La experiencia nos enseña que los metales se vuelven más blandos cuando se calientan. Sin embargo, esto no siempre sucede en todas las condiciones. Se ha descubierto que los metales calentados se comportan de manera contraria a la intuición cuando se les dispara con microbalas impulsadas por láser.
Bajo estos impactos, comparables a los de meteoritos de alta velocidad, las piezas de cobre, titanio y oro calentadas a temperaturas más altas son más fuertes que las que no se calentaron tanto: los microproyectiles crearon cráteres más pequeños y rebotaron más.
Esto se debe a que en estas condiciones entra en juego una propiedad llamada fortalecimiento por arrastre.
El efecto podría favorecer nuevas estrategias para el diseño de dispositivos, por ejemplo en la ingeniería aeroespacial.

