En 1768 fue procesada por la Inquisición la ubriqueña Ana Suárez. La acusaron el santero de la ermita de San Antonio y su mujer, quienes aseguraron que Suárez había dudado sarcásticamente de la virginidad de la Virgen y que había infamado gravemente al titular de la ermita, llamándolo «portugués enfurriñado» y cosas peores.
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