sábado, 4 mayo 2024

La naturaleza es química

Al azar

Mercedes de la Fuente »

Cuando un pintor elige un color está seleccionando qué sustancias químicas aplicará en su lienzo. Hace muchos miles de años el hombre comenzó a utilizar el color para decorar las paredes de las cavernas; en aquel momento el color lo conseguían aplicando unos pocos pigmentos naturales. La paleta de color fue aumentando con las aportaciones de diferentes civilizaciones: egipcios, chinos, griegos y romanos… hasta llegar a la Era Moderna.

En 1704, el químico Heinrich Diesbach descubrió, accidentalmente, un nuevo pigmento, el que actualmente conocemos como azul de Prusia. Este es considerado el primer pigmento sintético y el primero de los colores modernos. Algo más tarde, en 1856, William Henry Perkin, alumno del ilustre químico August Wilhelm von Hofmann, sintetizó (también de forma no esperada) el primer color orgánico sintético a partir de anilina (malveína o púrpura de Perkin). Esta síntesis sentó las bases para la preparación de un gran abanico de nuevos pigmentos y, además, supuso el gran despegue de la Industria Química1. Desde entonces hasta hoy: ¡todo un abanico de colores!

Escultores, pintores, arquitectos, diseñadores, ingenieros… conocen la constitución y características químicas de los materiales con los que trabajan (piedras, metales, telas, colores, pigmentos…), ya que estas propiedades determinan el resultado final: su obra. Estos materiales están, o pueden estar, expuestos a reacciones químicas, transformaciones que si además conocen les permitirán manejarlos y conservarlos mejor.

¡Piénsalo!: puedes encontrar infinidad de ejemplos que ilustran historias paralelas en todos los campos2,3: alimentos, que la química nos ha revelado como mezcla de moléculas de azúcares, proteínas, grasas, vitaminas, …y cuyas transformaciones (ej: fermentaciones que producen vino, pan, cerveza…) conocemos, utilizamos o controlamos para su conservación o mejora; medicamentos (antibióticos, analgésicos…), en origen sustancias naturales con efectos sobre nuestra salud y bienestar, que la química nos ha permitido conocer, imitar y rediseñar tratando de optimizar su efecto; cosmética, entretenimiento, … y un amplísimo etcétera en el que todo tiene cabida. En cualquier área es fácil darse cuenta del interés que subyace a conocer la naturaleza química de las sustancias y de sus posibles transformaciones. Al fin, la naturaleza es química, conocerla nos ayuda a utilizarla y conservarla.


+ información

  1. I. Holme, Sir William Henry Perkin: a review of his life, work and legacy, Color Technol., 122, 235–251 (2006).
  2. I. Asimov, Nueva guía de la ciencia, 2ª Ed.. Plaza & Janes Ed. (1996).
  3. C. Aydon, Historias curiosas de la ciencia. Todo lo que deberíamos saber sobre el mundo y el universo. Swing (2008).

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