se oxida a cloro gaseoso:
2 Cl– → Cl2 + 2 e– (Reacción de oxidación)
2 ClO– + 4H+ + 2 e– → Cl2 (g) + 2 H2O (Reacción de reducción)
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2 H+ + ClO– + Cl– → Cl2 (gas) + H2O (Reacción global)
Por todo ello, no es muy buena idea mezclar lejía y salfumán, porque corremos un riesgo grave de sufrir un percance al inhalar el cloro gaseoso desprendido.
