viernes, 19 diciembre 2025

Obili / Obilique: el origen del nombre de Ubrique

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Ubrique | 2. Jubrique, Ourique, Urique | 3. Confusiones | 4. Discusión | 5. Conclusiones | 6. Bibliografía y notas

En este trabajo presento los dos vocablos más antiguos que he encontrado en fuentes documentales referidos al nombre de Ubrique. Se trata de Obili, que aparece en la Crónica de Juan II (1434), y Ovilique (Obilique concordaría más con la urtografía actual) que se encuentra en un romance fronterizo probablemente de la misma época. Propongo distintas hipótesis sobre el origen de estas voces, como la palabra latina ovile (majada, redil), algún término prerromano relacionado con “agua” (*obili) o algún patronímico latino o visigótico. Documento la cadena etimológica que lleva de Obili/Ovilique a Ubrique. Por otro lado, considero las propuestas hechas por otros autores para Ubrique (como la del etnónimo Warica) y para topónimos semejantes como el portugués Ourique y los malagueños Hurique/Urique y Jubrique. La etimología comúnmente aceptada de esta última localidad la analizo críticamente.

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1. Ubrique

Empezaré diciendo dónde aparecen las referencias más antiguas al nombre de Ubrique y presentaré documentos que acreditan la evolución de las voces Obili y Ovilique hasta llegar a Ubrique. Después comentaré otras hipótesis hechas anteriormente por varios autores sobre el topónimo.

1.1. Obili / Ovili / Ovilique

En la Crónica de Juan II [1], en el capítulo CCLI, referido a los hechos del año 1434, se narra someramente la severa derrota que el capitán Mayor de la Frontera, en Écija, Gutierre de Sotomayor, maestre de la Orden de Alcántara, sufrió en “dos lugares de los moros que se llamaban el uno Archid y el otro Obili” cuando quiso atacarlos para ganar honra y botín fáciles por suponer que estos lugares estaban desprevenidos e indefensos.

Fray Sebastián de Ubrique, en su Historia de la Villa de Ubrique [2], reprodujo ese pasaje de la Crónica pero, aunque relacionó el lugar de los hechos con Ubrique, en vez de copiar Obili plasmó Obiti, lo que ha despistado a muchos historiadores que han bebido de esa fuente.

No parece haber duda de que la palabra escrita en la primera edición de la Crónica es, efectivamente, Obili, ya que así la reprodujeron los autores más antiguos que se basaron en esa obra [3]. Por ejemplo, lo hizo Esteban de Garibay y Zamalloa en su Compendio Historial, de 1571 [4], o Francisco de Rades en su Crónica de las tres órdenes de caballería de Santiago, Calatrava y Alcántara, de 1572, concretamente en el capítulo 34, dedicado al maestre Gutierre de Sotomayor, dentro de un epígrafe titulado “Guerra de Archid” [5, 6]. Pues bien, este Obili se refiere a Ubrique, como trataré de demostrar en lo que sigue.

Como puede notarse en el pasaje aquí trasladado de la Crónica de Juan II, su autor (Álvar García de Santa María) no da información geográfica que permita localizar a estos Archid y Obili. Hay quienes han creído que Archid se refiere a la localidad malagueña de Archidona y Obili a Villanueva del Rosario, distantes entre sí unos 15 km, quizá siguiendo la opinión que dio al respecto el archidonés Miguel Lafuente Alcántara en 1846 [7] (nótese, por cierto, que escribe Ovili, con «v»):

Obili/Ovili > Ovilique

La identificación de Archid con Archidona no tiene ningún fundamento más allá de la semejanza entre ambos vocablos. Ni tiene ninguna lógica, ya que Archidona, que poseía fortificaciones, no debería de haber sido una presa fácil como sugiere la Crónica. Pero, además, hay una prueba de peso para desestimar esa atribución. Y es que aquel fracasado hecho bélico dejó tal impresión en el imaginario colectivo que fue plasmado en un romance. En él no se emplea la palabra Archid, sino Archite (que era una alquería ubicada en algún lugar entre Benaocaz y Ubrique pero que se despobló no mucho después de la Reconquista y virtualmente desapareció, quedando actualmente solo posibles vestigios [8]). Por otro lado, en el poema tampoco se usa la palabra Obili, pero sí una mucho más valiosa para la investigación etimológica que nos ocupa. Vamos a verlo.

La versión más antigua del romance nos la trajo frey Alonso de Torres y Tapia en su Crónica de la Orden de Alcántara, obra que manuscribió en la primera mitad del siglo XVII pero que no se imprimió hasta 1763, es decir, más de un siglo después [9]. En el tomo II de dicha obra, dentro del capítulo XLI hay un apartado titulado “Guerra de Archid y Ovili” en el que Torres refiere el fiasco del maestre de Alcándara [10]. Aclara que Archid y Ovili son “lugares de la Serranía de Ronda”.

En su texto, unas páginas más adelante, frey Alonso de Torres hace esta aportación fundamental:

« Entre otros papeles que me remitieron de la villa de Morón venía un fragmento de un romance que en aquel tiempo se compuso contando esta empresa del Maestre; pondrele como me lo inviaron ».

Como se ve, el Obili de la Crónica de Juan II se ha transformado en Ovilique.

En 1865, es decir, dos siglos después de que Torres recibiera el romance desde Morón, una nueva publicación impresa reproduce el poema y, en el texto explicativo, identifica Ovilique con Ubrique. Además, actualiza el nombre de Benaocaz y aclara que Archite es “un despoblado y huerta en el término de Benaocaz”. Dicha publicación es la Historia de las órdenes de caballería y de las condecoraciones españolas (tomo 1) [11].

En 1951, el hispanista Sylvanus Morley conoció el romance publicado en el libro de frey Alonso de Torres y lo trasladó a un artículo de la revista Romance Philology [12, 13]. En él destaca que el poema no estaba incluido en ningún Romancero y hace sagaces deducciones sobre la autoría y el momento de la misma a partir del estilo. Así, hace notar que existe una asonancia e-o que es poco común en la literatura de la época de los hechos que se narran, aunque no desconocida. Además, dice que la rima perfecta sostenida (en –era, con una sola excepción: seña) no se encuentra en los romances fronterizos genuinos. Aprecia una estructura de cuarteto (“despite the two odd lines at the end”) y comenta que el uso de este tipo de estrofa es casi desconocido en el siglo XV. Algunas de las fórmulas épicas no le suenan auténticas y el uso de «vos» por «os» le huele a un recurso arcaizante en boga en torno a 1600.

Pero no por estas consideraciones Morley data el romance en el siglo XVII. Muy al contrario, es de la opinión de Torres de que se compuso en los tiempos en que sucedieron los hechos (“1435 or soon after”, dice). “The brisk dialog, the suggestively truncated ending, appear to put it in the same class with Abenámar, Abenámar and Caballeros de Moclín”, que son realmente antiguos. Cree, además, que el poeta no tomó los nombres de lugar de ningún libro, sino que los conocía de primera mano. Opina que el poema sería cantado o recitado durante mucho tiempo (no le sorprende que fuera transmitido oralmente durante bastantes años, poniendo como comparación el Romance del Príncipe Don Juan, que tiene una vida oral mucho más larga) antes de que llegara a alguna persona de cierta cultura y lo adaptara de algún modo (“The pen of some more or less cultured writer seems to have been at work”).

Sea como fuere, lo que es seguro es que el presbítero Luis Gutiérrez de Bonilla (c. 1520-1605) incluyó el romance en una historia de Morón que escribió en algún momento del siglo XVI (hoy desaparecida). Esto se sabe porque así lo afirmó el jurisconsulto moronense Antonio Bohorques Villalón de Auñón (1595-1664) en sus Anales de Morón.

Los Anales de Morón de Bohorques constituyen un ensayo sobre la historia de la localidad sevillana desde sus orígenes escrito con el estilo encomiástico habitual en la historiografía renacentista. La práctica totalidad de la obra fue redactada en 1633. En la versión original de la misma, en el capítulo 14, Bohorques narra la derrota del maestre Gutierre de Sotomayor y a continuación copia el romance, citando como fuente al presbítero Gutiérrez de Bonilla. En el poema trasladado ya no figura la palabra Ovilique, sino Obrique, que es como se llamaba la localidad gaditana en los siglos XVI y parte del XVII (también cambia el nombre Beniozas por Benaocás) [14].

Andando el tiempo, una copia del autógrafo de Bohorques llegó a manos del cura de El Arahal Francisco Gutiérrez Bravo, que a su vez manuscribió otra copia en 1763, la cual fue reproducida en Granada en 1771 en forma, de nuevo, manuscrita [15]. En esta última versión, en el capítulo 15, titulado “Da la Rota de Vbrique”, Bohorques narra la derrota del maestre de Alcántara y dice que “por haverse hallado en esta facción la gente de Morón la escribió con un romance, que se hizo en aquel tiempo, y lo pone Bonilla 1. pte. fol. 47”.

En esta versión del manuscrito de 1771 la palabra Obrique del texto original de 1633 aparece ahora como Vbrique, y en el texto explicativo se lee Ubrique.

Es decir, se deduce que, conforme se va transmitiendo el poema, se va alterando la palabra según el uso común en el tiempo correspondiente [16].

De todo esto, es muy interesante retener que, aunque al parecer la Crónica de Juan II y el romance que estoy comentando son aproximadamente coetáneos, el segundo texto, quizá compuesto por alguien de algún lugar próximo a donde ocurrieron los hechos (alguien de Morón, según Bohorques), usa palabras con sabor hispanomusulmán (Archite, Ovilique), mientras que el primero, redactado por un burgalés (Álvar García de Santa María), emplea vocablos que suenan más “castellanos” (Archid, Obili).

Ovilique > Oblique

Medio siglo más tarde de la derrota del maestre de Alcántara en Archite y Ubrique (en 1434) los cristianos conquistaron definitivamente este y otros pueblos de la Serranía de Villaluenga, cosa que sucedió inmediatamente después de la caída de Ronda (en 1485). Como premio a su decisiva contribución a la conquista, los Reyes Católicos concedieron en 1490 la propiedad de la Serranía de Villaluenga a Rodrigo Ponce de León, II marqués de Cádiz

Poco pudo disfrutar el marqués de Cádiz de su nuevo señoriazgo, ya que murió en 1492. En su testamento a favor de su mujer, Beatriz Pacheco, aparece la palabra Oblique para referirse a Ubrique, como puede comprobarse en esta reproducción que hizo Juan Luis Carriazo Rubio de un fragmento del documento testamentario que se conserva en el Archivo Histórico Nacional (Sección Nobleza, Osuna, leg. 119, n.º 1) [17]:

E porque, commo es notorio, yo soy en muchos cargos a la dicha duquesa mi mujer por sus grandes virtudes e mereçimientos e por el mucho amor e acatamiento que sienpre me ha tenido, e porque asy mismo yo syenpre la amé mucho […], e porque ella, segund quien es, e mi estado e suyo, tenga con qué se proueer todos los días de su vida, quiero e mando e es mi deliberada voluntad que la dicha duquesa mi muger aya e tenga por todo el tienpo e días de su vida, y en tanto que biuiere, las mis villas de Zahara e Pruna e Cardela e Haznalmara, con todos los logares de la Serranía de Villaluenga, que son Villaluenga e Benaocaz e Archite e Oblique e Garçiago e Sagraçalema, con todos sus términos e vasallos e juridiçión e rentas e pechos e derechos, e con todo lo otro que en ellas me perteneçe e perteneçer puede e deue.

No es el único lugar donde se puede encontrar esta forma de designar a Ubrique (Oblique). También la vemos en la Historia de los Reyes Católicos escrita por Andrés Bernáldez entre 1488 (año en que obtuvo el curato de Los Palacios) y 1513, dos años antes de su fallecimiento. Su manuscrito fue copiado por Rodrigo Caro (1573-1647) y finalmente impreso en 1856 bajo la edición de Miguel Lafuente y Alcántara [18], quien al final de la introducción dice: “en la impresión seguiremos la misma ortografía del original”. Pues bien, Bernáldez usa Oblique dos veces, y debió de conocer esa denominación de primera mano porque, según Lafuente, “mantuvo amistosa y franca correspondencia con los personajes más esclarecidos de la época, y singularmente con don Rodrigo Ponce de León, marqués de Cádiz” [19, 20].

 

Oblique > Obrique

La forma Obrique la he encontrado documentada en 1460. Aparece en un acta capitular del Ayuntamiento de Jerez en la que se autoriza a dos vecinos de dicha ciudad

que cada uno de vos podades fazer prendas e represarias en los moros de la Sierra, en especial de la aldea de Obrique, e en qualesquier ganados e bienes e otras cosas suyas que fallaredes e pudieredes aver, fasta en contia de las çiento e çinco cabeças de ganado vacuno que los moros del dicho reyno de Granada vos ovieron levado del fato de las vacas que andavan en el Sotillo, termino desta çibdad, en el mes de mayo del año postrimero que paso.

