Hablaré de dos ubriqueños que tenían puntos de vista bien diferentes sobre la Cuba de finales del siglo XIX. Uno era filibustero, es decir, partidario de la emancipación de Cuba; el otro quería evitar legítimamente que lo mandaran a jugarse la vida para mantener a Cuba por fuerza unida a España.
1. El filibustero
En noviembre de 1895 arribó a Cádiz el vapor Cataluña procedente de La Habana trayendo a bordo a varios presos. Algunos o todos ellos habían sido sentenciados a cadena perpetua como filibusteros. Del asunto se hicieron eco varios periódicos y todo decían que entre los condenados había un ubriqueño, si bien discrepaban en el nombre del sujeto.
La Iberia
La Iberia del 18 de noviembre iniciaba la noticia como se lee sobre estas líneas y continuaba así:
Como se puede comprobar, el ubriqueño se llamaba supuestamente José Camino. Los otros dos sentenciados a cadena perpetua eran (según ese periódico) José Badosa Jordán y Juan González Hernández.
Badosa era un habanero de veintiséis años. “Es farmacéutico y demuestra inteligencia”, aseguraba el corresponsal del periódico, que explicaba que “no quisimos hablar mucho con él, ni transcribimos sus dichos, porque es un entusiasta filibustero, poco afecto a España”. Sin embargo, el periodista recogía parte de la entrevista que le hizo al preso un redactor de La Dinastía de Cádiz:
–¿Usted fue a la manigua obligado? [la manigua es un terreno pantanoso cubierto de maleza]
–No; por voluntad propia, para pelear por la libertad de la isla. Había servido en varias boticas, y últimamente, estando en Sagua, resolví irme al campo. Me incorporé a la partida del cabecilla Peraza, formada por unos 38 individuos; a los dos días entré en fuego, esto ocurría el 4 de septiembre, y tuve la desgracia de que me cogieran prisionero. Yo no pude defenderme porque aún no me habían dado armas; estas escaseaban tanto que de los 38 individuos unos llevaban tercerolas, otros Remigton y otros solo machetes. En aquel encuentro la partida tuvo un muerto. Las fuerzas las mandaba el teniente coronel Sr. Teruel.
La web Cubanos Famosos describe así a un personaje llamado Francisco Higinio Peraza Delgado (11/1/1856 – 11/8/1831) que cas con toda seguridad es el “cabecilla Peraza”:
Patriota quemadense que desde muy joven se integra a la lucha del Ejército Libertador, dirigido en su comienzo en las fuerzas mambisas por Máximo Gómez Báez, alcanza el grado de General. Es brutalmente asesinado a los 75 años defendiendo la causa de la Revolución. (…) El 3 de junio de 1895 en Iglesia se alza en arma el teniente Francisco Peraza, incorporándose más tarde a las fuerzas mambisas de las Villas, después integrará el contingente en Iguará y en la batalla de Mal Tiempo, Coliseo.
El tercer condenado a cadena perpetua que llegó a Cádiz en el vapor Cataluña se llamaba, según La Iberia, Juan González Hernández, de veintidós años, y era natural de las Islas Canarias, donde residían sus padres. Fue hecho prisionero en los “montes de Peralta”. Según él, trabajaba en un taller de carpintería que fue quemado por los insurrectos obligándolo a irse con “la partida que estaba mandada por José Sánchez y la formaban unos 200 provistos de armamento malo y desigual”. Y agregaba el periódico: “También asegura que los insurrectos le ofrecieron dinero; pero no le entregaron ni un cuarto”.
El guerrillero que se menciona podría ser José Sánchez Jorro, que según la web La Villa del Undoso el 3 de abril de 1896 “es ascendido a Coronel por Máximo Gómez, después de culminar la invasión. Ese año es envenenado por un traidor y luego macheteado en Punta Larga junto a cinco compañeros más, cuando cumplía misión en la brigada de Sagua”.
Diario Oficial de Avisos
Otro medio que se hizo eco de la llegada a Cádiz de los que habían sido declarados filibusteros fue el Diario Oficial de Avisos de Madrid, también el 18 de noviembre. Pero para este periódico el ubriqueño no se llamaba José Camino, sino José Carrasco Villarta, y además daba alguna filiación de él: era “hermano de D. Diego Carrasco, exdiputado de las Constituyentes, que hizo con Salvochea la revolución cantonal de Cádiz” (en julio de 1873).
