viernes, 17 mayo 2024

Adaptación no evolutiva: las mariquitas aprovechan el veneno de las cochinillas para defenderse

Un equipo de entomólogos de Valencia (España) ha comprobado este mecanismo de defensa en larvas de mariquitas contra hormigas depredadoras

Al azar

Las protagonistas de esta historia natural son las mariquitas (también llamada, según el sitio, catarina, vaquita de San Antonio, sanantonio, tortolita o chinita), las hormigas y las cochinillas del carmín (cochinilla grana, nocheztli) que parasitan las chumberas (nopal, tuna). La relación entre ellas la ha descubierto el entomólogo Ángel Plata, investigador predoctoral en el Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias (España), y otros colegas.

La cochinilla del carmín es muy conocida porque forma colonias de hasta unos pocos miles de individuos, lo que se traduce en el recubrimiento de la planta parasitada de una cera blanca para protegerse. Por otro lado, las hembras adultas producen ácido carmínico para protegerse. El compuesto tiene un color intenso y por eso se ha usado como tinte de tejidos (carmín) desde hace siglos, y aún hoy como colorante alimentario o en cosméticos como lápices de labios. El cultivo de este insecto para obtener carmín se practica especialmente en Perú, México, Chile, Argentina y Canarias (España).

Principalmente hay dos especies de cochinillas productoras de carmín: la Dactylopius coccus y la Dactylopius opuntiae. Esta es bastante
más agresiva para su hospedador que la primera. Se alimentan del nopal, una planta americana que al extenderse por todo el mundo trajo consigo al insecto a los campos mediterráneos, siendo en España una plaga que arruina a las chumberas.

Mariquita (Cryptolaemus montrouzieri) / Hectonichus, CC BY-SA 4.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=63211842)

Para combatirla se recurre a la mariquita (Cryptolaemus montrouzieri), un insecto originario de Australia que devora a las cochinillas sin que le afecte el ácido carmínico, que es una toxina para otros animales. Es más, lo que ha descubierto el investigador español es que el tóxico defiende a la cochinilla de ser atacada por depredadores.

El descubrimiento

Los científicos observaron que un grupo de hormigas depredadoras se acercaban a una larva de mariquita. Antes de ser atacada, la larva tensó sus músculos y expulsó una gota de líquido rojo brillante (ver imagen de cabecera). Se trataba de una hemolinfa repleta de ácido carmínico. Este mecanismo de defensa se llama sangrado reflejo. Ante esto, las hormigas se retiraron.

La mariquita no posee ácido carmínico de forma natural, sino que lo acumula devorando cochinillas del carmín. Esto no es una consecuencia de una evolución paralela de ambas especies, puesto que la cochinilla llegó a España de América hace relativamente poco. Es una adaptación a una nueva toxina disponible, utilizándola para defenderse de enemigos.

Hay muchas plantas y animales que se protegen de los depredadores mediante medios químicos. Pero algunos depredadores han desarrollado formas de resistir estas toxinas e incluso usarlas en su propia defensa. Las ranas venenosas, por ejemplo, acumulan reservas de alcaloides nocivos al alimentarse de insectos tóxicos. Pero este comportamiento ha sido fruto de una evolución conjunta durante un período prolongado. No es el caso de la mariquita y la cochinilla del carmín.

El descubrimiento augura que se hallarán más interacciones inesperadas entre especies nativas e introducidas a medida que el número de especies invasoras siga aumentando como consecuencia del comercio mundial y el cambio climático.


Referencia

Ángel Plata, Tobias Züst, Almudena Bermejo, Francisco José Beitia and Alejandro Tena. Exotic predators can sequester and use novel toxins from exotic non-coevolved prey. Proceedings of the Royal Society B. https://doi.org/10.1098/rspb.2023.2478.

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