Josep Francesc Braut Fernandez »
1. Problemas más habituales en el mantenimiento de jardines
La botánica es una ciencia, la agronomía una técnica y la jardinería un arte. Obviamente para diseñar y, sobre todo, mantener un jardín hacen falta conocimientos científicos (edafología, climatología, botánica, química, etc.) y técnicos (irrigación, mantenimiento de maquinaria, etc.). Pero las peticiones de los clientes, los problemas que hay que resolver, tienen tanto de artístico y estético como de técnico y científico.
Cualquiera que sepa dibujar un croquis es capaz de diseñar un jardín, pero sólo quien sepa dónde está y que quiere tener es capaz de mantener un jardín sin tener que destinar un exceso de tiempo y dinero a su mantenimiento.
Los principales problemas a los que me enfrento en el mantenimiento de jardines tienen que ver con la no adaptación al medio (mediterráneo, en mi caso):
Inadaptación hídrica: se plantan especies que requieren demasiada agua. Y a menudo no se programan adecuadamente los sistemas de riego, ya sea por la estacionalidad, ya será por la consideración térmica y pluviométrica (problema de fácil solución, hay hasta aplicaciones app para este fin)
Inadaptación térmica: se plantan especies que no soportan las elevadas temperaturas del verano mediterráneo. O especies que no soportan la amplitud térmica diaria (o anual) de ciertas zonas de interior.
Inadaptación edáfica: suelos demasiado ácidos o básicos para las especies seleccionadas. Suelos deficientes en nutrientes. Suelos de granulometría inadecuada (demasiado arcillosos unos, demasiado arenosos otros). Suelos sin el pendiente adecuado.
Inadaptación ecológica: se seleccionan especies vegetales que son incompatibles entre sí. Se seleccionan plantas glicófitas demasiado cerca del mar.
También es una fuente de problemas la proximidad de según qué elementos y actividades (que puede atraer aves, o ratas).

El protocolo aconsejado en los manuales es: atacar el problema (químicamente, físicamente); instalar un sistema de monitoreo para controlar la evolución; proponer y aplicar soluciones para resolver problemas estructurales (substitución de unas especies por otras, habitualmente).
2. Fitosanitarios y química de jardinería
Para poder aplicar productos fitosanitarios hace falta un carnet profesional específico (lo mismo ocurre con los plaguicidas para higiene alimentaria). Los principales productos fitosanitarios que se usan en mantenimiento de jardines son:
Herbicidas: para eliminar las mal llamadas malas hierbas.
Fungicidas: para eliminar los hongos.
Molusquicidas: para eliminar los moluscos (sobretodo caracoles y babosas).
Rodenticidas: para eliminar roedores (sobretodo topos y ratones de campo).
Acaricidas: para eliminar ácaros parasitarios (básicamente tetraniquidos y eriófidos).
Insecticidas: para eliminar insectos parásitos de las plantas o molestos para los humanos (la mayoría de veces son hormigas o avispas).
También se usan fitosanitarios para potenciar el crecimiento, para frenar el crecimiento y para dar un aspecto más verde a las plantas.
2.1. Herbicidas
Mala hierba es un concepto agronómico y económico, pero no botánico o ecológico. Es más, siendo muy estrictos, y basándonos en la ecología, diríamos que las malas hierbas son especies autóctonas, bien adaptadas y de rápido desarrollo.
En mantenimiento de jardinería me encuentro con dos tipos de malas hierbas: las que crecen donde no deben y las que perjudican el desarrollo de otras especies.
Las que crecen donde no deben son las que se encuentran en los elementos no botánicos del jardín y el hogar (o el restaurante, o la fábrica). Son las que crecen en aparcamientos, caminos asfaltados, muros y lugares similares. Las causas de su aparición son bien simples: un poco de tierra (o de polvo) que trae el viento, una pequeñísima cantidad de materia orgánica que también trae el viento, y una semilla, que crece de la misma manera. En estos casos la solución fácil es tirar un herbicida residual, que tienen alta persistencia e impiden que germinen nuevas semillas. Con dos aplicaciones al año hay suficiente.