[118]

Federico Devís Márquez, en su trabajo fundamental Mayorazgo y cambio político [21], cita un documento de 1491 en el que aparece Obrique:

se llama sierra de Villaluenga todo, las villas de Cardela e Asalmara e lugares e alquerías de Benaocas e Archite e Obrique e Villaluenga e Zagraçalema, que están pobladas, e Peñaloxa e Gaydóvar, que están despobladas.

La misma palabra Obrique se encuentra tres veces en las primeras páginas del legajo que contiene el documento de donación de la Serranía de Villaluenga al marqués de Cádiz por los Reyes Católicos, que fue redactado en Jaén en 1490:

Y asimismo aparece en un documento de fundación de un mayorazgo por el marqués en 1492  [21].

La transformación de Oblique a Ubrique (pasando por Obrique, como veremos a continuación) ya al advirtió Francisco Javier Simonet en su obra Descripción del Reino de Granada, publicada en 1860 [119].

Obrique > Ubrique

Ciertamente, Obrique fue la forma preferida durante el siglo XVI, si bien en algunos documentos de esa época ya vemos Vbrique.

En una relación de las propiedades inmobiliarias de los mudéjares de Ubrique sin fecha (posiblemente de 1501) [17, 114], se lee Obrryque, grafía que no debe sorprender pues en el mismo documento se emplea abrryl para referirse al mes de abril.

Varios Obrique se encuentran en un legajo sobre tomas de posesión por los distintos duques de Arcos de las villas de la Serranía de Villaluenga entre 1511 y 1573 [23]:

En cuanto a las apariciones de la forma Vbrique en el siglo XVI, son menos frecuentes, pero existen. Por ejemplo, en unas escrituras otorgadas por las Cuatro Villas que fueron entregadas a García de Arce, paje del II duque de Arcos, por el contador de este, Hernán Ramírez de Cartagena, en 1535 [24]:

El siguiente documento tiene la particularidad de que contiene las dos formas sucesivas de escribir el nombre. Una es la del texto original (Obrique) y la otra es una anotación que ha inscrito otra mano arriba a la izquierda en algún momento posterior. El documento forma parte de un legajo de 1537-40 [25]:

En el Manual de la provincia de Cádiz de Luis de Igartuburu (1847) [26] se afirma esto:

Es llamativa esta opinión del autor (el destacado es mío): “Su nombre actual parece arábigo, pero su creación es mui anterior a la dominación de los moros, si es cierto que este pueblo era el Ocurris de los latinos (…)”.

Ya en el siglo XVIII lo habitual es escribir Vbrique. Así lo vemos en un testamento de 1623 [27]:

Otro ejemplo es la documentación relativa a un pleito mantenido entre el fiscal de la justicia real y el IV duque de Arcos sobre la propiedad de los montes de bellota pertenecientes a las villas de Ubrique, Benaocaz, Grazalema y Villaluenga en 1639 [28]:

No obstante, se sigue manteniendo esporádicamente la forma Obrique, como en una carta de pago a un guarda de los montes de la Serranía de Villaluenga de 1615 [29]:

El nombre de Obrique va dejando palatinamente de usarse, si bien todavía en torno a 1770 lo encontramos en el llamado croquis del Cura de Cortes [30], no se sabe si con intencionalidad arcaizante o porque había quien seguía llamando al pueblo así.

(¿…?) > Obili / Ovili / Ovilique

He establecido una cadena con (aparentemente) todos sus eslabones desde Obili/Ovili/Ovilique a Ubrique. Pero ¿qué origen o significado podrían tener esas palabras antiguas? Para plantear alguna hipótesis conviene primero considerar otras propuestas para la explicación del topónimo y comparar con las etimologías de nombres de lugar parecidos.


1. 2. La hipótesis Warica

En los últimos años ha sido lanzada al aire la propuesta de que el topónimo Ubrique estaría relacionado con el nombre de la tribu beréber de los Warica o Wurica. No son voces que parezcan tener mucha relación con la documentaba Obili, pero comentaré la hipótesis porque resulta sugerente y sí podría aplicarse a otros topónimos semejantes al ubriqueño.

Aparece en 2015 en la tesis doctoral del arqueólogo Luis Iglesias [47], codirigida por Virgilio Martínez Enamorado, profesor de la Universidad de Málaga. Iglesias habla en estos términos del posible origen del nombre de Ubrique: “tal vez tengamos que barajar hipótesis de contenido tribal, recordando la similitud del topónimo con los Warica”. 12 años antes, el profesor Martínez Enamorado proponía el nombre de esta tribu beréber al buscar un origen al topónimo malagueño Benahurique, en las cercanías de Benarrabá, considerándolo derivado de lbn al-Warika y suponiéndolo “un asentamiento de los banu Warika” [48]. Y en 2019, el mismo autor y dos colaboradores [49] extendieron esta posibilidad para Ubrique: “Obrique (actual Ubrique): seguramente, etnónimo que señala un asentamiento de los beréberes Warīka”. Antonio José Ordóñez Frías, otro discípulo de este profesor, ha sugerido idéntica etimología para Hurique [50] dando como referencia bibliográfica la obra Al-Andalus desde la periferia, del mismo Martínez Enamorado [51].

Al parecer, los Warika han dejado huella etimológica en Baleares. Carlos Hernández Gelabert, en su tesis doctoral indica que los topónimos mallorquines Taurixam y Aurixam procederían del beréber Yuriken y “corresponden a las tribus que, en forma arabizada, todavía se denominan Urika o Warica, y que ocupan los valles de estos nombres en las montañas del Atlas cercanas a Marrakech, documentados desde el siglo XI” [52]. Efectivamente, en el Llibre del Repartiment, que es un inventario hecho en 1232 por los conquistadores catalanes para distribuirse las tierras de los indígenas, se mencionan asentamientos cuyos nombres se dice que están claramente relacionados con clanes beréberes y entre ellos los Yuriken [111]. La transformación de Yuriken en Warika sería una arabización [112].

Los beréberes Warica

Durante el medievo, los Warica (o Warika, o Wurika, e incluso Urika, según la fuente) fueron un destacado clan beréber perteneciente a la confederación tribal de los Masmuda. (Había otras dos confederaciones beréberes: la de los Zenata o cenetes y la de los Sanhaya, zeneguíes o cenhegíes). En el siglo XI tenían su centro en la floreciente ciudad de Aġmāt Warīka, en el Alto Atlas (región del Sus, Extremo Magreb o Al-Magrib al-Aqṣà, al sur de Marruecos, separada del Sáhara por la cordillera del Anti-Atlas). Era el más importante enclave beréber del sur de Marruecos y allí residía la aristocracia masmudí. Al parecer estaba gobernada por un emir que posiblemente era cliente de los Omeyas andalusíes [53, 54, 55, 56].

Aġmāt fue invadida en 1058 por los almorávides, un movimiento religioso y político surgido entre los beréberes cenhegíes del Sáhara noroccidental, al sur del río Draa. 12 años más tarde fundaron Marrakech, a unos 30 km de Aġmāt. Dicen que la ciudad la edificó el líder almorávide Yusuf Ibn Tashfin para su esposa, la agmatí Zaynab al-Nafzawiya, una de las mujeres más fascinantes de la historia de Marruecos, que previamente había sido concubina de un jefe warika [57, 58, 59].

Los almorávides fueron avanzando hacia el norte y llegaron a la península ibérica en 1086, iniciando así un largo periodo de dominio beréber en Al-Ándalus, ya que tras los almorávides llegaron los almohades (masmudíes) y los benimerines (cenetes), hegemonías separadas por interregnos taifas.


Imagen del valle del río Urica.

No es de extrañar que muchos beréberes del Rif o el Alto Atlas que atravesaron el Estrecho a partir del siglo XI se quedaran en la Serranía de Ronda. El paisaje y sus recursos naturales eran muy parecidos a los de sus tierras [69]. En el Alto Atlas hay parajes de gran belleza, lo que ha propiciado que hoy día la región de los Wurika concite el interés de muchos turistas que viajan a Marruecos, especialmente el valle del río Ourika (transliteración francesa de una voz que en español debería ser Urica, o al menos es la que emplea la Enciclopedia Espasa). Por lo tanto, independientemente de que el nombre de Ubrique proceda o no de los banū Warīka, es muy probable que grupos de esta tribu se establecieran en la localidad durante la dominación musulmana. Ahora bien, ¿generaría su etnónimo el topónimo del pueblo? Vamos a considerarlo.

Apellidos beréberes en el Ubrique medieval

Como dije antes, existe una lista de nombres de los mudéjares ubriqueños que fueron expulsados en 1501 [17, 114]. Entre ellos encontramos a varios Gomer (Ajod, Hamete y Alhoçein Gomer más “la vieja Gomería”), apellido que parece claramente relacionado con los Ghumāra, una tribu masmudí que habitaba en la parte central y norte de Al-Magrib al-Aqṣà, entre las montañas del Rif y Wādī Sabū. (El nombre de la isla de La Gomera derivaría del de ese clan) [60, 61, 62]. También está en la relación un Duquely, voz que parece una corrupción de Dukkala, otra tribu masmudí [63]. Otro apellido de sonoridad rifeña que encontramos en la lista es Hatabi, probablemente El Jattabí, del clan de los Ait Jattab. El famoso Abd el-Krim pertenecía a esa tribu [64]. También están Çahel y Çahely, es decir “el saheleño”, que se refieren a Sahel, hoy Salé, ciudad beréber de la confederación de los cenetes. [65, 66, 67, 68]. Sin embargo, no hay un solo nombre de persona en la nómina que recuerde a Warika, Wurika, Urika o similar a pesar de más modernamente encuentro algún apellido semejante, como el de Sid Mohammed el Urikí, maestro que dirigió la escuela española de niños en Tetuán en torno a 1918-20 [69]. Supongo que El Urikí podría significar algo así como el uriqueño.


1.3. Las hipótesis *Umriqa (Amriqa) y *Ubricus

Agrupo en este apartado dos propuestas muy diferentes publicadas por sus autores hace bastante tiempo (una ya va para el siglo y medio y la otra para el siglo).

Una propuesta de etimología árabe: *Umriqa

La hipótesis Warica no es la única que se basa en un posible origen arábigo del nombre de Ubique. Hace casi siglo y medio el arabista holandés Reinhart Dozy, en sus Recherches sur l’histoire et la littérature de l’Espagne pendant le moyen âge [70], creyó encontrar una mención a Ubrique en el libro de historia Al-Muqtabis escrito por el cordobés Ibn Hayyán (987–1075). Antes de exponerla diré que los argumentos de Dozy son débiles (él mismo lo admite tácitamente) y que por ello la propuesta no ha recibido el respaldo de los especialistas [47, 71]. No obstante, por afán de completitud, los expondré aquí.

Ibn Hayyán narra que un ejército musulmán partió de Guadaira para dirigirse a la fortaleza de . Dozy dice que él pronunciaría esa palabra [Umrica] (a pesar de que la primera letra es la alif, por lo que en todo caso sería [Amriqa]) y que identifica el topónimo con el de Ubrique porque cree que *Umrica produce *Umbrica y esta Ubrique del mismo modo que al-Hamra genera Alhambra. No obstante, admite dos obstáculos contra su hipótesis. Uno es que Ubrique no se encuentra sobre el Guadalete. Lo salva haciendo notar que el río que pasa por la población se une al Tavizna para formar el Majaceite, que es afluente del Guadalete, por lo que sugiere que Ibn-Hayyán podría haber sufrido un “ligero error”. El otro es lingüístico: Dozy reconoce que en el mismo manuscrito se hace otra referencia al mismo lugar pero ya no se escribe como antes, sino ([Amrina]?).

Una propuesta de etimología de origen latino: *Ubricus > *Ubrici

Por otro lado, existe una hipótesis de un origen latino de la palabra con influencia posterior del árabe. Es la que presentó en 1937 el etnolingüista alemán Wilhelm Giese en un libro que escribió para exponer su visita y estudio de varias poblaciones de la Sierra de Cádiz [72]. Para este especialista el topónimo Ubrique deriva del latín uber (fértil), argumentando que el nombre conviene porque “el entorno de Ubrique es muy fructífero en comparación con la parte de la sierra que se adhiere por el Este”. Piensa que al natural del lugar se le llamaría *Ubricus, de modo que el topónimo derivaría del patronímico *Ubrici. (Esta palabra la entenderíamos en el sentido de “posesión de” o “terreno de los ubriqueños”). Y explica: “la terminación en –ique en vez de la esperada en –iz podría aclararse porque –ici hubiese dado –ike en árabe y hubiese sido mantenida por ellos”, comparando con las derivaciones antropotoponímicas Ourique < Aurici y Manique < Manici que propuso el lingüista portugués David de Melo Lopes. (Más abajo las comento).

La obtención de un nombre de lugar a partir de un patronímico es muy frecuente. Pero no necesariamente el origen tendría que ser *Ubricus. Meramente por decir algo, podría valer incluso el cognomen del general Quintus Lollius Urbicus (escrito en algunos sitios Ubricus, quizá por error), hijo de un terrateniente beréber de Numidia, gobernador de Bretaña en tiempos de Antonino Pío [73]. El problema es que la palabra clave de la Crónica de Juan II (Obili) sugiere que el patronímico debería ser más parecido a *Obilici que a *Ubrici o *Urbici.


