viernes, 19 diciembre 2025

Etenólisis isomerizante para convertir polietileno y polipropileno en productos valiosos

La degradación produce propileno, con el que se pueden fabricar de nuevos plásticos, e isobutileno

Al azar

La descomposición de poliolefinas como el polietileno (PE) y el polipropileno (PP) en sus componentes monoméricos ha sido un reto en el reciclaje químico debido a la estabilidad de los enlaces carbono-carbono que conforman estos polímeros. Estos materiales, ampliamente utilizados en productos como bolsas, envases y otros objetos de uso diario, constituyen dos tercios de los residuos plásticos mundiales, y hasta ahora, los métodos de reciclaje tradicionales no han logrado una solución eficiente, ya que dependen de catalizadores costosos o generan grandes cantidades de gases de efecto invernadero.

Recientemente se ha logrado un avance significativo mediante un proceso catalítico que utiliza óxido de wolframio sobre sílice y sodio sobre alúmina, en lugar de los metales preciosos que se habían empleado previamente. Este nuevo proceso, además de ser más económico, tiene un alto rendimiento, convirtiendo más del 90 % de los residuos de PE y PP en propileno o una mezcla de propileno e isobutileno a una temperatura de 320 °C. Este procedimiento evita la necesidad de eliminar hidrógeno de las poliolefinas para formar enlaces dobles que faciliten su ruptura, como en métodos anteriores, lo que representa una mejora significativa en términos de eficiencia y viabilidad económica.

Etenólisis isomerizante

El proceso, conocido como etenólisis isomerizante, permite transformar estos polímeros en productos valiosos que son ampliamente utilizados en la industria, como el propileno, que se emplea en la fabricación de nuevos plásticos, e isobutileno, un compuesto clave en la producción de aditivos para gasolina y otros polímeros industriales. Además, los catalizadores empleados, como el óxido de wolframio, son abundantes en la Tierra y mucho más accesibles que los metales nobles utilizados anteriormente, como el rutenio o el platino, lo que reduce considerablemente los costos del proceso.

Un aspecto fundamental de este nuevo desarrollo es que aborda una de las principales limitaciones del reciclaje de poliolefinas: la baja selectividad y los problemas energéticos que dificultan su implementación a gran escala. Además, este enfoque permite el tratamiento de formas posconsumo de polietileno y polipropileno, lo que tiene un gran potencial para reducir el volumen de residuos plásticos que terminan en vertederos o incinerados, contribuyendo así a una economía circular en la que los plásticos pueden reciclarse repetidamente sin la necesidad de nuevas materias primas de origen fósil.

El éxito de este proceso abre nuevas posibilidades para la implementación de plantas de reciclaje químico a gran escala, lo que podría tener un impacto considerable en la reducción de la dependencia del petróleo para la producción de nuevos plásticos y la disminución de los residuos plásticos a nivel global. Aunque aún queda trabajo por hacer para perfeccionar y escalar este método, su viabilidad económica y ambiental lo convierten en un candidato prometedor para resolver la crisis mundial de residuos plásticos en las próximas décadas.

Esta investigación es un avance notable en la conversión eficiente de poliolefinas en monómeros reutilizables mediante el uso de catalizadores accesibles y menos costosos. El desarrollo proporcionaría una ruta hacia una mayor sostenibilidad en la producción de plásticos a nivel mundial y podría contribuir a una economía más circular y reducir el impacto ambiental de los residuos plásticos.

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