Es preferible usar herbicidas no específicos, como el glifosato (según la etiqueta, fórmula C3H8NO5P), así cubrimos un amplio espectro de especies. Al fin y al cabo, no queremos ningún hierbajo en ese lugar en concreto.
Las que perjudican el desarrollo de otras especies son las que crecen en el jardín, junto a las especies plantadas, y a costa de las especies plantadas. En estos casos hay que descartar el uso de herbicidas residuales, que perjudicarían a todas las plantas, deseadas o no, y apostar por otros medios:
→ Herbicidas no residuales: se degradan en poco tiempo por lo que solo afectan a las plantas sobre las que son aplicados, y cuando son aplicados. En el mercado los hay de bastante específicos. Es recomendable usar los llamados “de contacto”, que no se mueven por el floema y no son susceptibles de afectar la planta deseada.
→ Corte mecánico: cuando se trata de hierbas delgadas que entorpecen el crecimiento de especies leñosas, se puede usar un cortabordes de hilo.
→ Corte manual: cuando son hierbas demasiado gruesas, o la especie deseada es demasiado fina, es preferible cortar con una tijera de jardinero. O arrancar con las manos.
→ Quema: cuando la especie deseada es frondosa, y las condiciones atmosféricas lo permiten (sin viento, sin sequedad, sin calor, preferiblemente en invierno) podemos hacer una quema controlada que acabará con las malas hierbas preservando la especie deseada.
2.2. Fungicidas
El cliente pide que se eliminen los hongos por dos razones: salud de las plantas (plagas como la roya o el mildiu), estética del jardín (setas que no perjudican a nadie, pero que no quedan bien).
Hay pocos hongos que hoy en día sean una amenaza para la supervivencia de un jardín, lo más aconsejable es aplicar preventivamente los fungicidas llamados de contacto, que evitan que las esporas se instalen en la superficie de la planta.
La mayoría de los hongos de jardín son de los grupos oosmycetes y basidiomicetes.
En el clima mediterráneo distinguimos entre un ataque fúngico policíclico, cuando el hongo es capaz de producir esporas y re-infectar plantas durante la estación de crecimiento vegetal; y monocíclico si el hongo debe esperar a una nueva temporada de crecimiento.
Cuando el hongo patógeno ya ha entrado produce un haustorium (extremo de la hifa que se mete en el tejido del anfitrión, pero permanece fuera de la membrana de la célula huésped) y se desarrolla dentro de la planta aprovechándose de ella viva (la llamada alimentación biotrófica), o mata las células de su alrededor y se alimenta del tejido muerto (conocida como alimentación necrotrófica).
Se identifica el hongo por las marcas en hojas y tallos (hay manuales de identificación de fácil manejo). Las principales enfermedades causadas por hongos en jardines son roya, mildius, oidios, chancros, así como podredumbres en diversas partes de la anatomía de la planta.
2.3. Molusquicidas
La mayoría de moluscos de jardín son babosas y caracoles. En jardinería se desaconseja el uso de molusquicidas genéricos, y solo se aplican formulados en base a metaldehído (según manual, con fórmula C8H16O4) que es específico y selectivo para el control de caracoles y babosas.
Para frenar a los moluscos es útil instalar barreras físicas que les limiten su ya de por si limitada movilidad (rugosidades, áridos cortantes, etc.).
2.4. Rodenticidas

Los topos (Talpa europaea) y los ratones de campo (Mus musculus) son los principales roedores que afectan a los jardines de casas particulares. En comunidades de vecinos y polígonos industriales, las ratas de cloaca (Rattus norvegicus) son la especie dominante. El tratamiento a seguir en cada especie es ligeramente distinto:
→ Rata de cloaca: el problema no está situado en el jardín, sino en las cloacas y en el interior del edificio (sótanos, depósitos de agua, etc.), y es allí dónde hay que actuar… ¡siempre y cuando sea el edificio del cliente! A menudo el foco está en el exterior, en un edificio vecino al que no podemos acceder.
Si podemos acceder, saneamiento y exclusión: venenos (sobretodo anticoagulantes sólidos, líquidos a base de difenacoum o polvos con cumtetralilo), retirada de agua y tapar agujeros.
