viernes, 19 diciembre 2025

Testimonios del presbítero Simón de Zamora sobre las ruinas romanas de Ocur (1805 y 1823)

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Simón de Zamora fue un presbítero beneficiado y párroco castrense que ejerció su ministerio en Ubrique al menos entre 1795 y 1823, según se deduce de algunos documentos que nos han llegado. Era natural de este pueblo, como ha podido comprobar Manuel Zaldívar en el Archivo Diocesano de Jerez, en cuyo libro de índices de bautismo consta el nacimiento en 1743 de Simón Judas José, hijo de Miguel Zamora e Inés García MonteroZaldívar ha podido comprobar también que Simón de Zamora figura en varios padrones del Archivo Histórico Municipal de Ubrique. Así, en el de 1818 se informa de que vivía en la calle del Perdón, la misma en la que tenía su casa un Miguel Zamora que parece ser su hermano, a juzgar, sobre todo, porque este tenía un hijo llamado Simón. (En el censo de 1823 se indica que su “patria” era Ubrique, pero en el “tiempo de residencia” se anotan 31 años, cuando ya tenía 80 de edad, lo cual, si no se trata de un error, quizá signifique que su ministerio lo ejerció inicialmente fuera de Ubrique, adonde volvería en 1792, precisamente el año en que Juan Vicente Vegazo Montes de Oca compró la parte superior del Salto de la Mora para plantar una viña y hacer búsquedas «arqueológicas»).

Él mismo manifiesta ser de Ubrique en el documento que transcribo más abajo, en el que habla del “honor de nuestra Patria, donde me hallo de Beneficiado único, propio, y de Párroco Castrense de ella”, entendiéndose que con “patria” se refiere a su origen.

En la misma calle del Perdón vivía un Miguel Zamora que tenía un hijo llamado Simón, lo que hace pensar que Miguel y el cura eran hermanos. El presbítero Simón de Zamora ya no aparece en el padrón de 1830.

En cualquier caso, cuando se empezaron a desenterrar los vestigios romanos del Salto de la Mora (la antigua ciudad de Ocur) contaría con 50 años de edad.

* * *

El 28 de abril de 1805 Simón de Zamora envió una carta al que era entonces secretario de la Real Academia de la HistoriaJoaquín Juan de Flores La Barrera, para informarle de los descubrimientos hechos la década anterior. Acompañaba la lectura y traducción de las dos inscripciones aparecidas, hechas, según el presbítero, por un académico y militar (Domingo Traggia, marqués del Palacio) que estuvo viendo los epígrafes a su paso por Ubrique al frente de su compañía de húsares (esta visita fue el 8 de marzo de 1801).  Esta carta fue leída en junta ordinaria de la Academia del 10 de mayo de 1805.

Transcribo a continuación la misiva y el documento con las lecturas de las lápidas, conservados ambos en la Real Academia de la Historia (manuscritos CAIGR/9/3939/05(3) y CAIGR/9/3939/05(4)). La expresión y la ortografía son correctas en general; se nota que el cura tenía estudios. De todos modos, he adaptado el lenguaje y la puntuación a la norma actual (excepto en la parte de la lectura de las lápidas).


Muy Señor Mío:

Por lo que pueda merecer a la Historia, al lustre de la Nación, a la curiosidad y estudio de los eruditos y al honor de nuestra Patria, donde me hallo de Beneficiado único, propio, y de Párroco Castrense de ella, tengo la  satisfacción de incluir a usted, como Secretario de la Historia, las dos adjuntas inscripciones, cuyas lapidas subsisten en el sitio de su descubrimiento y fueron descubiertas con motivo del plantío de viñas que hizo en 1795 Don Juan Vicente Vegazo, de esta vecindad, dueño del terreno que dista un cuarto de legua algo largo o de media [?] y se sitúa en lo alto de la Sierra de Benafelis. Se han leído, y visto, por muchos de esta y forasteros, y entre estos tuve el honor de acompañar al Sr. Marqués del Palacio, su traductor, sujeto que reputo de toda instrucción por la que tenía o adquirió siendo Gobernador de Cervera, donde hizo, según me relacionó, varios descubrimientos de anticuario.

Vivo en un pueblo de campo y de industria donde los libros así de historia como de antigüedades no los hay, ni son fáciles de adquirir, por cuya razón nada se puede adelantar como en esa Corte donde abundan los libros, la erudición y la afición a las antigüedades.