2. Jubrique, Ourique, Urique

Hay topónimos de lugares próximos a Ubrique que en los documentos históricos se confunden con el de la localidad gaditana, y viceversa (Jubrique, Urique y otros). Por otro lado, en Portugal existe el topónimo Ourique, que ha sido relacionado con el de Ubrique. Vamos a considerar estos nombres de lugar.

2.1. Jubrique

El nombre de Jubrique (Málaga) ha sido escrito de muy diferentes formas en documentos históricos. Virgilio Martínez Enamorado y Juan Antonio Chavarría Vargas han recopilado estas: Xubrique (siglo XV, 1503, 1516, 1570, 1572), Xubric (1494), Vubrique (1504), Xobrique (¿fecha?) y Obrique (en el Censo Eclesiástico de 1585-1586 y en el Censo Real de 1594). Estos autores comentan: “cabe resaltar la frecuente confusión producida con la forma Obrique correspondiente a la cercana localidad de Ubrique, confusión que reaparece con cierta asiduidad también en textos y documentos posteriores al siglo XVI” [81].

El arabista Jaime Oliver Asín publicó en 1962 un estudio sobre el origen del nombre de Jubrique y otros análogos [71]. En él expone su tesis de que el topónimo viene del latín sūber, que significa corcho, y que fue convertido por los hispanoárabes en šūbar (pronunciado [shúbar]), voz documentada desde el siglo XII para designar al alcornoque. De ella derivarían nombres de enclaves del norte de la península ibérica como Sobreira, Sobral, Sobredo, Sobroso, Sobrín (todos estos en Galicia y Portugal) y asimismo Sureda, en Cataluña y Baleares. Como se ve, todos empiezan por [s]. Pero Oliver asegura que también pertenecen a la misma familia dos topónimos que empiezan por [j] y que están en el Sur: Júbar (Granada) y Jubrique. El cambio de la [s] a la [j] se explicaría por una transformación hecha por los árabes de la [s] latina a su šīn, es decir, [sh], la cual siglos más tarde fue transcrita por los cristianos como «x»  (con carácter prepalatal), y esta finalmente se convirtió en la velar que reproducimos hoy como «j».

En cuanto al sufijo –ique, Oliver da por casi seguro que es una adaptación arábiga de un sufijo anterior; que habría sufrido el fenómeno lingüístico de la imela, consistente en pronunciar como [e] o [i] el sonido [a] cuando es largo; y que tiene connotación de pluralidad o colectivo:

(…) -íque, con sentido abundancial, procedente de un –áque de * –áccu pronunciado con imela. Desde el punto de vista morfológico, fonético y semántico la etimología que propongo no creo ofrezca dudas: por todo el antiguo territorio del Ándalus, veo reflejado un sufijo *–accu, premusulmán, el cual sufre siempre la pérdida característica de su vocal final, que se repone luego con –e de apoyo, al mismo tiempo que su á tónica, o permanece intacta, o por efecto de la imela inflexiona hacia é, o totalmente hacia í. Así por ejemplo con á, o sea sin imela, se encuentran Cañamáque, Mascaráque y Tocenáque (los tres en Toledo), Lumpiáque (en Zaragoza) y Jadráque (en Guadalajara). Con é, o sea con imela incipiente, surgen, por ejemplo, Turléque, Paloméque, Manzanéque y Tembléque (todos en Toledo), Arbolléque (en Guadalajara), Pinséque (en Zaragoza), Alpanséque y Pedréque (en Soria), y Alpotréque (en Cáceres). Mas con inflexión hacia –í, o sea con imela total, se encuentran también Ubríque (en Cádiz), Uríque y Añíque (en Málaga), Alberíque (en Valencia), Peníque (en el Sur de Portugal), y este Jubrique que estudiamos particularmente.

Y en nota a pie de página Oliver opina esto sobre el topónimo Ubrique:

hay que relacionarlo con Urique [Málaga] y Ourique en Portugal y ver en ellos el resultado andaluz, me parece, de *–accu,  o sea, –íque.

Por todo ello, como Oliver da a –ique el sentido de abundancia, Jubrique significaría encinar o alcornocal (chaparral, si se quiere). En apoyo de su propuesta, el arabista recuerda que ya Madoz en 1847 acreditó la abundancia de la encina y el alcornoque (árboles ambos del género Quercus) en el término municipal [74]. De modo análogo propone estas etimologías para diversos topónimos en –aque, –eque e –ique (además de Jubique):

Así por ejemplo, Cañamaque, es ‘lugar donde abunda el cáñamo’, cultivo que Madoz señala precisamente como característico de la población; Palomeque es ‘palomares’; Manzaneque significa ‘manzanares’ ; Tembleque (…) quiere decir ‘sitio donde abunda el tiemblo de *t e m u l u   de   t r e m u l u’  o sea el álamo temblón, árbol que todavía sigue siendo característico del paisaje de Tembleque a orillas de un arroyo (el Algodor) en cuyas márgenes existen varias alamedas según Madoz; Pedreque fue un sinónomo de ‘pedregal’; Penique equivale a penedo o peñedo ‘conjunto de peñascos’; Alberique se refiere a un conjunto de alberos o albares (…).

No obstante, otros autores ofrecen interpretaciones muy diferentes. Por ejemplo, Alberique es un buen ejemplo de como a veces los especialistas dan etimologías muy razonables pero mutuamente contradictorias. Para Oliver, Alberique se referiría a un lugar donde abundan árboles de color blanco como los populus alba (álamos, chopos). Sin embargo, su tío, el también insigne arabista Miguel Asín Palacios, opinaba que Alberique procede de al-warīq, “el frondoso” [76]. Por su lado, Germà Colón Domènech asegura que viene de al-baríd, “la posta” (precisamente el mismo origen que Asín Palacios dio para Alberite, pueblos de La Rioja y de Zaragoza y lugar en Villamartín, Cádiz). Colón dice que el nombre antiguo era Alberit, “pero cambió el sufijo debido a la atracción de los nombres latinos en –icus”, pasando a Alberich o Alberic, siendo Alberique “una castellanización tardía” que aparece por primera vez en 1610 [77]. Y el arabista portugués David Lopes propuso como origen Albericu, nombre propio germánico [78].


2.2. Ourique

Ourique es una pequeña localidad del sur de Portugal (región del Alentejo). También hay otros lugares en otras partes del país que contienen esa palabra en su denominación (como Chão de O., Vila Chã de O., Ribeiro de O. o Campo de O.), quizá porque se trata de un nombre muy simbólico en el país vecino, ya que en 1139, supuestamente en los alrededores del Ourique alentejano, los portugueses vencieron contra todo pronóstico a los almorávides, gesta que ha ganado con el tiempo proporciones míticas.

Como he adelantado, el lingüista luso David Lopes considera que Ourique tiene un origen germánico, aunque con evolución de influencia árabe [78]. La forma más antigua que encuentra (siglo XII) es Oric, y más tarde también están documentadas Ouric, Ourich, Aurich y Aulich. Estos datos le hacen proponer como origen etimológico el genitivo del nombre de persona gótico latinizado Auricus, que tal vez sería una reducción de Auraricus [82, 83]. Por su lado, el filólogo alemán Joseph Maria Piel señaló que Ourique es la forma mozárabe del nombre visigodo Aoricu y opinó que el topónimo también portugués Ourilhe tiene el mismo origen [84].

Posible transformación –ici > –iz > –ique

Por lo tanto, en la exégesis de Ourique de David Lopes y Joseph Piel, el sufijo –ique no tiene el sentido abundancial que atribuye Oliver a Jubrique, sino que provendría de un genitivo latino en –ici a pesa de que lo esperado es que –ici se convierta en –iz, no en –ique. Maria Luísa Seabra Marques de Azevedo recoge esta hipótesis en algunos de sus trabajos [82, 85]:

os nomes românicos acabados em –ricus originaram a terminação –rigo (do acusativo) e, mais frequentemente, –riz (do genitivo). Mas, especialmente ao sul do Tejo, verificou-se, em bastantes casos, a substituição de –iz por –ique, não sendo alheia a este fenómeno a frequência da terminação –ique em palavras árabes (alambique, arrebique, tabique, etc.) e a representação, em árabe (igualmente por –ique), das terminações românicas ou romanizadas -icu / -ico e -ecu / -eco.

Dice que solo en la región de Coimbra encuentra 8 casos de supuesta sustitución de –iz por –ique. Y pone dos ejemplos de posibles evoluciones alternativas hacia –iz o hacia –ique: el patronímico Mauricii (de Maurus), que daría Mourique en Évora y Mouriz o Mourizes en el norte de Portugal; y el patronímico derivado de Auricus (*Aurici) que daría Ourique en Beja y Oriz/Ouriz en Braga. Otro probable caso de evolución de –ici hacia –ique sería el de Marchique/Marachique, que vendría de Marcici, patronímico de Marcus. No obstante, indica que no todo –ique tiene esta explicación, mencionando el caso de Espique, que surgiría del sustantivo specu (caverna, canal abierto) [86].

En España tenemos muchos topónimos acabados en –iz que procederían de genitivos en –ici. Pasa por ejemplo en varios topónimos alaveses como Albéniz (Álava), si es correcta la interpretación que dio Caro Baroja en 1945, trasladada por Patxi Salaberri Zaratiegi [87]:

Julio Caro Baroja cree que Albéniz ha salido de Albanici y este, a su vez, del antropónimo Albanus o Albinus al que se le ha añadido el sufijo –icus en genitivo, presente también en los patronímicos como López, de Lupici, «genitivo singular y nominativo plural» de Lupicus.

De forma análoga, se ha propuesto que Apellániz proviene del antropónimo Appinius, que habría pasado a Apinianus, de donde se generaría Apiñaniz y posteriormente Apillaniz por disimilación de palatales. Y así, Salaberri analiza otros topónimos en –iz que podrían proceder de antropónimos en –us, todos en la provincia de Álava  (Argómaniz –de *Argumus–, Aríniz –de Arinus–, Dordóniz –de Dordonius–, Estíbaliz –de Aestivus– …).

Algunos autores opinan que otros genitivos en –ici no patronímicos también habrían evolucionado al hispanoárabe en –ique. Un ejemplo sería Velefique (Almería), que podría proceder de Vallis Fici (el valle de la higuera) [102].


2.3. Urique / Hurique

Le llega el turno a Urique, el otro topónimo con el que el arabista Oliver Asín relaciona el nombre de Ubrique [71]. Se trata de una alquería a las afueras de Alhaurín el Grande (Málaga) que conserva una magnífica torre. Sebastián Fernández López, en un artículo sobre la restauración de dicha torre [88], indica que el lugar aparece documentado como Xubric, Jubrique y Hubrique. Sin embargo, en una parte de su texto, la llama torre de Ubrique. Es la misma denominación que emplea el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH), si bien recoge como nombres alternativos torre de Hubrique y torre de Hurique [89].

En la ficha correspondiente del IAPH se lee:

Según Pascual Madoz a quien sigue Vázquez Otero, derivaría del último alcaide musulmán del lugar. Pasaría pacíficamente a manos cristianas en 1485, tras la conquista de Benamaquiz, Alhaurín, Cártama y Coín. En 1492 el bachiller Serrano envió a la Corona un expediente de demolición de aquellas torres y fortalezas del sector.

Efectivamente, así lo hizo el bachiller Serrano, y en el expediente encontramos una nueva grafía del topónimo: “…Pereyta e Xubrique, que son dos torres çerca de Coyn…” [90]. Es la misma que aparece en un documento de 1497 [91].

Al propósito de este galimatías sobre el nombre de la torre de Alhaurín el Grande, Virgilio Martínez Enamorado y Juan Antonio Chavarría Vargas [81] comentan:

Complétense, además, todos estos elementos sobre el Jubrique rondeño con otro dato nada baladí: en la misma provincia de Málaga existe otro Jubrique, despoblado andalusí que se recoge en la documentación con grafía antigua de Xubric/Xubrique próxima a Alhaurín el Grande, conservando una magnífica torre de alquería. Sin embargo, responde al mismo origen toponímico, por más que la documentación castellana aporte versiones contradictorias sobre su grafía, Hurique, en lugar de Xubrique / Jubrique e incluso una traducción del término un tanto desconcertante.

Para más lío, Ildefonso Marzo, en su Historia de Málaga y su provincia [92] habla indistintamente de Jubrique y Jubrique la Nueva, y a la alquería de Alhaurín la llama Urique. Y Salvador David Pérez González, en su tesis doctoral sobre la obra de Marzo [6] nombra a la alquería de Alhaurín “Jurique o Hurique”.


3. Confusiones

Esta confusión no se da solo entre Jubrique y la torre de Alhaurín el Grande o entre esta y Ubrique, sino, como veremos enseguida, entre Ubrique y Ourique, entre Ubrique y Jubrique e incluso entre Ubrique y alguna zona de Marruecos de nombre semejante (¿*Urica?)… Todo ello, tanto en la documentación como en el habla o escritura popular.