→ Ratón de campo: el problema está situado en el exterior, y allí es dónde debe tratarse. Si el jardín está en una zona rodeada de campo o bosque, lo mejor es vallar bien el jardín y poner trampas en el perímetro, ya que no podremos atacar todo el campo. Si el jardín está en una zona urbanizada, instalaremos cebos sólidos con veneno (anticoagulantes o también fosfato de zinc) o pondremos abrevaderos controlados (ideal para zonas más secas) con difenacoum.
→ Topo: el problema está fuera, y con cebos enterrados en el jardín se puede atajar. Anticoagulantes (según etiqueta: difenacoum, bromodialona, clorofaciona… varía según el fabricante).
Un buen complemento físico al tratamiento químico consiste en taponar los agujeros e introducir verticalmente pequeñas planchas metálicas en el subsuelo adyacente al límite del jardín. Los topos no pueden atravesarlas y estéticamente no alteran nada porque no se ven.
2.5. Acaricidas
Hay cientos de miles de especies de ácaros, y miles de especies que se encuentran habitualmente en los jardines. Algunos atacan las plantas, y otros son simplemente molestos. No se puede hacer un listado de especies, pues son millares. Como mucho aproximar orden y familia, en unos pocos casos géneros, pero casi nunca se puede concretar la especie.
Los principales ácaros que afectan el jardín son arañitas rojas (Tetranychus spp), arañita blancas (Tarsonemidae spp) y arañitas de las hojas (Eriophydae spp).
Según la fase en la que se encuentre, o que por estrategia del calendario nos interese atacar, usaremos ovicidas (huevos), larvicidas (larvas), ninfacidas (ninfas) o adulticidas (adultos).
Los más utilizados son Amitraz (según fabricante C19H23N3), Ciromazina (un disruptor de la muda, que impide el desarrollo del ácaro), Bifenazato (un inhibidor neuronal), Organoclorados (neurotóxicos), Clofentezina (inhibidor del crecimiento), y otros.
Por lo que respecta a la técnica de aplicación, la más habitual en jardinería es la pulverización en dilución, siendo agua el líquido en el que se diluye el biocida.
Un tratamiento físico complementario del químico es el uso de rayos UVC (200-280nm), que matan a los ácaros y no perjudican a las plantas.

2.6. Insecticidas
Igual que sucede con los ácaros, hay miles de especies de insectos y la lucha integrada contra los insectos no se hace a nivel de especie, sino al de orden, familia o género. Y como también sucede con los ácaros, los hay que se combaten porqué perjudican a las plantas de jardín y los hay que se combaten porqué molestan a las personas usuarias del jardín.
Según el manual de aplicación de fitosanitarios, químicamente los insecticidas se agrupan en:
→ Organofosforados: son muy tóxicos y poco persistentes, razón por la que lo usamos en tratamientos de choque.
→ Organoclorados: derivados del cloro, son persistentes y se acumulan en las grasas.
→ Piretroides: tienen una estructura similar a las piretrinas, son más persistentes que los organofosforados y menos que los organoclorados, y tienen la virtud de ser biodegradables.
→ Carbamatos: son compuestos orgánicos derivados del ácido carbámico (NH2COOH) y basan su efecto insecticida inactivando la enzima acetilcolinesterasa (neurotransmisora).
→ Neonicotenoides: compuestos sintéticos con efectos similares a la nicotina, pero menos perjudiciales para los mamíferos (eliminan los insectos del jardín sin perjudicar las mascotas o los niños).
Por lo que respecta a la técnica de aplicación, la más habitual en jardinería es la pulverización en dilución, siendo agua el líquido en el que se diluye el biocida.
Hay tratamientos de carácter físico que complementan los químicos. En terrazas instaladas en pequeños jardines (sobretodo de bares y restaurantes) instalamos matainsectos ultravioleta. Su funcionamiento es muy simple: la radiación UV atrae a los insectos y estos mueren electrocutados al acercarse a la luz y posarse sobre una metal electrificado.
También se usan trampas para moscas, consistentes en una bolsa, un atrayente (térmico, alimenticio o hormonal) y un mecanismo de absorción. Simple, barato y no contaminante
2.7. Fertilizantes y nutrientes
Hay una docena de elementos químicos que la planta necesita para crecer, y deben de ser presentados en forma absorbible. De estos doce elementos, los dos más reclamados son el nitrógeno y el fósforo, presentados en diversos formulados, tanto naturales como sintéticos.
