Entre septiembre y octubre de 1932 hizo un viaje de estudios a la Sierra de Cádiz el etnolingüista alemán Wilhelm Giese, un profesor de la Universidad de Hamburgo, doctor en Filología, que siempre estuvo muy interesado en las lenguas y costumbres españolas. Los resultados de su investigación los publicó en 1937 bajo el título Nordost-Cádiz. Ein Kulturwissenschaftlicher Beitrag zur Erforschung Andalusiens (Nordeste de Cádiz. Una aportación científico-cultural para la investigación de Andalucía) en la revista Zeitschrift für Romanische Philologie.
Seis décadas más tarde (en 1996) esta obra, tan esclarecedora de nuestras raíces, fue traducida al español por Manuel Rivas Zancarrón (Universidad de Cádiz) con el título de Sierra y campiña de Cádiz. Una contribución histórica a la investigación en Andalucía.

El libro expone científicamente diversos aspectos etnológicos, geográficos, culturales y lingüísticos del territorio delimitado al oeste por Arcos de la Frontera, al este por Ronda, al norte por Puerto Serrano y Olvera y al sur por Ubrique.

En el capítulo I, Giese describe a Ubrique así:
La más reciente de todas las ciudades mencionadas hasta ahora [Grazalema, Villaluenga y Benaocaz] es, con diferencia, Ubrique, incrustada en el cono del Valle (6.495 h.), que se encuentra tan solo a 336 m. sobre el nivel del mar. Su posición le permite expandirse proporcionalmente en todas direcciones. Por esta razón, la disposición de las calles es, al mismo tiempo, simétrica.
La arteria principal divide el lugar en dirección norte-sur, acotando la plaza en el centro; las callejuelas parten de ésta de forma regular. Sin embargo, en el ángulo superior, no faltan calles que se le adhieren y cuya situación viene determinada por las condiciones del terreno; solo unas pocas de carácter secundario alcanzan el grado de desnivel característico tanto de las calles de Grazalema como de los callejones de Benaocaz.
Cuanto más nos alejemos del centro de la ciudad menos perfecta se nos presenta la alineación de las casas. El carácter de urbe reciente se manifiesta marcadamente en los comercios de las calles principales, que son los típicos de una ciudad pequeña, y que ofrecen un claro contraste con las escasas tiendecitas de Grazalema. Estos resaltan la importancia de Ubrique como centro del comercio regional entre los lugares y fincas que le rodean.

Más adelante, el filólogo alemán da su opinión sobre el origen del topónimo Ubrique. Para Giese no hay duda: deriva del latín uber (fértil):
[…] como romano considero también el nombre de Ubrique (50), posiblemente de UBER (con el significado de tierra fértil (51)): hay que tener en cuenta que el entorno de Ubrique es muy fructífero en comparación con la parte de la sierra que se adhiere por el este; *UBRICUS sería, pues, el habitante de este trozo de tierra. El nombre de la ciudad se haría derivar del patronímico *UBRICI. La terminación en -ique en vez de la esperada en iz podría aclararse porque -ICI hubiese dado -IKE en árabe y hubiese sido mantenida por ellos (52).”
Y en tres notas a pie de página dice:
(50) BERNALDEZ muestra Obrique (Historia de los Reyes Católicos Don Fernando y Doña Isabel, Biblioteca de Autores Españoles LXX, p. 69). Según ROMERO DE TORRES (Provincia de Cádiz, Madrid, 1934) el lugar se llamó en época romana Ocurri.
(51) No creo en su procedencia de UBER con el significado Ubre > sinuosidad, ya que también podría haberse esperado SINUS.
(52) Cf. portugués Ourique < AURICI, Maniqui < MANICI (entre otros) (…).
La hipótesis es sugerente y su argumentación convincente, pero Giese no acertó, ya que, como he explicado en otra parte, el nombre de Ubrique deriva de Obili, transformado por los andalusíes en Obilique.

El libro de Wilhelm Giese es una obra imprescindible en nuestras bibliotecas porque revela aspectos insólitos u olvidados de las artes y costumbres de nuestros antepasados. Como ejemplo, detalla minuciosamente las técnicas de fabricación de mantas en los telares de Grazalema en los años 30.

