La tabla periódica que habitualmente se utiliza es, en cierto modo, irreal. Se representan los elementos en su estado neutro, pero esta no es el estado más estable de la gran mayoría de los elementos químicos de la Tierra. Por ejemplo, el sodio se encuentra en su inmensa mayoría como Na+, no como Na (no hay “minas de Na”), y el cloro como Cl–, no como Cl2.

El profesor L. Bruce Railsback, del Departamento de Geología de la Universidad de Georgia (EE. UU.) publicó en 2003 una Tabla periódica de los elementos y sus iones en la que tenía en cuenta estas circunstancias. Su intención general era que sirviera de ayuda sobre todos a los científicos o estudiantes de Ciencias de la Tierra (Geología) y, más específicamente, “contextualizar las tendencias en la geoquímica, mineralogía, química de ecosistemas acuosos y otras ciencias naturales”.
No es una tabla periódica normal. Se diferencia de las clásicas en que da mucha importancia a la especiación, es decir, a las diferentes formas en que se puede presentar cada elemento en la naturaleza, especialmente en lo que concierne a su estado de oxidación. Por ello, cada elemento aparece varias veces en tabla. La siguiente figura es un fragmento de la Tabla Periódica de los Elementos e Iones traducida por el profesor Juan Pablo Bernal, del Departamento de Geoquímica, Instituto de Geología, de la Universidad Nacional Autónoma de México. La publicó junto al propio Railsback en la Revista Mexicana de Ciencias Geológicas.

Bernal explica en su artículo que en este se muestran los principios y ventajas que ofrece esta tabla periódica:
A diferencia de la tabla periódica convencional, en donde únicamente se considera a los elementos en estado de oxidación cero, la Tabla Periódica de los Elementos y sus Iones acomoda a las especies de acuerdo a los estados de oxidación posibles en la naturaleza. Esto implica el reacomodo de algunas especies así como la aparición de algunos elementos en diversas posiciones. La clasificación de las especies de acuerdo a su estado de oxidación permite que las características intrínsecas de cada ion, polarizabilidad y potencial iónico (ϕ), pongan en evidencia algunas tendencias biogeoquímicas previamente elucidadas de manera semiempírica.
El autor explica la utilidad de estas variables:
A partir de la polarizabilidad es posible establecer patrones de reactividad y compatibilidad de los iones, mientras que el potencial iónico permite evidenciar tendencias en el comportamiento de los iones bajo diferentes condiciones de diferenciación geoquímica. Se muestra que la interacción de los diferentes iones con el ion óxido (O2–), modulada por el potencial iónico del catión, juega un papel fundamental en la mayoría de los procesos de diferenciación geoquímica, incluyendo hidrogeoquímica, intemperismo, petrogénesis ígnea, entre otros.
Referencias
- L. B. Railsback. An Earth scientist’s periodic table of the elements and their ions, Geology, 31(9) 2003, 737-740.
- J. P. Bernal y L. B. Railsback. Una introducción a la tabla periódica de los elementos y sus iones para las ciencias de la Tierra. Revista Mexicana de Ciencias Geológicas 25 (2) 2008.