La geoingeniería, que abarca una variedad de propuestas para combatir el cambio climático alterando el medio ambiente, ha sido objeto de controversia debido a sus enfoques radicales. Estas estrategias incluyen desde arrojar hierro al océano hasta lanzar espejos al espacio, y una nueva propuesta que parece igualmente innovadora es la inyección de polvo de diamante en la estratósfera.
Un reciente estudio de modelado publicado en Geophysical Research Letters explora la viabilidad de esta opción y sugiere que podría enfriar el planeta hasta 1,6 ºC, lo suficiente para mitigar los efectos más graves del calentamiento global. Sin embargo, el costo estimado de esta estrategia, casi 200 billones de dólares durante lo que resta del siglo, es significativamente mayor que otras propuestas más tradicionales, como el uso de partículas de azufre.
Este estudio se enfoca en un tipo de geoingeniería llamado inyección de aerosoles estratosféricos, una técnica que se basa en replicar el efecto de las erupciones volcánicas. Cuando los volcanes lanzan dióxido de azufre a la estratósfera, este se combina con vapor de agua para formar aerosoles de sulfato, los cuales reflejan la luz solar de vuelta al espacio, enfriando el planeta. Un ejemplo notable es la erupción del Monte Pinatubo en 1991, que redujo la temperatura global hasta en 0,5 ºC durante varios años.
Riesgos del azufre
No obstante, la inyección artificial de azufre conlleva riesgos. Las partículas de sulfato incluyen gotas de ácido sulfúrico, uno de los principales componentes de la lluvia ácida, y también pueden afectar a la capa de ozono y causar calentamientos estratosféricos que alteren los patrones climáticos. Debido a estos problemas, ul equipo de investigación del ETH Zürich exploró si otras partículas podrían evitar estos inconvenientes.
El estudio utilizó un modelo climático en 3D que tuvo en cuenta factores como la química de los aerosoles, su distribución en la atmósfera y su capacidad para absorber o reflejar calor. El modelo también examinó dos propiedades de los aerosoles que han sido menos estudiadas: la sedimentación, es decir, cómo caen las partículas al suelo con el tiempo, y la coagulación, que describe cómo las partículas tienden a agruparse. Las partículas ideales serían aquellas que se mantuvieran en la estratósfera el mayor tiempo posible, evitando la formación de grupos que podrían atrapar calor en lugar de reflejarlo.
Dióxido de azufre, diamante, aluminio y calcita
Los investigadores simularon los efectos de siete compuestos, incluidos el dióxido de azufre y partículas de diamante, aluminio y calcita, el principal componente de la piedra caliza. Tras modelar sus efectos durante 45 años, descubrieron que las partículas de diamante eran las más efectivas para reflejar la radiación solar, además de mantenerse en suspensión y evitar aglomerarse. El diamante, además, es químicamente inerte, lo que significa que no reaccionaría para formar lluvia ácida, a diferencia del azufre. Se estima que se necesitarían 5 millones de toneladas de polvo de diamante al año para lograr un enfriamiento de 1,6 ºC, lo que implicaría un aumento masivo en la producción de diamantes sintéticos y su dispersión en la estratósfera mediante vuelos de aviones a gran altitud.
Inconvenientes
Sin embargo, el uso de diamante no está exento de inconvenientes. El costo es un factor limitante: con un precio de unos 500 000 dólares por tonelada, el polvo de diamante sería aproximadamente 2400 veces más caro que el azufre, lo que se traduciría en un gasto de 175 billones de dólares entre 2035 y 2100. Además, el dióxido de azufre es mucho más accesible y barato, y su dispersión sería más rápida, ya que, al ser un gas, podría ser inyectado en grandes cantidades utilizando pocas aeronaves. Las partículas sólidas, como el polvo de diamante, requerirían muchos vuelos para evitar que se agruparan.
A pesar de las limitaciones del azufre, mucos ingenieros sostienen que sigue siendo la opción más viable. El azufre, al ser probado naturalmente en erupciones volcánicas, ofrece un mayor conocimiento de sus efectos. Mientras que el interés por investigar otras partículas es legítimo, en la práctica, el azufre será la sustancia utilizada si se implementa la geoingeniería solar a gran escala.
Hay científicos que se oponen a la investigación en geoingeniería por los posibles efectos imprevistos que podría tener en el clima y temen que distraiga de las soluciones más urgentes para reducir las emisiones de carbono. A pesar de estas preocupaciones, otros creen que investigar estas opciones es fundamental para entender y mitigar la crisis climática global.
Fuente: Science.