Giese estuvo en Ubrique precisamente durante la feria, que se extendía, según indica, del 14 al 17 de septiembre. De la descripción que hizo de la feria la he escrito aquí:

¿Cómo llegaría Giese a Ubrique?
No sé si Giese llegaría a Ubrique en automóvil propio o en autobús. Estas eran algunas de las posibilidades de viaje según la Guía de Turismo de Cádiz y su Provincia de 1934.
Automóvil desde Jerez
Si decidió venir en automóvil desde Jerez tenía que seguir estas indicaciones:
Comienza [el recorrido] a la salida de la calle Arcos (Jerez). Kilómetro 21: A la derecha, ramal de 7 kilómetros a la Junta de los Ríos.— Kl. 31: Arcos de la Frontera. A la derecha, carretera de Arcos a Vejer. Por la entrada del pueblo, a la derecha también, carretera de El Bosque, y después de atravesar el Río Guadalete, y a la derecha también, camino vecinal a Algar.—Kl. 45: Bornos.—Kl. 52: Puente destruido sobre el Guadalete. Se puede vadear casi todo el año. Unión a la izquierda con la carretera a la Estación de Las Cabezas, en su kilómetro 55.— Kl. 55: Villamartín. Parte a la derecha la carretera para Ubrique […].
Guía de Turismo de Cádiz y su Provincia, 1934.
Esta carretera era la de las Cabezas de San Juan a Ubrique, que tenía los siguientes hitos hasta Ubrique:
[…] Kl. 43: Santuario de Nuestra Señora de las Montañas.— Kl. 48: Prado del Rey.- Kl. 53: A la derecha, carretera de Arcos. — Kl. 54: El Bosque. — Kl. 73: Ubrique.
Guía de Turismo de Cádiz y su Provincia, 1934.
En total, la distancia de Jerez a Ubrique por carretera era de unos 92 km (ahora son 79). Si hubiera venido desde Cádiz habría tenido que recorrer 148 kilómetros (ahora son 110).
Autobús
Si fue esto último y vino desde Jerez, tuvo estas opciones:

Al menos, era el horario que regía en 1934 según la Revista del Ateneo de Jerez número 68, de abril-septiembre de 1934. Había solo dos servicios y el primero salía de Ubrique a las 4:30 de la madrugada, único modo de llegar a Jerez a buena hora para hacer trámites.

Datos prácticos: fondas
Según la mencionada Guía de Turismo de Cádiz y su Provincia 1934, si hubiese tenido que pernoctar en la localidad habría dispuesto de dos establecimientos: la Fonda del Comercio y la Fonda Los Pilares.
Una de ellas parece que estaba en la calle Toledo, 37. Así se deduce de la consulta del padrón de Ubrique de 1935 (que se conserva en el Archivo Municipal) por Manuel Zaldívar Romero. En dicho padrón encontramos en una pensión situada en esa calle y número a miembros de lo que probablemente era una compañía de la legua. Entre los hospedados estaban Manuel Martínez Sierra, de 34 años de edad, natural y vecino de Lora del Río (Sevilla), y Camilo Morales Ruiz, de 30 o 36 años –la segunda cifra no se distingue bien–, de Sanlúcar, casado probablemente con la también huésped Petra Vidal Guavino, de 38, natural de Elda (Alicante), residentes ambos en Cádiz.
Bancos
Si hubiera necesitado hacer alguna operación bancaria, disponía de dos bancos: el Español de Crédito –fundado en 1902–, que fue la primera entidad bancaria importante que se instaló en el pueblo, y el de la «Viuda de Rafel Cobeñas«. La siguiente imagen es un asiento emitido en 1942 por la sucursal del Español de Crédito en Ubrique:
Me llaman la atención dos detalles. Obsérvese en la siguiente ampliación que, en la cabecera, el empleado tenía que tener la paciencia de sobrescribir en cada documento de estos un «2» sobre el valor del capital social de la entidad, que se habría duplicado en algún momento pero no era cuestión de tirar los impresos antiguos por eso:
El otro es el exquisito tratamiento dado al cliente:
(es decir, Somos de usted afectísimos seguros servidores que besan su mano).
Para terminar, en la mencionada Guía del turismo en Cádiz y su provincia de 1934, página 89, aparece esta anuncio de la empresa marroquinería de Ubrique de Diego León Arenas:
Le pudo venir bien a Giese si quiso llevarse un recuerdo práctico de Ubrique.
Más datos sobre Ubrique en 1932 se pueden encontrar aquí.