2.8. Limitantes del crecimiento y reverdescentes
En ocasiones las plantas y, sobre todo, los árboles del jardín crecen demasiado, o en una dirección no conveniente, afectando otros usos y elementos (mesas de bar, tabiques de casa).
En estos casos lo mejor es cortar por lo sano. Aún así se comercializan productos que limitan o frenan el crecimiento de las plantas. Vienen a ser como herbicidas, pero menos agresivos.
En ocasiones las hojas pierden su color verde. Puede ser por causas naturales (sobretodo en especies caducifolias), puede ser por estrés hídrico, o por algún patógeno. En estos casos se puede aplicar productos reverdescentes. Básicamente estimulan la producción de clorofila, haciendo que las hojas recuperen su color verde, pero su efectividad es más que discutida, siendo un producto que ha caído en desuso.
3.- Eco y Bio

Los fabricantes de productos fitosanitarios han desarrollado una gran variedad de productos con la etiqueta “biológico” y “ecológico”. Estos productos se caracterizan por ser de origen natural, o tener como agente biocida un microorganismo, o ser rápidamente biodegradables. En general son efectivos y no son excesivamente caros.
También se ponen las etiquetas eco y bio en muchos remedios caseros (a menudo son químicamente similares), baratos y eficaces
Los más usados son derivados tóxicos de plantas como la cafeína (C8H10N4O2), la piretrina (R=CH3 y R=CO2CH3), la nicotina (C10H14N2) y el aceite de nuez moscada o miristicina (C11H12O3).
También usamos disruptores microbianos de los procesos digestivos: especialmente variantes del Bacillus thuringiensis.
Entre los remedios caseros con etiqueta bio y eco tenemos el mantillo de café y tabaco: el marró del café (café normal), mezclado con tabaco (tabaco barato) es un eficaz insecticida vegetal, barato y biodegradable. Los principios activos son la cafeína y la nicotina.
El uso de insectos como fungicidas (mariquitas, por ejemple) es habitual en agricultura, pero no en jardinería.
Por lo que respeta a las aves, los dispositivos antipuesta, los espantadores acústicos, las trampas eléctricas y pastas de disuasión visual (la mayoría de aves puede ver en un rango del UV próximo, y esta pasta parece fuego, cosa que las hace huir) son más eficaces y menos contaminantes que los venenos avicidas, que hoy en día ya están prohibidos.

4. Conclusiones y propuestas
Como ya he explicado al principio, el principal problema es la falta de realismo: no entender que una especie vegetal es propia de una determinada región biogeográfica, pero no de otras; no entender que una planta es un ser vivo, que crece, envejece, enferma y muere, y que hay que planificar su crecimiento (o aplicar fitosanitarios que frenan su crecimiento), sanarlo cuando enferma y saber qué hacer cuando muere; no entender que las plantas tienen un ecosistemas, y relaciones simbióticas con unas especies, y competidoras o parasitarias con otras; no entender que un vegetal es un productor primario, que la biomasa que genera será aprovechada por otras especies; no entender que los suelos son distintos en su pH (y a veces hay que corregirlo), en un granulometría, en la presencia de nutrientes y en su inclinación; no entender que el Sol sale por el este, tiene su punto álgido en el sur y se pone por el oeste, por eso hay especies propias de solana y otras propias de la umbría, y que la misma especie triunfará en un parte del jardín pero fracasará en otra.
A menudo la mejor manera de proteger una especie es acompañarla de otra: que le dé sombra, que le proteja del viento, que le enriquezca el suelo, que fije mejor el suelo, que repela ciertos insectos, que repela a otros.
Por increíble que parezca, y tomando la máxima (es mía) de que la botánica es una ciencia, la agronomía una técnica y la jardinería un arte, en alguna ocasión he llegado a poner plantas artificiales para proteger plantas naturales.
5.- Bibliografía básica
- Manual tècnic de l’aplicador de fitosanitaris, DARP
- La jardineria d’estil mediterrani, H. Gildemeister
- Web del DARP y del RSV
- Web del COEAC