Como se ve, el periódico agregaba que el ubriqueño José Carrasco había estado no con el guerrillero José Sánchez, sino con otro llamado llamado Libano Sánchez, un insurrecto que al parecer protagonizaba acciones de hostigamiento desde hacía algunos años, según esta información de El Bien Público del 17 de junio de 1885.
En cuanto al supuesto hermano de José Carrasco Villarta, entiendo que se refiere al ubriqueño Diego Carrasco Romero, que quizá fuese el mismo “Diego C. Romero” que fue implicado en el asesinato del alcalde Cristóbal Toro. El diario La República del 14 de marzo de 1884 denunciaba la situación de una persona de ese nombre, de Ubrique, que llevaba 14 meses en la cárcel sin que se le hubiera tomado declaración:
Según el Boletín Oficial del Grande Oriente Español del 31 de agosto de 1905, ese año era dado de baja de su logia masónica de Cádiz un Diego Carrasco Romero «por falta de asistencia y pago» (por cierto, también era expulsado por la misma razón un miembro de la logia América de Ubrique).

Pero si el filibustero José Carrasco Villarta y el republicano Diego Carrasco Romero eran hermanos, ¿de dónde salió el segundo apellido aquel? ¿Serían hermanastros? ¿O era un error del periódico?
En cuanto al nombrado José Badosa Jordán por La Iberia, era José Badoza Colán para el Diario Oficial de Avisos. Este periódico daba los nombres de otros cinco deportados y decía que todos eran filibusteros que venían condenados a cadena perpetua que habrían de cumplir en Ceuta.
El Liberal
Por su parte, El Liberal del día 17 hacía una extensa crónica del suceso que titulaba El teniente Gallegos:
A las siete de la mañana llegó el correo de Cuba en el vapor Cataluña. Este conduce a noventa y siete pasajeros, algunos jefes y oficiales de la Armada y de distintas armas del ejército, que vienen por haber ascendido unos y otros por estar enfermos de males cubanos.
Vienen diecisiete soldados enfermos y cuatro inútiles por heridas recibidas en la campaña. Estos pertenecen a los batallones peninsulares de la primera expedición. Vienen seis reos de delitos comunes y tres deportados filibusteros. Estos son: Juan González Hernández, campesino cubano, cogido prisionero en la acción de Monte Peralta, y figuraba en la partida de Sánchez.
José Badosa Jordán, farmacéutico en la Habana, joven instruido que en septiembre se incorporó en la partida de Perazas y fue aprisionado dos días después de la acción de Ático de Viano.
José Carrasco, natural de Ubrique (provincia de Cádiz), de oficio carpintero, que vivía en Santiago de Cuba y dice que lo prendieron como espía, siendo el hecho falso.
Los tres sentenciados por un Consejo de guerra a cadena perpetua, se muestran contentos, esperando que termine la guerra y los libertarán.
[…
Los soldados inútiles me aseguran que existen en el Hospital de la Habana, donde se encontraban ellos, más de doscientos cojos y mancos. En el correo próximo comenzarán a venir los heridos de la campaña. El viaje del Cataluña ha sido feliz.— Zaldúa.
Este periódico daba ese día mucha información sobre la conflictiva situación en la colonia y publicaba un mapa de Cuba para explicar los movimientos del ejército y las guerrillas independentistas.
2. El militar que pedía no ir a Cuba
Justamente un año más tarde, la situación en Cuba había empeorado y cada vez se vería más claro que la isla se iba a acabar separando irremediablemente del resto de España, no sin un gran riego previo de sangre. Quizá intuyendo este negro panorama, un padre de Ubrique pedía a la reina que eximiera a su hijo de ir a Cuba, estando dispuesto a acudir a otro destino, incluso Filipinas, que tampoco era precisamente un regalo. De este modo tan conmovedor argumentó el padre su ruego, según el diario La Época el 7 de noviembre de 1896:
Justo Zamora Gil había sido alcalde de Ubrique y protagonizó otros episodios de la historia del pueblo, como ha contado Esperanza Cabello en su blog.