Por ejemplo, el 1836 una persona envía una carta desde San Roque a Ubrique. Bajo el nombre del destinatario escribe Hurique [93].

Unos años más tarde (1853) otra persona de Ubrique recibe correspondencia de Chiclana. El nombre del pueblo está escrito Urique [93]:

Es decir, en pleno siglo XIX hay gente (quizá mucha) que no tiene claro cómo se escribe o pronuncia Ubrique. El de Chiclana lo articularía como lo ha escrito, [Urique]; pero el de San Roque, probablemente aspiraría la [h], es decir, procedería de forma muy parecida a como alguien de Jubrique pronunciaría la [j] inicial del nombre de su pueblo en la actualidad. Porque estamos hablando de Jubrique y Hubrique como voces diferentes, pero hemos de tomar en consideración que en nuestra tierra esas diferencias son graficas, no tanto fonéticas.

Un documento de 1831 llama Benaubrique a Benahurique [100] y Salvador David Pérez González cita en su tesis el lugar de “Bena Ubrique” [6].

Hay confusiones sorprendentes. En el Archivo Diplomático Político de España del 21 de junio de 1883 [94] se lee una carta del encargado de negocios interino en Tánger al ministro español de Estado en la que copia otra recibida del cónsul de España en Mogador (actual Esauira). En ella se habla del “lugar de Ubrique” y del “campamento de Ubrique”, a media jornada de Mogador (por lo que no se podría referir al Valle del Urica, que queda bastante más lejos, pero sí cabe la posibilidad de que se señale otro lugar de nombre parecido, quién sabe si con reminiscencias del nombre de la tribu beréber Yuriken/Warica…).

Ciertos errores se deben a falta de cultura o documentación de quien los comete y quedan escritos. Un ejemplo es esta noticia de El País del 22 de octubre de 1982 [95]. Se refiere al que entonces era líder de Alianza Popular Jorge Verstrynge Rojas:

Si en el siglo XX se confundía tan fácilmente Jubrique con Ubrique, ¿qué no pudo suceder en el XVI o el XVII? Un error de escritura de un topónimo en un Censo Eclesiástico podía introducir fácilmente un eslabón espurio en la cadena etimológica.

Otro ejemplo de este tipo: el 23 de octubre de 1925 El Heraldo de Madrid informaba de que sobre el pueblo de Ubrique se había dejado ver «un enorme globo de fuego” [96]. Pero, por la descripción geográfica que se hace, probablemente se refería a Jubrique:

En alguna ocasión, Obrique y Ourique se han considerado palabras equivalentes [98]:

Pero la errata más sangrante es la que aparece en el azulejo de la provincia de Málaga que se encuentra en la plaza de España de Sevilla; en vez de Jubrique el ceramista escribió Ubrique:

Foto: Leandro Cabello [99].

Otros Ubrique

El nombre de Ubrique lo llevan al menos dos lugares próximos, como me dio a conocer mi amigo Pepe Arroyo. Se trata del Bujeíllo de Ubrique (Garganta de Millán, término de Jerez) y la Era de Ubrique (entre Alcalá de los Gazules y San José del Valle).

También he encontrado en mapas «la higuera de Ubrique» y el «palo de Ubrique» (una pequeña vereda), ambas localizaciones en el término de Arcos, así como una «vereda de Ubrique».


4. Discusión

Presentados todos los datos anteriores, es hora de discutirlos con una visión de conjunto y proponer algunas hipótesis sobre la explicación del origen del nombre de Ubrique. Recordemos que los vocablos anteriores documentados de los que disponemos son Obili / Ovili, Ovilique, Oblique y Obrique.

El prefijo ob- se ha relacionado con “agua”

El topónimo Obili, aunque suene exótico, se parece mucho a los nombres de una multitud de lugares repartidos por toda España que contienen el prefijo ob–, o bien variantes como ub– más las correspondientes formas con p en vez de b (up–…) [31], todos los cuales han sido considerados por algunos autores como formantes de hidrónimos y topónimos con el significado de “agua”, “río” o similar. Francisco Villar Liébana, filólogo especialista en lingüística indoeuropea, menciona estos ejemplos: Ubidea, en Álava; Ovieco, Obona, Ovés, Ubialis, Ubiles, Obalia, Obanga, en Asturias; Obios, Ubiarco, en Cantabria; Obidos, Obieiro, Oboa, en Portugal; Ubal, Ubeda, Ubeiras, Uva, Obe, Obos, en Galicia; Ubel, Ubani, Obanos, en Navarra; Ubera, Obiaga, en Guipuzcoa; Obiene, en Vizcaya; Obal, Obarra, Obaza, Obico, Obis, en Huesca; Obo, Obano, Ubión, en Zaragoza; Ubarra, Ubarria, Ubiarte, en La Rioja. El mismo autor, en su libro Indoeuropeos y no indoeuropeos en la Hispania prerromana [33] habla de la existencia de una seria uba en la que incluye nombres de todo el mundo como Obila (teónimo, Dacia); Obela, Ubela (topónimos, Galias); los hidrónimos Obele, Obelijà, Obelùpis (Lituania); el topónimo paleohispánico ‘Oβíλα y los modernos Ovila (Guadalajara) y Ubialis, Ubiles, Obalia (Asturias).

Por su parte, Julio Concepción Suárez, profesor de la Universidad de Oviedo [34] menciona algunos topónimos de Asturias (Obia, Campa la Obia, Obios, Obies, L’Ubiu, L’Obiu) que dice que corresponden a lugares situados en “hondonadas que almacenan ‘agua’ (corriente o estancada)”. Incluso cree que Oviedo podría formar parte de la familia.

Joan Carles Membrado-Tena y Emilio Iranzo-García [120] dan esta interesante información sobre el prefijo:

En cuanto a la partícula op, y sus variantes gráficas o fonéticas ob, up, ub, ab y ap (…), se trata de apelativos indoeuropeos para referirse a un ‘río’ (…), que aparecen en topónimos tan separados como DANUBIUS, ‘Danubio’, Ob o Obi (río siberiano), CORDUBA (Córdoba, junto al Guadalquivir), Úbeda (cuyo primer emplazamiento también estaba junto al mismo río bético), ONUBA (Huelva, entre los ríos Tinto y Odiel) o SALDUBA (Salduie o Salduvia, actual Zaragoza, junto al Ebro). De hecho, los hidrónimos formados con la terminación llop o llup podrían no derivar del animal llop, ‘lobo’, sino de las formas indoureuropeas op/up, como en el caso de Benillup (junto al Barranc del Sofre, afluente del Serpis), Benilloba (junto al Riu de Penàguila o Frainos, también afluente del Serpis), Benalup (al lado del río Barbate), Guadalupe (junto al río homónimo), o incluso las formas Cantallops, Cantalobos y Chanteloup (topónimos frecuentes en Europa occidental).

Con este mismo sentido relacionado con el agua, Gonzalo Mateo Sanz cree que el topónimo Ubrique es de origen ibérico, siendo la unión de dos palabras: ubar + ike, con el significado de “la cuesta del torrente” [108]. Lo que hace imposible esta interpretación es que *ubarike tendría que haber evolucionado a Obili y este después a Ubrique.

Desde luego, relacionar Obili con el agua convendría perfectamente con la fisionomía de Ubrique.  A pocos minutos a pie de lo que se supone que fue el pequeño núcleo donde vivían los musulmanes ubriqueños (Ubrique el Alto) hallamos varios manantiales (Benafí, Nacimiento, Algarrobal, Ubrique el Alto). Además, en época de lluvias las escorrentías que bajan desde Benaocaz son muy abundantes. Cuando Frasquita Larrea, madre de Fernán Caballero, pasó en Ubrique el verano de 1824 dejó escrito: “Este país debe [de] ser hermoso en invierno. Por todas partes brotan fuentes formándose en cascadas y riachuelos que corren en todas direcciones” [68]. Pero, desgraciadamente, que el nombre de Ubrique venga de alguna palabra prerromana relacionada con el agua no va a poder ser probado o refutado tan fácilmente. Me temo que se habrá de quedar en el limbo de las conjeturas. Además, la hipótesis tiene un punto débil: que la mayoría de las poblaciones que empiezan por ub–, ob– y similares están en el norte de la península.

Debo mencionar que Ptolomeo hablaba de una ciudad vetona llamada Obila que se ha considerado que podría ser la actual Ávila. No obstante, al topónimo de la ciudad abulense se le han atribuido otros posibles orígenes: púnico (“monte alto y crecido”), hebreo (“término” o “confín”), ibérico (“breña, matorral, monte bajo”) o germánico (“Awilô o Awila”) [107]. ​

El segmento ili se cree que significa «ciudad»

En cuanto al sufijo ili, muchos especialistas concuerdan en que podría tener el significado de «lugar de asentamiento humano». Le he preguntado sobre ello al filólogo paleohispanista José Antonio Correa Rodríguez, hoy jubilado de su cátedra de Filología Latina en la Universidad de Sevilla pero siempre dispuesto a ayudarme en investigaciones etimológicas como la que nos ocupa. Él me ha explicado lo que sigue [117]:

Está extendida la creencia de que el segmento toponímco ili significa ‘ciudad’ y digo creencia porque no hay un argumento científico específico que lo pruebe. Como en cualquier toponimia de una cierta amplitud siempre hay algún elemento que se repite con un significado de ‘lugar en el que se habita’, por ejemplo en español Villa, se ha supuesto que ili, que aparece en algunos topónimos en los territorios de habla tartesoturdetana e ibérica, significa ‘ciudad’. Propiamente no hay más argumento, lo que no me parece muy convincente: solo es algo posible.

Por otra parte hay que tener en cuenta que el análisis del segmento se hace sobre las formas latinizadas de los topónimos, no sobre las formas indígenas, que en el caso del tartesoturdetano son desconocidas. En cambio en ibérico sí hay información, por lo que se sabe que originariamente tal segmento era [ildi] (escrito ilti) y que se ha convertido en [ili] en el proceso de latinización. En el tartesoturdetano no sabemos cómo era originariamente, tal vez simplemente [ili]. Para mantener la relación entre los topónimos de una y otra lengua De Hoz ha propuesto como hipótesis que el origen del segmento estaría en tartesoturdetano bajo la forma [il] (por ejemplo, Il-ipa, Alcalá del Río) y que por el prestigio cultural del mundo tartesio se habría introducido en el mundo ibérico, donde le habrían añadido [di], dando origen a [ildi] (> lat. ili).   
  
También se pone con frecuencia en relación el segmento ili con el vasco ili / iri ‘ciudad’, pero entonces hay que suponer que en ibérico existía también [il], y no solo [ildi], con ese significado para poder explicar la forma vasca. Es decir, se trataría de un elemento ibérico que, por conocer esta cultura más pronto el urbanismo, se habría introducido en el vasco, no al revés. Si esto ha sido así, aparentemente sería un argumento (a la inversa) a favor del significado ‘ciudad’ para ili, pero hay que probar primero de manera independiente la existencia en ibérico de un elemento toponímico [il], pues, como antes he dicho, el [ili] (ili) de la forma latinizada corresponde a un [ildi] originario.

Teniendo en cuenta estas consideraciones Correa concluye que no se puede descartar que el topónimo Obili tenga un origen prerromano «y más concretamente tartesoturdetano«:

En este supuesto habría que analizarlo [ob-ili]: para la existencia de [ob-] podría aducirse Oba (Jimena de la Frontera) y para [-ili] Murtili (Mértola) o Tagili (Tíjola).

Las palabras Wurika y *Umrica no se parecen fonéticamente a Obili

Está también la sugerente hipótesis de que el topónimo podría proceder de un etnónimo relacionado con los banú Warica (Yuriken en beréber), ya que miembros de esta tribu beréber se asentaron muy probablemente en la Serranía, a juzgar por topónimos como Benahurique, del que se ha propuesto que derivaría de lbn al-Warika. Hay que tener en cuenta que en Marruecos hay lugares cuyos nombres suenan al de Ubrique. He presentado un ejemplo de posible asimilación de un topónimo marroquí por Ubrique y además ahí están bajando a raudales desde el Alto Atlas y desde tiempos inmemoriales las aguas de un río llamado Urica en la región donde vivían los Wurica. Ahora bien, esta hipótesis tiene el argumento en contra de que la primera referencia al nombre de Ubrique, en la Crónica de Juan II (1434), es Obili, y Obili no se parece mucho, que digamos, a Wurica. Además, no se encuentran apellidos semejantes a Wurica en la lista de moriscos de Ubrique en 1501, y eso que modernamente los hay parecidos, como el de aquel maestro de Tetuán que se llamaba El Urikí.

En cuanto a la propuesta que hizo de Dozy de que Ubrique podría proceder de *Umrica, es muy poco plausible. Primero, porque en el Al-Muqtabis no se lee [Umrica], sino [Amriqa] en una ocasión y [Amrina?] en otra; segundo porque la localización de Ubrique no es la que da Ibn Hayyán (a orillas del Guadalete); y tercero porque ninguna de estas palabras se parece fonéticamente a Obili.


