viernes, 19 diciembre 2025

Técnicas arquitectónicas de cinco civilizaciones antiguas para protegerse del calor

Al azar

Adriana Zuniga-Teran, profesora de Geografía Urbana en la Universidad de Arizona, escribe un artículo en The Conversation en el que analiza cómo las civilizaciones antiguas desarrollaron estrategias arquitectónicas eficaces para adaptarse a climas cálidos y secos, conocimientos que son relevantes hoy en día en el contexto del cambio climático. A medida que las temperaturas globales aumentan y los veranos se vuelven más peligrosos, como los de 2023 y 2024, es esencial que los diseñadores modernos aprendan de estos enfoques tradicionales para enfrentar un futuro más caluroso, donde los apagones prolongados podrían ser más comunes debido a tormentas intensas.

Sumerios: control del calor en comunidad

Los sumerios, que vivieron hace unos 6000 años en lo que hoy es el sur de Irak, emplearon técnicas arquitectónicas para manejar el calor extremo de su entorno. Construyeron edificios con paredes gruesas y ventanas pequeñas para minimizar la exposición al calor, utilizando materiales como adobe o barro que absorbían calor durante el día y lo liberaban por la noche. Además, al construir sus edificios muy juntos, reducían el número de paredes expuestas al sol, lo que contribuía a mantener temperaturas interiores más frescas. Las calles estrechas proporcionaban sombra durante todo el día, permitiendo una circulación más cómoda.

Egipcios antiguos: aprovechando el viento

En el antiguo Egipto, las construcciones también estaban adaptadas al calor, utilizando materiales como el ladrillo de barro para los edificios residenciales y la piedra para los palacios. Los egipcios desarrollaron el mulqaf, una tecnología que consistía en aberturas altas en las paredes orientadas hacia los vientos predominantes, actuando como captadores de viento que lo canalizaban hacia el interior del edificio, creando circulación de aire que expulsaba el calor a través de otras aberturas. Esta técnica, conocida como atrapa-vientos, sigue siendo utilizada en edificios de Medio Oriente y Asia Central.

Indios pueblo: trabajando con el sol

Los indio pueblo, en el suroeste de los Estados Unidos, también emplearon estrategias efectivas para manejar el calor. Sus edificios, hechos de ladrillo de barro y roca, tenían ventanas pequeñas y paredes compartidas para reducir la entrada de calor. Además, construyeron sus comunidades bajo acantilados orientados al sur, lo que proporcionaba sombra en verano y permitía la entrada de luz solar en invierno. Este enfoque de orientación solar se mantiene en las viviendas de adobe en la región.

Califatos musulmanes: aprovechando cada gota de lluvia

Los califatos musulmanes de África del Norte y el sur de España en el siglo VIII diseñaron sistemas para capturar el agua de lluvia, recolectándola desde los techos y dirigiéndola a cisternas para su uso en la irrigación de jardines en los patios interiores. Esta estrategia de gestión del agua es similar a la utilizada hoy en día en lugares como Mendoza, Argentina, donde se emplea para regar árboles y plantas en las calles.

Mayas y teotihuacanos: capturando agua de lluvia

Las civilizaciones mayas y teotihuacanas en México y Centroamérica desarrollaron sistemas a escala urbana para recolectar y almacenar agua de lluvia durante la temporada seca. Utilizaban pirámides, plazas y acueductos para canalizar el agua hacia grandes cisternas, a menudo utilizando plantas para purificarla. Este tipo de recolección de agua es ahora reconocido como una estrategia eficaz para aumentar la resiliencia urbana.

Aplicando estas lecciones en el presente

Según Adriana Zuniga-Teran, aunque adaptar las ciudades modernas y sus torres de vidrio para un mejor control del calor es complicado, las técnicas de estas civilizaciones antiguas ofrecen valiosas lecciones para vivir mejor en climas más cálidos y secos y para depender menos del aire acondicionado. De hecho, algunos arquitectos están integrando estos enfoques antiguos en sus diseños. La orientación adecuada de los edificios, combinada con dispositivos de sombreado, puede reducir la radiación solar en verano y aprovecharla en invierno. La recolección de agua de lluvia y su uso para la irrigación de jardines puede ayudar a reducir el consumo de agua y adaptarse a condiciones más secas.

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