viernes, 19 diciembre 2025

Una historia antes de 1500 y otra posterior

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Ubrique posee una historia rica y multifacética que se remonta a tiempos prehistóricos. Los primeros indicios de asentamientos humanos en la región se encuentran en las cuevas de su entorno montañoso, donde se han hallado pinturas rupestres y restos arqueológicos que evidencian la presencia de comunidades desde el Calcolítico.

Durante la época romana, Ubrique adquirió relevancia con la fundación de la ciudad de Ocur, cuyos vestigios aún pueden visitarse en las cercanías. Ocur fue una ciudad amurallada que formaba parte de la provincia Bética. Entre las ruinas se encuentran un mausoleo, termas y un foro, reflejo de la organización urbana romana.

Con la caída del Imperio Romano y la posterior invasión visigoda, la región experimentó una transformación en sus estructuras políticas y sociales. Más tarde, durante la dominación musulmana, Ubrique formó parte de la cora de Sidonia. Del periodo musulmán datan el castillo de Fátima y el de Aznalmara, fortalezas que controlaba el paso entre el valle y la sierra, evidenciando la importancia estratégica de la zona.

Tras la reconquista cristiana en el siglo XV, Ubrique fue incorporado al Reino de Castilla. Sin embargo, no fue hasta 1501 cuando se llevó a cabo una repoblación efectiva bajo el auspicio de Beatriz Pacheco, duquesa de Arcos. Este proceso implicó la expulsión de los mudéjares que habitaban la zona y la llegada de colonos cristianos, quienes recibieron tierras y viviendas. Documentos de la época registran los nombres de las familias repobladoras y las propiedades asignadas, ofreciendo una visión detallada de la reorganización social y territorial.

En el siglo XIX, Ubrique experimentó un crecimiento económico y demográfico significativo. La industria de la piel comenzó a consolidarse como una de las principales actividades económicas, tradición que perdura hasta nuestros días. La producción de artículos de marroquinería convirtió a Ubrique en un referente nacional e internacional, con una artesanía reconocida por su calidad y diseño.

Durante la Guerra de la Independencia (1808-1814), Ubrique, al igual que muchas localidades andaluzas, sufrió las consecuencias del conflicto. La invasión napoleónica provocó enfrentamientos y ocupaciones que afectaron la vida cotidiana de sus habitantes. Posteriormente, en el siglo XIX, la localidad se vio inmersa en las convulsiones políticas propias de la época, incluyendo los procesos de desamortización, que alteraron la propiedad de tierras y bienes eclesiásticos.

En el siglo XX, Ubrique continuó su desarrollo industrial, especialmente en el sector de la piel. La Guerra Civil Española (1936-1939) dejó su huella en la comunidad, aunque la localidad no fue escenario de ninguna batalla de consideración. En las décadas posteriores, la modernización de las infraestructuras y la mejora de las comunicaciones favorecieron la expansión económica y la conexión con mercados más amplios.

La transición democrática en España trajo consigo cambios significativos en la administración local. Ubrique, como otros municipios, experimentó una renovación en sus instituciones y una participación más activa de la ciudadanía en la vida política. La consolidación de la democracia permitió el desarrollo de proyectos orientados a mejorar la calidad de vida de los ubriqueños y a preservar su patrimonio cultural e histórico.

En la actualidad, Ubrique es reconocido por su legado histórico y su capacidad para integrar tradición e innovación. La industria marroquinera sigue siendo el motor económico, adaptándose a los desafíos del mercado global y manteniendo estándares de excelencia. El patrimonio histórico, con sitios como Ocur y el castillo de Fátima, junto con una rica cultura popular, hacen de Ubrique un lugar de interés para visitantes y estudiosos de la historia.

La historia de Ubrique es un testimonio de resiliencia y adaptación, reflejando las diversas influencias culturales y políticas que han moldeado su identidad a lo largo de los siglos. Desde sus orígenes prehistóricos hasta su presente dinámico, Ubrique se erige como un ejemplo de cómo las comunidades pueden evolucionar preservando su esencia y mirando hacia el futuro.

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