¿Jubrique deriva de súber? ¿Podría venir de Yuriken?

Jaime Oliver Asín relacionaba Ubrique con Ourique, pero no con Jubrique. Efectivamente, Jubrique y Ubrique no parece que tengan un origen común. Desde las fuentes más antiguas, el primer topónimo lo encontramos escrito con «x» inicial; el segundo, con «o». Además, el primero contiene una «r» en todas sus versiones, mientras que el segundo, en las más antiguas tiene «l», aunque más tarde este grafema se convirtiera en «r». La frecuente confusión que se ha dado entre ambos topónimos a lo largo de la historia parece debida a una asimilación mutua. Baste recordar que en el censo eclesiástico de 1585-1586 a Jubrique se le llama Obrique, que es el mismo nombre que el obispo de Málaga (a cuya jurisdicción pertenecían entonces los dos pueblos) le daba a Ubrique en 1587. Otro ejemplo es que el remitente de una carta del siglo XIX escribe Hubrique en la dirección del destinatario, quizá porque aspiraba la «h» inicial de la palabra. Tampoco parece existir mucha relación entre Ubrique y Urique/Hurique.

Me gustaría decir (y es una opinión que, desde luego, puede estar naciendo de mi ignorancia, ya que tengo muy pocos conocimientos de etimología) que no me acaba de convencer la hipótesis de Oliver Asín sobre el nombre de Jubrique y su significado de alcornocal, a pesar de que ha sido tan bien acogida por algunos autores, quizá debido a la autoridad del arabista. A diferencia de los topónimos acabados en –eque, que son abundantes y cuyo origen en ocasiones no parece ofrecer serias dudas (Palomeque < paloma;  Manzaneque < manzana), los acabados en –ique son pocos y a todos se les han propuesto significados que no tienen que ver con abundancia. Así, entre los municipios españoles actuales con nombre acabado en –ique hay varios que contienen los antropónimos Enrique, Fadrique y Manrique; además, están Alberique (para el que se han sugerido diversas etimologías, entre otras al-barid, “la posta”); Bentarique (de banu Tariq); Ubrique (de Ovilique); o Velefique (una hipótesis es Vallis Fici, “valle de la higuera”). Hay topónimos antiguos relacionados con la palabra mobarique que derivarían de la voz andalusí mubárik < mubārak (bendito) [106]. Al topónimo portugués Espique se le considera proveniente de la palabra latina specu [86] y para la mayoría de topónimos portugueses en –ique se han propuesto explicaciones antroponímicas germánicas. Además, Benahurique (y por extensión Hurique) se entienden como derivados del etnónimo Warika [48], y se piensa que el polifacético nombre de la torre de Urique / Hurique / Jubrique / Xubrique / Xubric responde al mismo origen toponímico que Jubrique. Téngase en cuenta, además, que todos los topónimos supuestamente derivados de suber empiezan por «s» y están en el norte de la península. Y agréguese a este cúmulo de razones que antiguamente Jubrique se escribía Xubrique. Teniendo en cuenta todos estos datos, si hay nombres de lugares geográficamente próximos a Jubrique que realmente proceden del etnónimo Warika, ¿no sería razonable pensar que Jubrique podría venir también de Warika o, mejor, directamente de Yuriken, que es el nombre prístino beréber de dicha tribu? [112].


Sobre la supuesta relación entre los topónimos Ubrique y Ourique

En cuanto a la vinculación entre los nombres Ourique y Ubrique que proponía Oliver Asín en 1962, él la basaba, de nuevo, en la terminación de ambos, –ique, sufijo que relacionaba con pluralidad o colectividad. Por lo tanto, tácitamente estaba discrepando de la interpretación de Melo y Piel, bastante aceptada, de que Ourique procede de un antropónimo germánico. En cualquier caso, nótese que las versiones más antiguas de los topónimos de Ubrique y Ourique difieren: Obili y Oric/Ouric. Si bien no debe dejar de tenerse en cuenta que una versión algo más moderna del topónimo portugués es Aulich y que esta se parece algo más a Obili, quizá se podría pensar que la semejanza de los topónimos actuales se deba a una convergencia etimológica casual.

Por otro lado, admitiendo que Ourique tenga como origen un patronímico germánico, para Ubrique cuesta más aceptar una hipótesis similar porque los antropotopónimos visigóticos son más propios de la mitad norte peninsular que del sur. Así se deduce de la inspección de este mapa perteneciente al Atlas toponímico de España que compuso en 2007 el profesor Jairo Javier García Sánchez, de la Universidad de Alcalá de Henares [46]:

En el mapa, los triángulos rojos indican antropotopónimos (topónimo derivados de un nombre de persona) de origen germánico. Son ejemplos de este tipo Villabermudo, Villafáfila, Castrojeriz (“Castillo de Sigerico”), Rezmondo, Mondariz, Ramirás, Quismondo, Wamba y Bamba (Valladolid y Zamora) o Recareo (del rey Recaredo I, 559-601, cuyo nombre también está en la raíz de la desaparecida Recópolis, en la provincia de Guadalajara).


Sobre un posible origen antroponímico latino (o visigótico)

Marcelino Cortés Valenciano analiza el topónimo Puy Obil, de Tauste (Zaragoza), que aparece en las fuentes de formas muy variadas, como Ovil/Obil, Olbil y Gorbil. A las tres les encuentra este autor un posible origen antroponímico. Así, piensa que la primera puede provenir del cognomen latino Obilus o del nombre propio Opilius/Opilio, todo ellos documentados. Olvil cree que podría proceder de Olbillius; y Gorbil, de Orbios/Urbius con sufijo diminutivo –illus. [35].

William Smith, en su famoso Diccionario de Biografía y Mitología Griega y Romana (1870) [36], habla de un Aurelius Opilius/Obillius, filósofo, retórico y gramático del siglo II-I a. C. Y de dos personajes muy importantes de apellido Opelius (nombre que Smith considera equivalente a Opilius): Marcus Opelius Macrinos y Marcus Opellius Antoninus Diadumenianus, que eran padre e hijo y fueron emperadores romanos por un breve periodo de tiempo (217-18 d. C.) [37, 38]. Aquí se ve una moneda del primero [39]:

También se ha constatado el nombre romano de Upilius (Caius Upilius Asclepius, un liberto natural de Olisipo), que aparece en una estela funeraria de Mérida de la segunda mitad del siglo I d. C. [40, 41]. Un nombre parecido a todos estos es Oppidius. Existió el gens romano de los Oppidia, con muchos miembros conocidos [42], como un Servius Oppidius del que habla Horacio [36]. Otro nombre que guarda cierta semejanza con Obili (al igual que se relaciona Obil con Gorbil, como se ha dicho más arriba) es Orbilius. Está un Lucius Orbilius Pupillus, pedagogo del siglo I a. C. que fue maestro de Horacio y vivió casi 100 años, a caballo entre el siglo I a C. y el I d. C. [43, 44].

Ni que decir tiene, sería científicamente inaceptable proponer uno de esos antropónimos o cualquier otro como posible origen del topónimo Ubrique, ya que no tenemos ningún respaldo documental. Pero lo que quiero decir es que, ya que existe un modelo propuesto por algunos especialistas portugueses para topónimos como Mourique (< *Mauricii < Maurus), Ourique (*Aurici < Auricus) o Marachique (< *Marcici < Marcus), de tener dicho modelo fundamento quizá cabría aplicarlo a Ubrique. Por ejemplo, supongamos que existía antiguamente una persona llamada Obilus. Se podría pensar que Obilus se transformó en *Obilicus, cuyo genitivo sería *Obilici y de ahí Ovilique. Si así hubiera sucedido, Ovilique vendría a significar “la propiedad de Obilus”.

Para contrastar esta hipótesis sobre el origen del nombre de Ubrique me he dirigido de nuevo al filólogo paleohispanista José Antonio Correa [103]. Cuando le he preguntado si una evolución como la que acabo de comentar sería plausible, se ha mostrado escéptico por las siguientes razones:

Teniendo en cuenta las dos formas más antiguas conocidas, que son ya castellanas, Obili y Ovilique, creo que la única manera de establecer una secuencia coherente con todas las formas del topónimo es partir de un no documentado *Obilic [obilˈik], que sería la forma arabizada oída por los castellanos (la justificación de esta forma habrá que hacerla al establecer las hipótesis sobre su origen). Esto permite comprender, por una parte, Ovilique [obilˈike], que no se ha formado con un supuesto sufijo –que [-ke] añadido a Obili, sino mediante la mera adición de una e [-e] paragógica a *Obilic [obilˈik], que evita una consonante final [-k], inusitada en castellano. Y, por otra parte, esto último puede estar en la explicación fonética de la forma Obili con la mera supresión de la consonante final: [obilˈik] > [obilˈi]. Sin embargo, teniendo en cuenta que hay un solo testimonio, tal vez sea mejor considerar que se trata una mera relajación ocasional en la pronunciación tras vocal tónica o una simple falta de ortografía. Desde luego la alternancia en las formas léxicas con y sin [-e] está documentada como algo normal hasta finales de la Edad Media. Evidentemente, la forma que perdura es la que tiene [-e] por exigencia fonética del castellano.

Y explica algo fundamental como advertencia para no hacer deducciones incorrectas:

Es inseguro establecer el origen del topónimo, pero desde luego [-k] de *Obilic no puede venir de un antropónimo con sufijo -icus [-ikus] en genitivo (-ici [-iki]) con apócope de la vocal final. La razón es que ya en época visigoda se ha producido el cambio [ki] > [ĉi] (también [ke] > [ĉe]) ([ĉ] es un fonema que tenemos en nuestra lengua y que escribimos ch).


¿Transformación –ici > –ique?

Como he comentado al hablar de algunos topónimos portugueses acabados en –ique, Maria Luísa Seabra Marques de Azevedo indica que estos proceden del genitivo en –ici de antropónimos en –icus o –us (Auricus, Marcus, Maurus…). Por otro lado, en el caso de Ourique, este aparece escrito en las fuentes antiguas como Oric, Ouric, Ourich, Aurich y Aulich [82], de donde parece deducirse que al menos en algún momento su pronunciación terminaba en [k]. Además, Wilhelm Giese propuso esta derivación: uber > *Ubricus > *Ubrici > Ubrique y opinó que “la terminación en –ique en vez de la esperada en –iz podría aclararse porque –ici hubiese dado –ike en árabe y hubiese sido mantenida por ellos”, aduciendo los argumentos de la escuela portuguesa.

Todo esto es lo me hizo pensar en la posibilidad de que Ovilique proviniera de un antropónimo (latino, visigótico) en –icus o –us a través de su genitivo. Pero el asunto no es tan trivial como parece. José Antonio Correa me explicó lo siguiente:

Creo que lo que me plantea esencialmente es si [ĉ] puede convertirse en [k] en el paso de la forma árabe (propiamente arabizada) al castellano. No conozco ningún ejemplo de ese cambio fonético en el proceso de toma de préstamos de una lengua a otra. Aunque el árabe no tiene el fonema [ĉ], el árabe andalusí lo aceptó en el registro hablado, al menos entre la gente menos culta: esto es lo que explica cast. Aroche < lat. Arucci o Chipiona < *Caepiona con mantenimiento de [ĉ] (cuando los reconquistadores llegaron a estos lugares ya no había hablantes de romance, en consecuencia solo han podido transmitir estos topónimos hablantes de árabe). En posición final absoluta se conoce también el paso a cast. [s] (escrito s: Tucci > (Mar)tos) o [š] (escrito x: Acci > (Guadi)ex > (Guadi)x) (la evolución de este último topónimo es más complicada, pues tendría que haber terminado dando en español *Guadij, como demuestra su adjetivo guadijeño).

Es importante tener en cuenta que, con carácter general, no se da el paso de una consonante africada [ĉ] o fricativa [š] a oclusiva [k].
Ahora bien, podría pensarse no en un cambio fonético sino en una mera sustitución de [ĉ] por [k] (es lo que propone Azevedo para los topónimos portugueses). Esto es posible, pero habría que dar una razón, como podría ser en teoría la abundancia de topónimos en [-k(e)]; pero, que yo sepa, esto no se da en la zona en un número suficiente como para justificarlo.

El uso del dígrafo ch no implica necesariamente una pronunciación [ĉ] y tampoco se pueden trasladar sin más los usos de una lengua o una época a otra. En latín el uso de ch fue en principio para reproducir por escrito un sonido velar aspirado en préstamos de otras lenguas (griego, púnico, turdetano, etc.). Pero en época visigoda, en que ya ci correspondía fonéticamente a [ĉi], no a [ki], se podía utilizar chi al escribir nombres godos para advertir al lector de que tenía que pronunciar [ki]; no era desde luego un uso sistemático. Por ejemplo, en las acuñaciones del reinado de Quintila aparecen en las monedas tanto Cintila como Chintila (en la Edad Media aparece este nombre escrito Quintila, lo que confirma cuál era la pronunciación).