Sí creo que Ocurri o la república Ocurritana era población grande ya por la distancia y longitud hasta donde dicen se hallan vestigios de casas, como por la dedicación de las estatuas, lo que no se hace con pueblos pequeños y sí solo en ciudades populosas, como por el nombramiento de sus emperadores por procuradores de su República. Y de aquí infiero que si hasta los 200 años aún no cumplidos de la venida de Cristo Señor Nuestro ya era pueblo de consideración, se debe suponer fundación antiquísima de romanos y tal vez de fenicios.

Se encontraron en la plantación y excavación algunas monedas de cobre, no se si alguna de plata, pero ni las adquirí, ni vi, y aquellas con busto de emperadores y de armas o significados de ciudades como eran de atunes de que se batió por Cádiz y Abdera o Adra monedas.

Celebraré llenar por esta el gusto, curiosidad de usted y de los eruditos, y si después y al recibo de esta merezco le haya sido de complacencia por todo lo relacionado, será para mi de la mayor satisfacción que lograré en los preceptos de usted cuya vida guarde Dios muchos años.

Ubrique, 28 de abril de 1805

Besa la mano de usted su atento seguro servidor y capellán Simón de Zamora.

Sr.Don Joaquín Juan de Flores.


Las inscripciones en honor de Antonino Pío (142 d. C.) y de Cómodo (c. 186 d. C.) según las leyó y tradujo Domingo Traggia


Imperatori Caesari, Divi Hadriani filio, divi Trajani Parentis Nepoti, divi Nervæ Pronepoti: Pio Hadriano, Antonino Augusto Pío Pontifici Maximo, Populi Romani Potestate Urbis Consuli, 3° Populi Procuratori Publico Ocurritanorum, decreto Decurionum dedicavit, aut dono dedit.
1ª Traduccion.
Al Emperador Cesar, hijo del divo Adriano, Nieto del Divino Trajano, visnieto del Divino Nerva. Al Pio Adriano Antonino Augusto Pio, Pontifice Máximo, Consul de Roma, por la potestad del Pueblo Romano, 3° Procurador Publico del Pueblo Ocurritano, en fuerza de decreto de los Decuriones se dedica.



Imperatori Caesari Marco Aurelio Commodo Antonino Augusro Pio feliciter sarmatarum Magistro, Pontifici Maximo tribuno Peblis. 4° Imperatori X Consuli Vrbis, Procuraroris Publico Rei Publice ocurriranorum Decreto Decurionum dedicavit aut dono dedit.

A! Emperador Cesar Marco Aure!io Commodo, Antonino Augusto Pío, felizmte. Maestro de !os Sármatas, Pontifice Maximo 4° Tribuno de la Plebe, Emperador X, Consul de Roma, Procurador Publico de la Republica de los Ocurrítanos, en fuerza del decreto de los Decuriones se dedica.

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Las leyó y tradujo el marqués del Palacio, brigadier, coronel del Regimiento de Húsares Españoles 6º de Caballería, quien vio igualmente las lápidas y obras donde se encontraron. Se descubrieron en 1795 en la Sierra de Benafelís vulgo Benalfís, a distancia de media legua escasísima de Ubrique casi al entre poniente y norte de esta villa, que lo es del partido y dista cinco leguas de Ronda. Dichas inscripciones están en unos pedestales como de cinco tercias de alto, una escrita en letra latina (que así se dice) y la otra en la letra cursiva, casi integras todas sus letras.

Se halló un busto que se conserva, sin cabeza, de mármol, y parece ser de Aurelio porque se dice traía por vestido una piel de león y se le conoce la garra en el talón del pie izquierdo. Otro busto de mármol sin cabeza, ni pies ni piernas y parece ser de Cleopatra, pues tiene cuatro o seis áspides en el pecho al cuello. Se encuentran en los dichos pedestales, columnas, capiteles, losas muy grandes, mas son de piedra, berroqueña y como de panalejo.

