viernes, 19 diciembre 2025

Sobre Rafael Aragón Macías y sus «Misceláneas correspondientes a la Villa de Ubrique»

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Las Misceláneas correspondientes a la Villa de Ubrique son un manuscrito que constituye un documento de gran valor para la historia de dicho pueblo. Reproduzco una copia al final de este artículo. Cuando Rafael de Aragón Macías, su autor, murió, la obra quedó en manos de un fraile capuchino exclaustrado, y de las suyas pasaron a otros propietarios hasta que por fin en enero de 1983 los entonces poseedores de la pieza (Francisco y Ángel Bohórquez Salcedo) la donaron al Ayuntamiento de Ubrique, como se hizo constar expresamente en la última página del libro:

El autor de las Misceláneas nació en Arcos el 17 de julio de 1798 (no en 1799 como afirma Fray Sebastián en el capítulo 26 de su Historia de la Villa de Ubrique, dedicado íntegramente a Aragón Macías). Fue un personaje extraordinario. A pesar de haber nacido en cuna de cierto abolengo, parece ser que era muy humilde.

En 1815 lo encontramos estudiando Derecho en GranadaDespués se estableció en Ubrique, donde ejerció de abogado y dio clases de latín, faceta esta en la que destacó extraordinariamente (llegó a escribir una égloga a Cristina de Borbón empleando solo palabras latinas que empiezan por C, ¡605 en total!), lo que denota un espíritu concienzudo.

Parece que fue un buen abogado y que, aunque en los pleitos estuvieran en juego grandes caudales, su minuta era siempre proporcional al tiempo que les dedicaba, y no a la importancia del pleito. Cuenta Fray Sebastián que fue llamado desde Arcos para dirimir una enconado litigio sobre una jugosa herencia indiana. El hombre se fue para allá con su vestimenta de paño, sombrero de queso y alforjas y resolvió el asunto con gran elegancia y sabiduría. Cuando le preguntaron qué se le debía contestó sencillamente: “Tantos días, a dos pesetas… tantas pesetas”.

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Murió en Ubrique el 21 de mayo de 1867 y fue enterrado en ese pueblo, donde no existe ninguna lápida conmemorativa que lo homenajee. Aunque durante un tiempo tuvo una calle, luego se la quitaron.

Las Misceláneas son una recopilación incompleta de capellanías y genealogías de muchas familias de Ubrique, así como de documentos que han servido para recuperar gran parte de la historia del pueblo, “quemada” por los franceses. Fray Sebastián transcribió en su Historia de la Villa de Ubrique algunas de estas genealogías.

Dedicó una oda al guerrillero de la Guerra de la Independencia (después partidario realista) el coronel de Caballería Pedro Zaldívar. Y otra al presbítero Francisco Guerrero Morales cuando este cantó su primera misa.


Vivió en Ubrique desde 1820 con su madre viuda y sus hermanos, solteros

Manuel Zaldívar Romero, después de rastrear algunos padrones municipales (Archivo Histórico Municipal de Ubrique) entre 1823 y 1867 me proporcionó una valiosísima información adicional sobre este personaje. Como resumen indicaré que vino a Ubrique procedente de Arcos en 1820 (con 22 años de edad aproximadamente), que vivió siempre en la calle San Sebastián (número 13 o 15), con su madre viuda (la cual al parecer era natural de Ubique), y dos hermanos y una hermana, todos los cuales, Rafael incluido, eran solteros.

1823

En el padrón de 1823 figura un asiento del que muestro este fragmento:

De ese padrón se sabe que aquel año de 1823 vivían en la misma casa de la calle San Sebastián la madre, Juana Macías y Carrasco, viuda de 56 años y de “patria” Ubrique, y sus hijos Rafael, de 25 años, y Juana Aragón Macías, de 15. La “patria” de Rafael es confusa, pues al mismo tiempo se escribe “idem” (refiriéndose a la de la madre, Ubrique) y “Arcos”. A su hermana, cuya inscripción figura bajo la de Rafael, le ponen simplemente “ídem”. De nuestro personaje se dan otros datos interesantes: que llevaba residiendo en Ubrique cuatro años, que estaba “Sortº” (soltero) y que era “fiel de fecho de Argar” [sic], es decir, escribano o revisor de cuentas de la cercana población de Algar.

