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Ainara Chávez Reyes »
No es novedad que el mal uso de los antibióticos nos deja a su paso un problema creciente en la salud pública a nivel mundial. Cada vez se ven más casos de resistencia dificultando el tratamiento efectivo de infecciones bacterianas comunes, provocando así un auge en la preocupación de la medicina moderna. Muchas veces, se debe a una confusión de enfermedades víricas con las bacterianas.
Nos podemos llegar a preguntar por qué no creamos más antibióticos que sean efectivos. La realidad es que no es tan fácil. Hace décadas que las industrias farmacéuticas dejaron de investigar a causa de los altos costes que suponía en comparación de los ingresos previstos. Actualmente, tenemos que recurrir a antibióticos antiguos con tal de erradicar las bacterias u optar por la opción de medicamentos intravenosos en lugar de los clásicos orales.
Resistencia
Para entender bien la creación de esta resistencia, debemos tener claros dos conceptos: qué es una bacteria y cómo actúa un antibiótico.
Una bacteria es, básicamente, un microorganismo unicelular procariota, es decir, no posee núcleo, pero sí ADN circular bicatenario. Tienen una espectacular capacidad de reproducción y con ello una gran cantidad de mutaciones que causan una mayor variabilidad génica.
La mayor parte de la población cree que las bacterias son malas, y es cierto, algunas lo son, pero todas las otras son muy necesarias para un correcto funcionamiento del ecosistema. De hecho, sin ellas, no habríamos podido descubrir ciertos antibióticos importantes como la penicilina.
Por otra parte, tenemos los antibióticos. Son sustancias químicas que pueden causar la muerte de las bacterias o parar su crecimiento. Por tanto, la función de los antibióticos es combatir infecciones producidas por bacterias, sin atacar al organismo. Pero, ¿cómo actúan frente a las bacterias?
Mecanismos de actuación de los antibióticos
Pueden afectar de maneras diferentes como:
- Inhibiendo la síntesis de la pared celular, debilitando o rompiendo así las paredes celulares haciendo más eficientes las acciones del sistema inmune.
- Inhibiendo la síntesis de proteínas, dejando al microorganismo sin capacidad de producir nuevas proteínas.
- Inhibiendo la replicación de ADN o ARN, evitando la reproducción o la expresión génica del material genético.
- Inhibiendo los procesos enzimáticos, deteniendo las reacciones metabólicas esenciales afectando a su funcionamiento normal.
- Alterando la permeabilidad de la membrana celular, provocando fugas de sustancias importantes para la bacteria.
Entonces, si los antibióticos actúan de tantas maneras diferentes, ¿por qué hay resistencia bacteriana?
La explicación es muy sencilla. La gran capacidad de reproducción y mutación de las bacterias hace que estas se adapten para conseguir sobrevivir. Esta adaptación causa que, en ciertos casos, la bacteria no se pueda erradicar con ningún antibacteriano y ocasione la muerte al portador. Estas bacterias capaces de sobrevivir las llamamos superbacterias.
Recomendaciones
Para combatir este problema que nos afecta a escala global tenemos que poner todos de nuestra parte. Algunas recomendaciones que podemos seguir para utilizar bien los antibióticos son:
- Tomarlos únicamente bajo prescripción médica.
- Administrarlos por la vía adecuada (p. ej.: aplicar una loción en lugar de consumir comprimidos orales).
- Antibióticos con un gramaje o composición correctos.
- Evitar el exceso de su consumo.
- Finalizar los tratamientos prescritos.
Aunque las malas acciones ya están instauradas en la sociedad, podemos intentar evitar la infección bacteriana. Algunas prácticas que deberíamos seguir son:
- Desinfección de manos, superficies y del ambiente.
- Manipulación apropiada de los alimentos.
- Evitar el contacto con personas enfermas.
- Tener el libro de vacunas al día.
