En la Biblioteca Nacional y en otros archivos se conserva el libro-atlas Les delices de l’Espagne & du Portugal, de Juan Álvarez de Colmenar y Pieter van der Aa (Leiden, 1707). En dicha obra figuran grabados de muchas poblaciones españolas, entre los que queremos destacar y comentar uno de Setenil de las Bodegas que en realidad está inspirado en otro compuesto en 1564 y del que hablamos más abajo. Las imágenes que reproducimos nos muestran, pues, cómo era este pintoresco e insólito pueblo de la Sierra de Cádiz hace 450 años, es decir, unos 80 más tarde de que fuera conquistado a los moros por los mismísimos Reyes Católicos.
En el grabado se aprecia muy bien lo que era la antigua Villa, núcleo principal de Setenil, con su torre del homenaje nazarí y la iglesia que fue mezquita, asentadas ambas edificaciones sobre un cerro cuyo talle lo ciñe el río Guadalporcún.

La vista se puede comparar con estas, actuales:



El arco de entrada a la Villa se puede ver en el centro de la siguiente ampliación. A su izquierda se observa una edificación alargada que da la impresión de que aprovecha parte del recinto amurallado:

En uno de los arrabales se perfila una torre, quizá de una iglesia:

Y en primer plano vemos una escena de pastoreo de cabras con cornamentas bien prominentes:

Un grabado 150 años más antiguo
Como decía más arriba, el grabado anterior está claramente inspirado en otro realizado en torno a 1564 por el pintor flamenco Joris Hoefnagel que se publicó en el tercer volumen de la obra Civitates Orbis Terrarum, aparecida en 1575. (Constaba de 6 volúmenes en total y apareció como complemento del atlas del mundo Theatrum Orbis Terrarum, de Abraham Ortelius (1570). El grabado lo he tomado de una edición del Civitates de 1581 que se conserva en el Instituto Cartográfico de Cataluña. La imagen de Setenil aparece en una hoja de 44 x 56 cm junto a otra de Lebrija.)

Como el documento citado es de gran calidad, nos permite reproducir ampliaciones y ver detalles muy interesantes. Por ejemplo, se observa perfectamente el daño que causaron en la torre principal de la fortaleza nazarí y sus murallas los proyectiles de piedra o de hierro colado que lanzaron las bombardas cristianas contra la Villa desde la colina de enfrente (precisamente desde donde se pintó la imagen) durante medio mes de asedio, destrozos que, según evidencia el grabado, 80 años más tarde no habían sido reparados.

Obsérvese a la izquierda el arco de entrada a la Villa, que amplío seguidamente y cuyo estado en 1907 se captó en la foto que figura más abajo, tomada con permiso del blog Aznalmara. Imágenes de la Sierra de Cádiz:


El grabado de Hoefnagel testifica que en aquella época ya existían las famosas casas “troglodíticas” de Setenil. En la siguiente imagen se pueden ver algunas “cuevas de la Sombra”:

Y en las dos siguientes, unas chimeneas de las que salen humos delatan la existencia de estas casas-cueva también fuera del casco urbano. (¿Estarían cocinando unas gachas o se estarían calentando? Lo segundo parece plausible, ya que a juzgar por lo caudaloso del Guadalporcún Joris Hoefnagel pintó a Setenil en una estación del año que no era el verano.)



Es interesante comparar la fisonomía de la Villa en el último tercio del siglo XVI con su estado en 1907, lo que vamos a poder hacer gracias a una ampliación del grabado y a una fotografía tomada también del blog Aznalmara. Imágenes de la Sierra de Cádiz:


Parece obvio que hace cuatro siglos y medio existía un mayor apiñamiento de casas en los alrededores de la fortaleza, bajo su amparo.
Se observa claramente el cambio experimentado por la iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación, que fue mezquita con los moros y que consta de dos partes bien diferenciadas y edificadas en distintos momentos. Las dos imágenes siguientes nos permiten comprobar en qué consistió la ampliación:


Un edificio alargado al que me refería antes se ve muy bien en esta ampliación:

En un nivel superior al de la calle de subida al recinto se observa lo que podría ser un molino hidráulico, con una era a su costado:

Ya existía en aquella época una calle escalonada para bajar al río desde la Villa:

En el extremo inferior izquierdo del grabado se señala el camino a Málaga:

Finalmente, el autor firma su obra bajo una escena de un pastor que trata de de poner paz en su grey.

En resumen, una valiosísima pieza histórica y patrimonial que nos permite conocer mejor nuestras raíces.
P. S.
Después de publicar este artículo he encontrado en la red otros que han tratado este tema antes. Concretamente, hace un mes lo hizo D. Rafael Domínguez Cedeño en su magnífico blog Setenil (historia y numismática). El tratamiento del grabado es parecido al nuestro, fijándose en los detalles, pero, como cada persona lo ve a su manera, nos ha encantado que este autor haya dedicado una atención especial a la fauna y la flora del grabado, asunto del que yo no fui capaz de decir mucho.