1831

En el padrón de 1831 aparecen dos hermanos más viviendo en la casa: Joaquín, de 28 años, y Antonio, de 25. En la casilla de la profesión de ambos parece leerse “Jornº” (¿jornalero?). Se vuelve a indicar que la madre, Juana Macías, era de Ubrique. Probablemente esto explica que la familia se trasladara a este pueblo desde Arcos; es posible que al quedar ella viuda volviera a su pueblo natal. Ese año de 1831 ella había cumplido los 63 años.

Rafael, que declaraba como profesión “maestro de latín”, tenía entonces 33 años, lo que es acorde con el dato conocido de su fecha de nacimiento (1798). Se dice que era natural de Ubrique y que vivía en la población “desde su nacimiento”, lo mismo que sus hermanos, lo cual parece un error flagrante, pero ya hemos visto que los errores abundaban en los padrones de la época…

Otro posible error es que se diga que Juana tenía 19 años en 1831. Eso significaría que tenía 14 menos que Rafael. ¿Cómo es posible, si en el censo de 1823 tenía 10 menos que su hermano? En el padrón de 1847 aún hay más diferencia.

1847

Del patrón de 1847 se deduce que la madre ya había muerto y que ocupaban la casa de la calle San Sebastián los cuatro hermanos, todos solteros. De Rafael se dice que tenía entonces 50 años, si bien la cifra ha sido corregida, como si la persona que dio la información no la tuviera clara. (Primero parece que se escribió 30.) En realidad, es de suponer que entonces tenía 49. De su hermano Joaquín se dice que tenía 48; esto supone una diferencia entre ambos de 1 o 2 años, lo que no concuerda con el padrón de 1831, en el que la diferencia era de 5 años. De Antonio se dice que tiene 46 (3 menos que Rafael; en 1831 se decía que tenía 8 menos). Y Juana supuestamente tenía 34, es decir, 15 o 16 menos que Rafael. Para colmo, el agente que hizo las inscripciones también corrigió la edad de Juana. El primer número que escribió parece que empieza por 2. ¿Tuvo ella la tentación de quitarse años?

1858

En el padrón de 1858 aparecen tres hermanos viviendo en la casa de San Sebastián, cuyo número se indica claramente: 13. Son RafaelJoaquín y Juana. Esto no significa que Antonio hubiera muerto, ya que sí está inscrito en el padrón de 1867.  De nuestro personaje se dice que era hacendado, mientras que Joaquín era “de campo”. En este caso se indica que la “naturaleza” de los tres era Arcos. Y figura también un detalle importante: el año desde el que Rafael estaba viviendo en Ubrique: 1820. También aparece su firma autógrafa, que es la que encabeza este artículo (obsérvese cómo enlaza la e con la g).

1867

Rafael de Aragón Macías murió en 1867, pero aún estaba vivo cuando se redactó el padrón de ese año. La casa familiar era entonces la número 15 de la calle San Sebastián.

Hay una interesante novedad: no figura Juana, y en cambio sí otra hermana mayor que todos ellos y viuda; es María, de 70 años. Es de suponer que se fue a vivir con sus hermanos cuando enviudó. En la “naturaleza” de los cuatro figura “Ubrique”. Probablemente, después de casi cinco décadas en el pueblo a ningún agente censal se le ocurriría pensar siquiera que pudieran ser de otro sitio…


Antonio Aragón Macías

De Antonio ha quedado memoria histórica. Trabajaba en El Bosque como guarda de la Casa Ducal de Osuna y, sensibilizado con la situación de penuria funeraria de esta pequeña población, costeó las obras necesarias para dotar al pueblo de un camposanto digno y al tiempo reformar su ermita. En agradecimiento, el Ayuntamiento bosqueño acordó rotular con su nombre la calle en la que vivió. Sobre el arco de entrada del camposanto se colocó esta inscripción:

Reedificados esta ermita y cementerio en virtud de donación hecha por D. Antonio Macías Aragón vecino que fue de la Villa de Ubrique.


Las Misceláneas de Aragón Macías

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