[113]

Un posible origen latino no antroponímico: ovile

José Antonio Correa reflexiona de este modo sobre el posible origen de la [k] y hace una hipótesis nueva y muy interesante:

La única explicación que se le podría dar a [-k] es que originariamente fuera seguido de una de estas tres vocales, [-a] [-o] o [-u], que luego sufriría apócope. Este proceso está bien documentado en la arabización de topónimos, por lo que yo restituiría para final de la época visigoda una forma *Obilico / *Ovilico [obilˈiko], que se habría arabizado en *Ubiliku > *Ubilik (pronunciado [obilˈik]), forma esta última que sería la oída por los castellanos. Ahora bien, por la posición de acento esto supone que en latín el sufijo que tenía el topónimo era [-īkus] y no [-ĭkus] (este es mucho más frecuente que el primero). Me resulta algo extraño que, si el topónimo se había formado a partir de un antropónimo, no procediera de un antiguo genitivo [-iki], lo que fonéticamente no es posible, sino de lo que ya en época visigoda era el caso general [-iko], por lo que pienso que tal vez viniera de un nombre común, que no exige manifestar el carácter de pertenencia. Solo se me ocurre que podría ser el sustantivo ovile ‘majada’, al que se le habría añadido el sufijo [-ˈiko].

Pero Correa admite que no le queda claro qué aportaría este sufijo. Por lo tanto, esta nueva hipótesis tiene también su punto débil. Sin embargo, nos resulta extraordinariamente sugerente.

Efectivamente, en latín existe la palabra ovile con el significado de majada, es decir, lugar donde se recoge de noche el ganado y se albergan los pastores. El vocablo vendría de ovis (oveja) con el sufijo –ile que remite a lugar, residencia o asentamiento (quizá serían palabras relacionadas bovile, equile, cubile o sedile).

Esta palabra latina ha dado lugar a ovil en español actual. Según el diccionario de la RAE un ovil es eso, un aprisco (“paraje donde los pastores recogen el ganado para resguardarlo de la intemperie”) o bien un redil (“aprisco cerrado”). Y ya se ha propuesto este origen en toponimia. Así, José Antonio Ranz Yubero y José Ramón Lopez de los Mozos [104] incluyen esta interpretación entre las posibles para el nombre del Monaterio de Óvila (Trillo, Guadalajara):

Ovila, como topónimo, es similar a Ovilla (Burgos) que procede de ALBILLA, haciendo referencia al color blanco, según Pérez Carmona. En Siguero se explica Ovilo (Segovia) como nombre de mujer visigodo. Sin embargo Sousa señala que formas portuguesas como Obile, Oubil, Ovile, Ouuil parten de la base OB-, OV-, similar a AV-, variante de AU con el significado de «agua”. Otra posibilidad es relacionarlo con la forma leonesa Ovile, que para Álvarez Maurín es un derivado adjetival de OVIS, aplicado en este caso a una zona de pastos del ganado ovino; incluso, en la zona, permanece la voz «ovil» como «redil, aprisco”.

En Portugal hay al menos dos localizaciones bastante conocidas que llevan el nombre de Ovil: la freguesía de Ovil y el yacimiento arqueológico Castro de Ovil [115, 116].

Por otra parte, no es infrecuente encontrar nombres de lugar cuyo significado es redil. Por ejemplo, en España son obvios los casos de Majadahonda (Madrid), Majadas (Cáceres, Cuenca), Majaelrayo (antiguamente Majadas Viejas, Guadalajara), Corral de Almaguer (Toledo), Corral de Ayllón (Segovia), Corral de Calatrava (Ciudad Real), Corrales (Zamora), Los Corrales (Sevilla), Los Corrales de Buelna (Santander) o Corrales de Duero (Valladolid).

Buscar un origen latino al nombre de Ubrique es bastante legítimo, pues, como es sabido, la presencia romana en la localidad ha quedado atestiguada por la existencia de la antigua ciudad de Ocur [101], cuyos restos se conservan. Se hallaba en la meseta superior del llamado Salto de la Mora, que se alza desde el mismo borde norte del núcleo urbano actual. Este se extiende por un valle donde antiguamente abundaban las huertas, regadas por un generoso entramado hidrográfico. Al este se levanta la sierra de Ubrique, y tras los primeros repechos se abre un paraje más llano conocido por Ubrique el Alto. La parte más antigua del casco urbano actual (donde es de suponer que vivían los hispanomusulmanes) es colindante con Ubrique el Alto.

Le he preguntado a José Antonio Correa si Ovilique podría provenir de Ovile Ocuris («la majada de Ocur») o bien del correspondiente plural (Ovilia Ocuris). (Lógicamente, si tal denominación existiera, se la habrían dado los habitantes de los contornos, no los lugareños). La idea era que la denominación hubiese evolucionado con los siglos, deformándose hasta tal punto que cuando los árabes la oyeron les sonó algo así como [Ovilik]. El paleohispanista me dijo que «la secuencia Ouile Ocuris no habría podido evolucionar fonéticamente a *Ovilico, pues supone una serie de cambios que no se dan en latín tardío o en romance ni tampoco en el proceso de arabización».


Transformación de Obili / Ovili / Ovilique en Ubrique

La diferencia entre las dos formas coetáneas Ovilique y Obili no debería resultar muy sorprendente. La primera la produce alguien que vive dentro o cerca del ámbito lingüístico hispanoárabe (probablemente, alguien de Morón), donde la terminación –ique es bastante habitual; la segunda, un castellano de Burgos, Álvar García de Santa María, a cuyos oídos un sonido [k] a final de palabra sonaría exótico. (Hay que tener en cuenta que este autor de la Crónica de Juan II también escribió Archid en vez del Archite que aparece en el romance coetáneo, quizá porque la terminación [t] era más extraña al castellano que [d]).

Por lo demás, los fenómenos lingüísticos que llevan desde Obili/Ovili/Ovilique a Ubrique no ofrecen muchas dudas.

En el texto de la Crónica de Juan II se observa que se usan las letras b, v y u de forma que no parece seguirse un sistema. José Antonio Correa lo explica de este modo:

El uso entre sí de las letras b, v y u es bastante arbitrario en la Edad Media y no tiende a regularizarse hasta la introducción de la imprenta, pero la arbitrariedad persiste largo tiempo sobre todo en los nombres propios en los que no se conoce razón para elegir una u otra letra. La distinción gráfica u/v nunca ha tenido valor fonético y su uso es muy caprichoso. La de b respecto a u/v parece que, solo en posición intervocálica, la tuvo en castellano hasta el s. XIV: la diferencia era entre oclusiva (b) y fricativa (v/u).

Pero andando el tempo ambos fonemas fueron perdiendo su diferencia hasta llegar al sonido único oclusivo bilabial sonoro que ahora tenemos. Además, en la representación gráfica todos los «vl» se acabaron convirtiendo en «bl» (así como todos los «vr» pasaron a «br»). Esto explicaría que no haya testimonio de *Ovlique, sino de Oblique.

En cuanto a la pérdida de la primera [i] de Ovilique, Correa indica que la síncopa de una vocal átona es un hecho no raro cuando le sigue sílaba tónica con la misma vocal.

Finalmente, tampoco son ni mucho menos extraños los cambios [l] > [r] (Oblique > Obrique) y [o] > [u] (Obrique > Ubrique), que están muy documentados a finales de la Edad Media.


5. Conclusiones

  1. Los dos vocablos más antiguos documentados que he encontrado en la cadena etimológica que conduce al topónimo Ubrique son Obil/Ovili y Ovilique.
  2. Respecto a los eslabones anteriores de la cadena solo se pueden establecer conjeturas, pero no hay pruebas sólidas para decantarse por ninguna de ellas. Al contrario, todas adolecen de algún punto débil por el que se podrían refutar.
  3. Una hipótesis es que el origen es antroponímico. Algunos especialistas han propuesto para topónimos portugueses una transformación de –ici en –ique (por ejemplo: Marcus > Marcici > Marachique), pero la causa de esa posible evolución no parece que la tengan clara (una razón que dan es la frecuencia de la terminación –ique en palabras árabes). En cualquier caso, podría aplicarse el modelo al topónimo Ubrique y pensarse en la existencia de un antropónimo (latino o visigótico) que evolucionaría a Ovilique a través de un genitivo (patronímico).
  4. Otra conjetura es que el topónimo procedería de un nombre común relacionado con «agua» y «ciudad», ya que hay muchos lugares (sobre todo en el norte peninsular) cuyos nombres empieza por el prefijo indoeuropeo ob– o similares a los que se les ha atribuido un significado hidrológico, y asimismo al segemento ili muchos especialistas le dan la traducción de «ciudad». El valle donde se asienta Ubrique, desde luego, convendría con esa propuesta, pero el problema es demostrarla.
  5. Y otra hipótesis, debida a José Antonio Correa, es que Obili/Ovili/Ovilique derivaría del nombre común latino ovile (majada, redil) al que se le agregaría el sufijo [-ˈiko] que los árabes convertirían en [–ik] y que por paragoge acabaría en [–ike].  Esta denominación también convendría con el emplazamiento del actual Ubrique, situado en un valle donde muy probablemente se desarrollaban las actividades agropecuarias requeridas para el sustento de los habitantes de la acrópolis de Ocur, quienes quizá llamarían a los fértiles llanos de abajo, donde tendrían sus rebaños, Ovile (“la majada”) o tal vez Ovilia (“las majadas”).

Bibliografía y notas

[1] Comiença la Cronica del serenissimo rey don Juan el segundo deste nombre, Sevilla, 1543, Fondo Antiguo de la Universidad de Sevilla.

[2] Fray Sebastián de Ubrique: Historia de la Villa de Ubrique, Sevilla, 1944.

[3]. Patricia García Sánchez-Migallón: Tratado del origen de los Reyes de Granada: edición y estudio (tesis doctoral), Universidad Complutense de Madrid, 2020

[4] Esteban de Garibay y Zamalloa: Los XL libros del compendio historial de las chrónicas y vniuersal historia de todos los reynos de España, Amberes, 1571, Biblioteca Digital de Castilla y León.

[5] Frey Francisco de Rades y Andrada: Crónica de las tres órdenes de caballería de Santiago, Calatrava y Alcántara, 1572, Biblioteca Digital Hispánica.

[6] En su tesis doctoral, La obra de Ildefonso Marzo y Sánchez. La Historiografía malagueña de la primera mitad del siglo XIX, Universidad de Málaga, 2015, Salvador David Pérez González elabora una tabla titulada “Poblaciones malagueñas y su topónimo según Ildefonso Marzo y Sánchez”. Al pie de la misma cita la fuente: la Historia de Málaga y su Provincia, del mencionado Ildefonso Marzo. En la tabla se dan estos datos: “Nomenclatura árabe – Situación – Año de conquista – Nomenclatura actual”. Hay una entrada “Obili – Garbia de Ronda – 1487 – [Blanco] ” y otra “Ubrique- Garbia de Ronda – 1481 – Ubrique”. Es decir, distingue entre Obili y Ubrique. Pero no se sabe a qué “Obili” se refiere porque no da su nombre moderno. He acudido al libro de Marzo [92] y no encuentro en él el nombre “Obili”. Ignoro si aparece en otra edición de dicha obra.

[7] Miguel Lafuente Alcántara: Historia de Granada, comprendiendo la de sus cuatro provincias Almería, Jaén, Granada y Málaga, desde remotos tiempos hasta nuestros días, París, Baudry, Librería europea, 1852, Biblioteca Virtual de Andalucía. Es posible que el autor esté confundiendo la palabra Obili con Ulisi, un antiguo establecimiento romano que se halla en término de la cercana Villanueva del Trabuco. En el libro Historia de las órdenes de caballería y de las condecoraciones españolas (varios autores, tomo I, Madrid 1865) se aclara: “En las historias generales de España que hablan de este suceso, comenzando por la de Mariana y acabando en las novísimas, se toma Archite por Archidona, villa de la provincia de Málaga situada donde esta parte linderos con las de Granada y Córdoba. El nombre de Archite lo conservan hoy un despoblado y huerta en el término de Benaocaz, provincia de Cádiz”.

[8] Luis Javier Guerrero Misa: Archite: nueva hipótesis sobre su desaparición. En: Las Siete Villas de la Serranía de Villaluenga 1502-2002. Coords.: Fernando Sígler y Juan Carrasco. Fundación de la Siete Villas / Ed. Tréveris, 2002.

[9] Frey Alonso de Torres y Tapia: Crónica de la Orden de Alcántara (dos tomos), editada por Tiburcio de Aguirre y Ayanz, Madrid, 1763.

[10] Frey Alonso da informaciones adicionales, algunas de ellas tomados del libro de Francisco de Rades [5].

[11] Antonio Benavides y otros: Historia de las órdenes de caballería y de las condecoraciones españolas, Madrid, 1864-1865, Internet Archive.

[12] S. Griswold Morley: Two New Historical Romances, Romance Philology, 5 (2/3), 1951-1952, 197-202].

