Se llama gitón a un objeto que es similar a una moneda oficial, pero que no lo es, aunque dentro de algunos círculos privados se le puede dar valor monetario. Es algo análogo a los vales que se pueden usar para canjearlos por mercaderías a pesar de que no son billetes de curso legal.
A los gitones a veces también se les ha denominado fichas, como aquellas que antiguamente permitían hacer llamadas en cabinas telefónicas o, actualmente, abrir cajas de consignas de equipajes. También podrían considerase gitones las fichas de los casinos.
Antiguamente había fichas que se usaban para contar y a ellas también se las engloba dentro de la familia de los gitones, como asimismo a las fichas de los siglos XVI a XVIII que conmemoraban hechos de clubes o sociedades o que servían para certificar la pertenencia de un individuo a un grupo
Los numismáticos consideran los gitones como parte de sus objetos de estudio. Algunos gitones han sido emitidos con finalidad publicitaria, y entre ellos están estos tan curiosos de La Villa de Ubrique que presento. Según Xavier Sanahuja Anguera (Gitons publicitaris a Catalunya, 1850-1939). Los creó el catalán Ramon Perelló, que era dueño de un establecimiento de marroquinería en la calle del Pi de Barcelona al menos desde 1916. Gustaba de promocionar su comercio así: «Medio Barcelona compra en la casa Perelló; el otro medio no compra bien».
Perelló produjo muchos y variados gitones, y probablemente durante bastantes años. Suelen ser de aluminio y algunos se sabe que los acuñó la casa Serrano de Bilbao en 1914. Se encentran emisiones con texto en castellano y otras en catalán. Los hay que llevan un número de teléfono de cinco cifras, por lo que son posteriores al 16 de septiembre de 1928, fecha en la que entró en funcionamiento el servicio de telefonía automática en Barcelona. Muchas piezas fueron fabricadas durante el reinado de Alfonso XIII (antes de 1931), y por eso el busto de este aparece en las caras.
En 1921, Casa Perelló tenía una sucursal en la calle Petritxol, 17, que bautizó con el nombre de “La Villa de Ubrique”.

La sucursal parece que estuvo abierta al menos entre 1921 y 1926. Después ocupó el local un francés, M. P. Gilbergiens, de Calais, que abrió allí el establecimiento de ropa de luto «La Mantilla Sevillana». También se emitieron gitones de esta marca (entre 1926 y 1929).

El anverso del gitón dedicado a Ubrique contiene un busto a la izquierda de Alfonso XIII (a la edad de 18 años según la web Botonística) con uniforme militar de cuello alto cerrado y rodeado de la leyenda LA VILLA DE UBRIQUE PETRITXOL 17 BARCELONA. Este anverso es una imitación de las monedas de 1 peseta de Alfonso XIII acuñadas entre 1903 y 1905. En el reverso se lee, alrededor FABRICA · DE · MALETAS · CINTURONES · PETACAS ·, y en el campo, en dos líneas: ·CARTERAS· / ·MONEDEROS· , leyenda adornada con los símbolos ✧ ✿ ✧ arriba y abajo.
Se hicieron varias emisiones, pero todas eran de aluminio y pesaban en torno a 1 g. Solo variaban en el cuño. Probablemente estos productos los ofrecía una empresa a las casas comerciales, ya que encontramos otros gitones similares pero con publicidad diferente, como este que servía para anunciar chocolates:

La emisión de gitones con el nombre de Ubrique es una prueba fidedigna de que hace 100 años este nombre era sinónimo de prestigio marroquinero. El industrial radicado en Ubrique Emilio Santamaría llegó a tener tienda en Barcelona, al menos en dos localizaciones, la calle Muntaner y la calle Ferran. En la Ciudad Condal, las petacas de Ubrique gozaban de gran reputación. Se lee en La Vanguardia del 6 de agosto de 1914 que el Salud Sport Club iba a organizar un gran concurso de tiro al blanco y que el tercer premio sería «una petaca ubrique».