Lo referido está situado en lo alto de una sierra ya mencionada, hay en ella varios aljibes y sin duda en ella, que sería como fortaleza –de los romanos y puede que de fenicios su fundación– dedicaron templos, triunfo, etcétera. Se hallan infinitos vestigios de tejas, ladrillos romanos, paredes y aun entrada como de murallas, y a tiro de piedra de esta, una que estos naturales llaman Mezquita, mas sin duda fue baño, y permanece casi íntegra; es de piedra de cantería y argamasón. Dicen se encuentran, a la falda y a larga distancia siguen, vestigios de casas que denotan haber habido población grande.

Dicho Señor marqués vio todo lo referido.

Esta villa de 1400 vecinos es del Ducado de Arcos que posee la Excelentísima Señora Duquesa de Osuna; el tío que tenían o tienen los hijos de dichos señores tiene noticias que le han comunicado los Corregidores de esta villa.


Agradecimiento de la Academia

La Real Academia de la Historia acusó recibo y agradeció a Simón de Zamora la información remitida mediante esta nota:

Se lee:

Muy señor mío:
He hecho presente a la Real Academia de la Historia la carta de usted de 28 de abril próximo y la copia de las inscripciones que incluye en la misma; y aunque este Real Cuerpo ha adquirido por diferentes manos otras copias sacadas con la posible exactitud mucho tiempo hace, ha acordado dé a usted en su nombre las debidas gracias por su buen celo.
Dios guarde a Usted muchos años.
Madrid, 14 de mayo de 1805.
Sr. D. Simón de Zamora (Ubrique) – Por Osuna.


Otra escrito de Simón de Zamora

Se conserva otra documento de Simón de Zamora titulado Descripción de la Villa de Ubrique en el que el presbítero habla de nuevo de las ruinas del Salto de la Mora. Está escrito dos décadas más tarde, cuando el cura tenía 80 años (25 de febrero de 1823). Una copia está en el Archivo Histórico Municipal de Ubrique. La publicó el arqueólogo Luis Javier Guerrero Misa en el número 5 de la revista Papeles de Historia 5 (2006) 34-58. En ella se lee que “Se leyeron estas lápidas en 21 de febrero de 1795, en que se descubrieron dos pedestales en que se leen estas inscripciones […] El marqués de Palacios, teniente coronel de Húsares, al pasar Ubrique hizo la traducción de dichas inscripciones”. 

(Como dije más arriba, la visita a Ubrique del marqués de Palacio fue el 8 de marzo de 1801, según el manuscrito de Juan Marín Reina). Hay que decir que de todas las traducciones que se conocen quizá esta sea la peor.

Este es el escrito completo de Simón de Zamora tal como lo transcribió Guerrero Misa:

Como medio tiro de fusil de este pueblo hay un manantial llamado el Benafí, al pie de una sierra elevada del mismo nombre; y en cuya altura hay una llanura como de 8 a 12 fanegas de tierra. En esta altura hubo un templo o triunfo en que estaban colocadas en pedestales (que son los que tienen las adjuntas inscripciones) las estatuas de alabastro de Marco Aurelio, que no tiene cabeza, brazos ni pierna derechos; y en el talón de la hizquierda tiene la garra del león, cuya piel le servía de capa. La de Cleopatra están sin cabeza, brazos ni piernas, y manifiesta en su pecho los áspides.

Mirando al norte se hallan unos baños de zillería y algamasa que estaban encubiertos; la longitud de su fondo será como de 6 a 8 varas y su latitud como de 5 a 6. En sus gruesas paredes hay como dos cuebas, en donde se enjugarían los que salían del baño, éste se situaba dentro del edificio, formando un círculo cuyo fondo terminaba en punta de limón o un perfecto cono y con graderías pequeñas para bajar a bañarse. El agua bendría a ellos del nacimiento de Benaocaz, ya por cañerías o por depósitos de alxive, que en el día se descubren y otros que están terraplenados y no se descubrieron al plantarse las viñas que ocupan este terreno”.

Hay en su término tres castillos de moros, uno en el pago de Tabisna, denominado Asnalmara; otro llamado Fátima, y otro las casas de Garciago, que antigua mente se llamó Aljecirillas. A distancia de dos tiros de fusil de este poblado hay un pago de olivares y viñas nominado Pago Dulce, donde se hallan de continuo monedas de plata y de cobre; las primeras con el busto o inscripciones de Nerva Trajano, Pontífice Máximo; las de cobre llevan dos atunes inversos.

Ubrique, 25 de febrero de 1823. Simón de Zamora, Presbítero Beneficiado.

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