[13] Escribiendo desde Estados Unidos, Morley se quejaba de no poder investigar algunos detalles in situ: “My commentary is regrettably deficient. One would need to be in Madrid in order to command the documents and books necessary”. Intentó encontrar Ovilique, Archite y Beniozas de la Sierra en el Nomenclator de 1789 y en uno moderno, así como en el Madoz [74], tarea abocada al fracaso porque a finales del siglo XVIII ningún lugar se llamaba Ovilique o Beniozas. Archite ya no existía.

[14] Joaquín Pascual Barea: Los «Anales de Morón» de Antonio Bohorques Villalón. En Actas del VI Encuentro Provincial de Investigadores Locales, Casa de la Provincia, Sevilla, coord. por José Reina Macías, 2010, 43-56.

[15] Antonio Bohorques Villalón: Annales de Morón: historia de su fundación y armas de sus famosos moradores. Editado por Patricio Gutiérrez Bravo, 1771 (manustrito), Biblioteca Virtual de Andalucía].

[16] Un ejemplo de cómo los sucesivos copistas van modificando y corrompiendo las obras originales es que en la versión del romance que transmite Bravo, copiada de una copia de la obra autógrafa de Bohorques, no figuran dos versos que sí aparecen en esta última y en la de Torres y Tapia. Son estos: “Allí respondió el maestre / bien oiréis lo que dijera”. Además, está cambiado “Quien vos aconsejó” por “quien lo aconseja”. En vez de “porque tres batallas he visto perderse en aquesa sierra” aparece “que tres batallas he visto perderse en aquesta sierra”. Bravo prefiere “respondiérale” por “respondiole” y cambia el vocativo “el alcaide” por “buen alcaide”. Por su parte, en 1944 Fray Sebastián de Ubrique, refiriéndose a una supuesta Crónica de Morón que en realidad es Anales de Morón, trasladó la versión de Bravo con nuevos cambios. Por un lapsus escribe “rendida” por “tendida”; sustituye “mantenga vos Dios” por “manténgaos Dios”; introduce un “y” entre “Archite” y “Ubrique”; y usa la expresión arcaizante “vuestra partida ¿do era?” en vez “vuestra partida donde era?”, supuestamente para ajustar la métrica y procurar la eufonía.

[17] Juan Luis Carriazo Rubio: Los mudéjares de Ubrique, En VI Estudios de Frontera. Población y poblamiento. Coordinadores, Francisco Toro Ceballos, José Rodríguez Molina, Diputación Provincial de Jaén, 2006, 179-192.

[18] Andrés Bernáldez (Cura de Los Palacios): Historia de los Reyes Católicos D. Fernando y Dª. Isabel: crónica inédita del siglo XV, editada por Miguel Lafuente y Alcántara, tomo 1, Granada, 1856, Biblioteca Virtual de Andalucía.

[19] [19] Curiosamente, en una edición posterior de este libro (Andrés Bernáldez (Cura de Los Palacios): Historia de los Reyes Católicos D. Fernando y Dª. Isabel, editada por Fernando de Gabriel y Ruiz de Apodaca, Sevilla, 1870, Biblioteca Virtual de Andalucía), se mantiene Oblique una de las veces pero se cambia por Obrique la otra, como si el editor hubiera pensado que Oblique era una errata:

[20] En un documento sin fecha, pero con seguridad de al menos 1485, que recoge una instrucción de la reina Isabel para que se le comunique en secreto al marqués de Cádiz su voluntad de donarle cinco villas de la Serranía de Villaluenga, aparece la palabra Abrique, pero puede considerarse un error, ya que a su lado se lee Nevacaz por Benaocaz. Es de suponer que el documento fue redactado por alguien que vivía muy lejos de estos lugares, los cuales no habría pisado nunca. El documento lo encontró Federico Devís Márquez en el Archivo General de Simancas (Diversos de Castilla, leg. 39, fol. 43) [21].

[21] Federico Devís Márquez: Mayorazgo y cambio político: estudios sobre el mayorazgo de la Casa de Arcos al final de la Edad Media, Universidad de Cádiz, 1999.

[22] Archivo Histórico Nacional – Nobleza. Leg. ES.45168.AHNOB/1//OSUNA,C.157,D.1-13. En la primera imagen parece leerse Ubrique, con «u», pero no es así porque en aquella época la «u» mayúscula inicial se escribía «v»; por otro lado, el símbolo que precede al nombre es &, o sea “y”; en la segunda imagen se lee Obriqe.

[23] Archivo Histórico Nacional – Nobleza. Leg. OSUNA,C.157,D.55-66. El legajo comprende documentos de entre 1511 y 1573; este es de 1530.

[24] Archivo Histórico Nacional – Nobleza. Leg. OSUNA,C.1608,D.28 (1535).

[25] Archivo Histórico Nacional – Nobleza. Leg. OSUNA,C.157,D.75-79 (1537-40).

[26] Luis de Igartuburu: Manual de la provincia de Cádiz, Revista Médica, Cádiz, 1847.

[27] Archivo Histórico Nacional. Leg. CONTRATACION,353,N.3 1623  –  1624 ES.41091.AGI//CONTRATACION,353,N.3.

[28] Archivo Histórico Nacional – Nobleza. Leg. OSUNA,C.158,D.99-128.

[29] Archivo Histórico Nacional – Nobleza. Leg. OSUNA,C.1627,D.30-31 (1615 – 1616).

[30] Francisco Javier Espinosa y Aguilera (El Cura de Cortes), Croquis del término municipal de Cortes de la Frontera, c. 1770, Biblioteca Nacional de España.

[31] Algunos autores consideran que tienen el mismo significado los prefijos ub-, up-, -ub-, -ov, -up-, -ub-, -uv-, -ap-, -ab-

[32] Francisco Villar Liébana: Los hidrónimos con *up- (*op-) ‘agua, río’, en la toponimia prerromana hispana. Palaeohispanica, 2, 2002, pp. 277-291.

[33] Francisco Villar Liébana: Indoeuropeos y no indoeuropeos en la Hispania prerromana – Las poblaciones, las lenguas prerromanas de Andalucía, Cataluña y Aragón según la información que nos proporciona la toponimia, Universidad de Salamanca, 2000.

[34] Julio Concepción Suárez: Oviedo, Uviéu: una etimología, una toponimia, una discusión en el tiempo, basado en: Julio Concepción Suárez: Diccionario etimológico de toponimia asturiana, Hifer Editor, Oviedo, 2017.

[35] Marcelino Cortés Valenciano: Toponimia de la villa de Tauste, Fundación Bartibás-Herrero y Asociación Cultural El Patiaz, 2008.

[36] William Smith: Dictionary of Greek and Roman biography and mythology, Little, Brown and Company, Boston, 1870, The Ancient Library.

[37] Wikipedia: Macrino, https://gl.wikipedia.org/wiki/Macrino (visto en agosto de 2020).

[38] Wikipedia: Diadumenian, https://en.wikipedia.org/wiki/Diadumenian (visto en agosto de 2020).

[39] Le Coins: 217-218 Macrinus (217 – 218) Marcus Opelius Severus MACRINUS Denar ss+ selten [217-218] ss+, https://www.ma-shops.com/lecoins/item.php?id=8806 (visto en agosto de 2020).

[40] Jonathan Edmondson: Granite Funerary Stelae from Augusta Emerita. Monografías Emeritenses, 2006.

[41] Por cierto, existe Ubilius como apellido moderno (visto en agosto de 2020).

[42] Wikipedia: Oppidia_(gens), https://en.wikipedia.org/wiki/Oppidia_(gens) (visto en agosto de 2020).

[43] Wikipedia: Lucius_Orbilius_Pupillus, https://en.wikipedia.org/wiki/Lucius_Orbilius_Pupillus, visto en agosto de 2020.

[44] Nombres parecidos a los mencionados no los encontramos solo en Roma, sino en otros lugares de Europa. Por ejemplo, hubo en la Serbia medieval un Miloš Obilić que se opuso a los turcos otomanos y es tan famoso en aquel país como el Cid en España, hasta el punto de que un club de fútbol lleva su nombre (Fudbalski Klub Obilić Belgrado) [Wikipedia: Miloš Obilić, https://es.wikipedia.org/wiki/Milo%C5%A1_Obili%C4%87 (visto en agosto de 2020)]. Y, por hacer una broma, siempre podemos pensar en el galo Obélix, el inseparable compañero de Astérix. Si nos ponemos a buscar, encontramos palabras similares a Obili por todas partes. Hay un pueblo en la India que se llama así, otro en Camerún, otro en Gabón… Y no hay que olvidar que existió una Obila vetona (por lo tanto, celta) que algunos identifican con Ávila [45]. Por lo tanto, no se puede negar un origen no romano del nombre de la localidad de Ubrique.

[45] William Smith: Dictionary of Greek and Roman Geography, vol. 2: Iabadius-Zymethus, Walton & Maberly, 1857.

[46] –Jairo Javier García Sánchez: La elaboración de un atlas toponímico: el «Atlas toponímico de España». En Toponimia e cartografía, ed. Xulio Sousa Fernández, Consello da Cultura Galega, Santiago de Compostela, 2010.
–Jairo Javier García Sánchez: Atlas toponímico de España, Arco Libros, S.L., 2007.

[47] Luis Iglesias García: El país de la Ṣujūr. Los rebordes occidentales de la depresión de ronda. Siglos VIII-XVI  (tesis doctoral), Universidad de Sevilla, 2015.

[48] Virgilio Martínez Enamorado: Las montañas de los beréberes. La cora de Takurunna. En Andalusíes, Mudéjares y Cristianos al sur de Ronda, Virgilio Martínez Enamorado y Juan Antonio Castillo Rodríguez (eds.), Ronda, 2003, pp. 48-89.

[49] José Miguel Rodríguez Calvente, Virgilio Martínez Enamorado, Juan Antonio Chavarría Vargas: Análisis del mapa realizado por Francisco Javier Espinosa y Aguilera como fuente para la Historia Moderna, Takurunna: Anuario de Estudios sobre Ronda y La Serranía, 8-9, 2018-2019, 175-202.

[50] Antonio Ordóñez Frías: El poblamiento rural andalusí poscalifal en la subcuenca de Río Grande (Málaga). Distribución espacial y pautas de asentamiento (tesis doctoral), Universidad de Cádiz, 2017.

[51] Virgilio Martínez Enamorado: Al-Andalus desde la periferia la formación de una sociedad musulmana en tierras malagueñas (siglos VIII-X), Diputación de Málaga, 2003.

[52] Carlos Hernández Gelabert: Orígenes medievales de las casas de Andratx (Mallorca): aportación al conocimiento de la formación de los tipos de la arquitectura tradicional local (tesis doctoral), Universidad Complutense de Madrid, 2014.

[53] Wikipedia: Masmuda, https://en.wikipedia.org/wiki/Masmuda (visto en agosto de 2020).

[54] Wikipedia: Aghmat, https://en.wikipedia.org/wiki/Aghmat (visto en agosto de 2020).

[55] Ronald A. Messier: The Almoravids and the Meanings of Jihad, ABC-CLIO, 2010.

[56] Mónica Rius: La Alquibla en al-Andalus y al-Magrib al-Aqṣà, Anuari de filologia. Secció B, Estudis àrabs i islàmics, 3, 1998-99, págs. 17-358.

[57] Timothy B. Husband: The Luminous Image: Painted Glass Roundels in the Lowlands, 1480-1560, Yale University Press, 2000.

[58] Foundation Aghmat: History of Aghmat, http://aghmatarchaeology.org/about/history-of-aghmat/ (visto en agosto de 2020).

[59] Wikipedia: Zaynab_an-Nafzawiyyah, https://en.wikipedia.org/wiki/Zaynab_an-Nafzawiyyah (visto en agosto de 2020).

[60] Wikipedia: Gomeres, https://ca.wikipedia.org/wiki/Gomeres (visto en agosto de 2020).

[61] Amar S. Baadj: Saladin, the Almohads and the Banu Ghaniya: The Contest for North Africa (12th and 13th centuries), Ed. Brill, 2015.

[62] El tambor: La Toponimia Gomera, https://www.eltambor.es/la-toponimia-gomera/ (visto en agosto de 2020).

[63] Wikipedia: Dukkala, [https://es.wikipedia.org/wiki/Dukkala] (visto en agosto de 2020).

[64] Wikipedia: Abd_el-Krim, https://es.wikipedia.org/wiki/Abd_el-Krim (visto en agosto de 2020).

[65] Wikipedia: Zenata, https://es.wikipedia.org/wiki/Zenata (visto en agosto de 2020).

[66] Wikipedia: Salé, https://en.wikipedia.org/wiki/Sal%C3%A9 (visto en agosto de 2020).

[67] José Baquero Luque: Toponimia del repartimiento de Comares, Isla de Arriarán: revista cultural y científica, 9, 1997, 191-200.

[68] Frasquita Larrea, Diario del viaje a Ubrique (verano de 1824).

