viernes, 19 diciembre 2025

La pujante industria textil de Grazalema a principios del XIX, según el científico Simón Clemente Rubio

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A finales de agosto de 1809, el botánico Simón de Rojas Clemente Rubio visitó algunos pueblos de la Sierra de Cádiz en un viaje que tenía por objeto componer una Historia Natural del Reino de Granada. Los pueblos que más le interesaron y en los que, por ello, se detuvo más tiempo, fueron Ubrique y Grazalema. En otro lugar he reproducido la parte de su cuaderno de campo referida a los pozos de nieve de Grazalema. Pero no es menos interesante la descripción que hace de la industria textil grazalemeña, que a principios del siglo XIX tenía una pujanza extraordinaria.

Clemente da algunos datos curiosísimos sobre los sistemas de producción (que quizá trajeron unos catalanes) y la organización del gremio. Además menciona de pasada las tenerías, por las que Grazalema estaba exenta de contribuir con hombres a la guerra, tal era la importancia que para la misma guerra tenía la producción de cuero. Copio la transcripción de la parte del Diario de Clemente referida a las fábricas textiles de Grazalema que hizo en 2002 el catedrático Antonio Gil Albarracín en su libro Simón de Rojas Clemente Rubio – Viaje a Andalucía – Historia natural del Reino de Granada (1804-1809), de la editorial Griselda Bonet Girabet.

La Fábrica de Paños de Grazalema es uno de los objetos más interesantes que pueden ofrecerse al viajero. En España cualquier establecimiento artístico debe estudiarse y apreciarse más que en otras partes, por la falta que tenemos de ellos y lo mucho que importa interesar a su favor el espíritu y la opinión y el gusto públicos. No vamos a hablar ahora de ninguno muy suntuoso o distinguido por la perfección de sus productos, sino de uno que, por la razón misma de su sencillez y poca finura es más útil que pudiera serlo en un pie de lujo; porque así como se halla acude al consumo de la clase numerosa y puede llegar a un incremento grande, sin perjuicio de que, perfeccionando sus labores quite en Andalucía la concurrencia de los Ingleses y de los de San Fernando que tanto han disminuido la introducción de estos por su mejor calidad y su baratura.

Hará 300 años, según se deduce por pasajes de algunos documentos antiguos, que se tejían ya paños en Grazalema, pero los progresos de la Fábrica fueron lentos, aunque al parecer continuos, hasta que poco más ha de 30 años se le concedieron los privilegios de Fábrica Real, que no tiene por aquí ningún otro Pueblo, y se le dieron sus Constituciones. Desde entonces ha progresado rápidamente y de ahí la comodidad y desahogo que disfrutan los vecinos de Grazalema y el grande aumento de su población, que ahora cuenta dos mil vecinos de 7 u 8 individuos cada uno, 9.000 de ellos que comulgan, todos empleados en la Fábrica, menos unos 20 hacendados, unos 120 pegujaleros de trigo, 7 de cebada, de 200 a 300 jornaleros y yegüeros y unos 100 arrieros, con unas 300 bestias mayores y menores, que apenas hacen más que transportar las lanas y los paños. Aun los vecinos del campo tratan en el paño y lanas casi todos.

El Gremio de Fábrica consta de tres, que son los de Tundidores, Bataneros y Tejedores. Tiene su Juez o Alcalde con 140 pesos anuales, su Escribano, con otro tanto, su Veedor de Tundidores, con 8 pesos, y el sirviente o Ministro, con 100 reales anuales. Tiene otros dos veedores para los otros dos gremios, sin dotación ninguna, y además su Tesorero y dos Diputados, también sin dotación. Consta de 24 individuos que se nombran por voto del cuerpo. El Juez de él alterna con el del Gremio de Labradores en el uso de la Jurisdicción Civil y se nombra por el Duque anualmente.

Los fondos salen de parte de las multas y de la contribución de dos reales que paga cada pieza de paño y que se aumenta o disminuye a discreción de la Junta, según las urgencias. No tienen otra inversión que
el pago de los sueldos y el costo y conservación de los tres lavaderos y sus enseres.

