El análisis fisicoquímico de pinturas prehistóricas aporta información esencial para la conservación, autentificación y comprensión tecnológica del arte rupestre. En este estudio se han examinado motivos pictóricos del Arco Mediterráneo de la Península Ibérica, declarado Patrimonio de la Humanidad, con especial atención a ejemplos como el uro de Selva Pascuala o las cabras esquemáticas de la Cueva de los Murciélagos.
El primer paso del análisis consiste en una inspección visual y microscópica, a menudo con microscopía estereoscópica. Si los arqueólogos lo consideran pertinente, se toman micromuestras de áreas deterioradas, respetando protocolos estrictos para evitar la contaminación. Estas muestras, que pueden ser tan pequeñas como un grano de polvo, se analizan posteriormente en el laboratorio mediante técnicas no destructivas, como la espectroscopía Raman y la espectroscopía infrarroja. Estas técnicas permiten identificar con precisión los compuestos presentes a través de sus espectros, auténticas “huellas dactilares” químicas.
Los resultados han revelado datos relevantes sobre los materiales utilizados por los antiguos artistas. Por ejemplo, los pigmentos negros se obtenían quemando madera o hueso; los pigmentos rojos contenían hematites (óxido de hierro); y el pigmento blanco hallado en Marmalo IV, inicialmente atribuido a arenisca blanca, resultó contener cuarzo e illita. Además, se ha detectado la presencia de apatito, procedente probablemente del uso de huesos triturados o utensilios óseos.
Un hallazgo interesante es la existencia de pátinas vítreas compuestas de oxalato de calcio, segregado por líquenes como Verrucaria nigrescens. Estas pátinas han cumplido funciones protectoras y permiten la datación mediante el método del carbono-14, ya que el oxalato es un compuesto orgánico. Si se encuentran capas de oxalato por debajo y por encima de la pintura se puede acotar la edad de la misma dentro de una horquilla cronológica.
También se han identificado procesos de deterioro físico-químico. La formación de yeso en grietas internas de la roca origina presión que lleva al desconchado de las capas pictóricas. Además, algunas pinturas al negro de carbón se están difuminando y se han detectado daños accidentales por soldaduras modernas, cuyos residuos de óxido de hierro pueden confundirse con pigmentos originales.
En algunos casos, se ha planteado la posibilidad de falsificación, como en unas barras anaranjadas aparentemente modernas. Sin embargo, el análisis espectroscópico reveló que el pigmento es hematites y está cubierto por una pátina antigua de oxalato, lo que confirma su autenticidad.
Finalmente, el estudio muestra una evolución tecnológica en la elaboración de pigmentos, observándose una disminución progresiva en el tamaño de partícula, lo que sugiere una mayor sofisticación con el tiempo. En conjunto, esta investigación demuestra que la química no solo permite caracterizar los materiales antiguos, sino que también ayuda a preservar y entender mejor nuestro patrimonio prehistórico.