[69] Boletín oficial de la zona de influencia española en Marruecos, 25/4/1918, n.º 8, p. 1.

[70] Reinhart Dozy: Recherches sur l’histoire et la littérature de l’Espagne pendant le moyen âge, tomo I, 1881.

[71] Jaime Oliver Asín: «Suber» en la España musulmana, en Études d’orientalisme dédiées à la mémoire de Lévi-Provençal, vol. 1, G.-P. Maisonneuve et Larose, 1962.

[72] Wilhelm Giese: Sierra y Campiña de Cádiz. Una contribución histórica y etnolingüística a la investigación de Andalucía, Introducción y traducción de Manuel Rivas Zancarrón, Universidad de Cádiz, 1996.

[73] Wikipedia: Quinto Lolio Urbico, https://es.wikipedia.org/wiki/Quinto_Lolio_Urbico (visto en agosto de 2020).

[74] Pascual Madoz: Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar, Madrid, Est. Literario-Tipográfico de P. Madoz y L. Sagasti, 1847.

[75] Oliver admite que todo –ique no tiene que significar abundancia o pluralidad, presentando como ejemplo el caso de Alcaudique (Almería), en el que –ique sería “agua” (*cab-d-agua < caput aquae (manantial)). Otros topónimos en –ique con etimologías sin connotaciones de colectivo de cosas son los que simplemente provienen, por paragoge, de nombres propios o comunes terminados en [k] o [q]. Un ejemplo es Bentarique, que vendría de los banú Tariq (familia de Tariq) (http://www.elecodealhama.es/sumarios/revistas/num006/tres.html).

[76] Miguel Asín Palacios: Contribución a la toponimia árabe de España, Instituto Benito Arias Montano (CSIC), 1944. Asín opina que Alberite procedía de al-barīda, “la posta”.

[77] Germà Colón Domènech: Informe sobre la denominació d’Alberic i Alberique, 1992, Consell Valencià de Cultura. Lo que dice este autor exactamente sobre este topónimo es lo siguiente: «Som davant un nom d’origen àrab: al-baríd “la posta”, i d’acord amb aquest ètimon  apareix en el Llibre del Repartiment (1238) com a Alberit amb una -t final. Per un canvi de sufix, degut a l’atracció dels noms llatins en -ICUS, passà a una terminació en -k, la qual és grafiada ja des d’antic com a Alberich o Alberic. Així en un document del rei Jaume I de l’any 1269 es parla de la séquia de Alberic, mentre que en el nomenclator del canonge Sanchis Sivera tenim Alberich (1273) i Albarich (1312); l’alternança e-a de les vocals pretòniques és normal i també es presenta en l’antropònim Alberic-Albaric, d’origen germànic. La de documentació toponímica d’Alberic i Alberich és molt abundant, mentre que això d’Alberique és una castellanització tardana, sense cap justificació en valencià».

[78] David de Melo Lopes: Nomes árabes de terras portuguesas, Publicação Comemorativa do Centenário de David Lopes, Sociedade de Língua Portuguesa e Círculo David Lopes, José Pedro Machado (ed.), Lisboa, 1968. Oliver dice que Lopes “imaginó equivocadamente” un origen germánico para este y otros topónimos portugueses en –ique [71].

[79] En general, Oliver es muy crítico con las hipótesis germánicas de Lopes. El español afirma que Penique (Sur de Portugal) significaría “conjunto de peñascos” [71], mientras que la escuela portuguesa se inclina por el antropónimo germánico Peniculus [82].

[80] Para Oliver, un sinónimo de Alberique sería Alberite, topónimo que existe al menos en Cádiz (dolmen de Alberite, Villamartín) y en La Rioja y Zaragoza. En general, cree que las terminaciones en –ite y –ena tienen el mismo sentido abundancial que las –ique, citando como ejemplos Jubrite o Jurite (antiguas casas de labora cerca de Motril) y Jobrite (Almería, s. XII), que tendrían el mismo significado que Jubrique. Oliver explica que la terminación –it, que se convierte fácilmente en –ite, proviene del latín –ētum pronunciado con imela. Y también Jubrena (una sierra granadina) y Sobrena (Portugal), que dice que quizá es una Šubrīna que aparece en fuentes árabes. Sobre el origen de Alberite, Oliver cree que “no provendría de Arboletu, como defendió V. García de Diego en su Diccionario Etimológico”. Además, se desdice de lo que opinó el mismo en una obra anterior al traducir Alberite por “albarizo”.

[81] Virgilio Martínez Enamorado y Juan Antonio Chavarría Vargas: Toponimia Mayor de la Serranía de Ronda, Editorial La Serranía, S.L., 2011.

[82] Maria Luisa Seabra Marques de Azevedo: Toponímia moçárabe no antigo Condado Conimbricense, Universidad de Coimbra, 2005.

[83] Auricus es un nombre medieval de origen germánico constatado, si bien no hay referencias históricas a personajes importantes llamados así (Wilhelm Meyer-Lubke: Romanische Namenstudien – I. Die Altportugiesischen Personennamen Germanischen Ursprungs, Viena, 1904; Ganino: Los Apellidos Italianos – Cognomi Italiani, https://ganino.com/cognomi_italiani_a (visto en agosto de 2020). En su Primera Crónica General, Alfonso X el Sabio menciona a unos reyes godos del siglo III llamados Auriaco (o Ariaco) y Aurico (Jurate Rosales: Los godos, Planeta Publishing Corporation, 2004). Robert C. Knapp, en su libro Roman Córdoba (Universidad de California, 1992) traslada una mención bibliográfica a un “jefe cordobés” llamado Auraricus que a Knapp le parece imaginario pues no ha encontrado más referencias de él.

[84] Joseph Maria Piel: Os nomes germânicos na toponímia portuguesa, Boletim de Filologia, V, 1937-1938, 279-280.

[85] Maria Luísa Seabra Marques de Azevedo: Moçarabismo e toponímia em Portugal, Academia das Ciências de Lisboa, 2015.

[86] Más topónimos portugueses en –ique son Monchique, Manique, Penique (que, como se ha dicho en [82], podría derivar del antropónimo Peniculus) y otros cuyo origen desconoce la autora, como Robique, Terrique, Totenique, Quinta do Anabique y Monte de Coquenique. Penanrique procedería de Pinna + Henricus; Valdique podría derivar del genitivo del visigodo latinizado *Baldoigius. Seabra dice que Montachique (Monte Aiseque en alguna fuente) vendría del nombre germánico Agicus.

[87] Patxi Salaberri Zaratiegi: Topónimos alaveses de base antroponímica terminados en –iz, -ez y –ona /–oa, Lapurdum, 17, 2003, en Internet.

[88] Sebastián Fernández López: Restauración de la Torre de Urique (Alhaurin el Grande), Mainake, 11-12, 1989-1990, 225-232.

[89] Ficha de Torre de Ubrique que se encuentra en Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico, https://guiadigital.iaph.es/bien/inmueble/884/malaga/alhaurin-el-grande/torre-de-ubrique (vista en agosto de 2020).

[90] José María Ruiz Povedano: Problemas en torno a la reestructuración del aparato militar defensivo en el occidente granadino a fines del siglo XV, Baética: Estudios de arte, geografía e historia, 2 (1), 1979, 225-249.

[91] Francisco Marmolejo Cantos: Regadíos en bancales en la alquería de Pereila, lugar de «moros y moriscos» de la tierra de Málaga, Arqueoweb: Revista sobre Arqueología en Internet, 16 (1), 2015. Este autor en su artículo utiliza siembre Hurique.

[92] Ildefonso Marzo y Sánchez: Historia de Málaga y su Provincia, 2 tomos, 2ª edición, 1850-51.

[93] Archivo personal del autor.

[94] Archivo Diplomático Político de España, 21 de junio de 1883, Biblioteca Nacional de España – Hemeroteca Digital.

[95] Diario El País, 22 de octubre de 1982 (Internet).

[96] El Heraldo de Madrid, 23 de octubre de 1925, Biblioteca Nacional de España – Hemeroteca Digital.

[98] Edouard Barry: El Burlador de Sevilla y convidado de piedra, Garnier Frères, Paris, 1910.

[99] Esperanza Cabello recoge en su blog varios ejemplos de confusiones. Comenta que, en un antiguo Diccionario Geográfico Universal, refiriéndose a Portugal se lee “los campos de Ubrique, célebres por la victoria que en ellos consiguió Alfonso, conde de Portugal, sobre cinco reyes moros…”. Otro es la atribución a Viriato de un triunfo en una supuesta «batalla de Ubrique» ocurrida 148 años antes de Cristo. (Esperanza Cabello Izquierdo: Manuel Cabello Janeiro y Esperanza Izquierdo Fernández. «El blog de Ocurris». Abril 2007, visto en agosto de 2020).

[100] Salvador Martín: Realistas y liberales de Gaucín (Málaga) en la Década Ominosa, Internet.

[101] Jose María Gavira Vallejo: OQVR (Ocur): el topónimo de la antigua ciudad del Salto de la Mora, en Ubrique.

[102] Francisco Torres Montes, Topónimos mozárabes en el oriente de la provincia de Almería, Actas del II Congreso Internacional de Historia de la Lengua Española. Tomo II (M. Ariza et al., ed). Madrid, Pabellón de España, 1992, pp. 1059-1068.

[103] José Antonio Correa Rodríguez. Correspondencia personal con el autor. Septiembre de 2020.

[104] La vacilación entre [r] y [l] también parece darse en Ourique, ya que una versión antigua de ese topónimo es Aulich.

[105] José Antonio Ranz Yubero y José Ramón Lopez de los Mozos, La toponimia en el viaje a la Alcarria y estudio de algunos topónimos menores, Revista de Folklore, 2003, 23a (266) 55-72. (http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/la-toponimia-en-el-viaje-a-la-alcarria-y-estudio-de-algunos-toponimos-menores/html/, consultada en septiembre de 2020).

[106] Elías Terés Sádaba, Antroponimia hispanoárabe (Reflejada por las fuentes latino-romances). Anaquel de Estudios Árabes, 1990, 1, 129-186.

[107] Wikipedia: Ávila, https://es.wikipedia.org/wiki/%C3%81vila#Toponimia, consultada en septiembre de 2020.

[108] Gonzalo Mateo Sanz: Topónimos y apellidos españoles de origen ibérico o pre-latino (Los iberos seguimos aquí), Monografías de Toponimia Ibérica, nº 1, Jolube Consultor Botánico y Editor, 2019.

[109] Wikipedia: Manzaneque, https://es.wikipedia.org/wiki/Manzaneque, consultada en septiembre de 2020.

[110] Wikipedia: Palomeque, https://es.wikipedia.org/wiki/Palomeque, consultada en septiembre de 2020.

[111] Miquel Barceló, Baleares (Berbères aux îles), En Encyclopédie Berbère, Tomo IX: Baal – Ben Yasla (Institut de Recherches et d’etudes sur le monde arabe et musulman – Centre de Recherche Berebère), capítulo B20 (pp. 1318-1322), Édisud, 1991.

[112] Miquel Barceló, Els Ayt Iraten i els altres: Inmigració i assentaments berbers a sˇarq al-Andalus. En Acculturazione e Mutamenti. Prospettive nell’archeologia medievale del Mediterraneo (R. Francovich, E. Boldrini (eds.)), 1995, 29-52.

[113] Efectivamente, el dígrafo «ch» muchas veces equivale a una [k]. Esto se comprueba en topónimos como Manzaneque, que en el siglo XIII se denominaba Manzanech y en el siglo XVI aparece escrito como Mançaneque  [109]. También está la palabra Mobarique, que tiene un reflejo Mobarich (además de un Mobaric) [106], caso este último que es un caso de «c» final equivalente a [k], el mismo que se también se encuentra en Palomeque, una de cuyas formas antiguas es Palombec [110].

[114] Jose María Gavira Vallejo: Ensayo onomástico sobre los últimos mudéjares de Ubrique (1501).

[115] Wikipedia, Ovil, https://pt.wikipedia.org/wiki/Ovil (consultado en septiembre de 2020).

[116] Wikipedia, Castro de Ovil, https://pt.wikipedia.org/wiki/Castro_de_Ovil (consultado el septiembre de 2020).

[117] José Antonio Correa Rodríguez. Correspondencia personal con el autor. Noviembre de 2020.

[118] María del Mar García Guzmán. El derecho de represalia en el sector occidental de la frontera castellano-granadina. La cabalgada de Juan Riquel, regidor de Jerez de la Frontera (1459-1460). REVISTA EPCCM . núm. 17. 2015 . págs. 147-160.

[119] Francisco Javier Simonet: Descripción del reino de Granada, sacada de los autores arábigos. Madrid, 1860, p. 169.

[120] Joan Carles Membrado-Tena y Emilio Iranzo-García: Los nombres de lugar como elementos evocadores del paisaje histórico.
Análisis de la toponimia de los núcleos de población de la cuenca del Vinalopó. Investigaciones Geográficas, 68 (2017) 191-207. https://doi.
org/10.14198/INGEO2017.68.11.

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