Todo el Pueblo es una fábrica, sin que haya ninguna suntuosa, ni edificio en que se elabore en grande.
Suele tener el Fabricante en su propia casa dos o tres telares y en ella hacen todos cardar su lana. Pero aquellos se hallan ordinariamente en las de los mismos tejedores que forman clase separada, aunque echen también algunos una u otra pieza por su cuenta. Son los telares 120.

También los Tundidores forman clase aparte y trabajan cada uno en su casa hasta el número de 84 en 42 tiendas.

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Son once los Batanes [ver nota al pie] y cuatro las Tintorerías, dos de ellas propiedad de Catalanes. Solo una de estas tiñe alguna vez de amarillo o pajizo con la gualda silvestre de la Serranía de Ronda o Pueblos de la Sierrezuela, pedáneos de Ronda. Tiñen mucho de azul con el añil, lo más de pardo de color arrastrado, con el Moralete de América, llamado Bozaina en Cataluña, y mucho de negro con el zumaque silvestre de Benalauría, Sara [Zahara] y otras partes, y con la alcaparrosa para el basto y con la agalla y el campeche para el fino.

Se tejen anualmente [tachado: diez mil piezas] trescientas mil varas de todo paño, de a treinta y cinco varas cada una, que llevan hilos de 1.400 a 2.600 y valen por lo común a 42 reales la vara. Llegan algunos al valor de 70 reales por vara, cuando ahora cuarenta años ninguno había pasado de 30 reales y los había de 7 reales por vara.

Sólo las mujeres hilan y desmotan, lo 1° en su propia casa, lo 2° en la del Fabricante. Algunas cardan también y tejen.

Vienen a Grazalema las lanas de toda Andalucía y parte de Extremadura, las mejores de Utrera, Montellano, el Coronil y Morón.

Un fabricante hacía en otro tiempo bayetas imitando a las de Antequera y hoy día las fabrica también otro; también se fabricaba antes la estameña o cordoncillo de Ronda y cobertores.

Se labran en Ubrique 150 piezas de paño y 6 o 7.000 de piezas de jerga.

De raja se labran en Benaocaz 2.500 piezas.

En Villaluenga se hacen algunos lienzos y alguna poca jerga.

Hay en Grazalema una Tenería pujante, la Fábrica ha progresado mucho con la gran cantidad de paños que en este año y el pasado ha dado para el ejército. Se ha eximido a Grazalema por razón de ella de contribuir con hombres para la guerra.

El hilado de la Fábrica de Grazalema da ocupación a las mujeres de 5 o 6 Pueblos de los más inmediatos: Montejaque y El Castor subsisten principalmente por esta participación en la Fábrica de Grazalema.

Está prohibido el dar negro sobre blanco a no ser dando primero a este pie azul. El pardo todo se hace sobre lana negra, el negro todo sobre lana negra; solo el azul se da sobre blanco.

En Canarias se consume mucho paño de Grazalema. Ha ido muchas veces a Galicia.

El consumo principal es el de roda Andalucía; muchos arrieros llevan los paños de su cuenta, comprados
de los Fabricantes.

[…]

En la Sierra de Tolox usan mucho de alpargates (así las llaman siendo de esparto), porque tienen en
ella esparto. Calzado desconocido enteramente por los de Grazalema, donde el esparto escasea.

[Nota al pie] Eran 14. En Benamahoma se han arruinado 4 o 5 y quedan dos que tendrán igual suerte si no se compone el malísimo camino del Pueblo a dichas Huertas. Pues acobarda y arruina a los Bataneros lo que las bestias se estropean en el camino que es carrera [¿carretera?] de Málaga a Cádiz. Los Batanes de las Huertas no tienen reemplazo, pues el río de la parte de acá no lleva en el verano bastante agua y se hace preciso llevar los paños a los Batanes de Ubrique y Ronda con no poco perjuicio de la Fábrica, por el aumento de gastos.


Toda esta información está contenida en el libro Simón de Rojas Clemente Rubio – Viaje a Andalucía – Historia natural del Reino de Granada (1804-1809), con edición, transcripción, estudio e índices de Antonio Gil Albarracín y otros artículos introductorios de Horacio Capel Sáez y Mª del Pilar de San Pío Aladrén. Lo publicó en 2002 la editorial Griselda Bonet Girabet.

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