La teleconducción consiste en conducir un vehículo desde un despacho, con ayuda de un sistema de comunicaciones que permite al teleconductor dominar los alrededores del vehículo incluso mejor que si se encontrara físicamente dentro de él. El invento podría ser útil para el público que aún no acepta taxis sin conductor o vehículos de transporte compartido.
Investigaciones recientes sugiere que la conducción remota de vehículos (teleconducción o, en inglés, teledriving), podría ofrecer beneficios significativos a los servicios de compartición de coche con otras personas para realizar viajes similares a los esperados de los vehículos autónomos. En lugar de depender de conductores locales, los vehículos teledirigidos pueden ser operados desde centros de control, permitiendo una distribución más eficiente de los coches y reduciendo el tiempo de espera para los pasajeros.
La teledirección puede resolver problemas logísticos comunes en la compartición, como la búsqueda de clientes cuando hay poca demanda. La capacidad del teleconductor de «conectarse» y «desconectarse» de un vehículo físico de forma remota permite que puedan atender múltiples vehículos en diferentes ubicaciones, aumentando la eficiencia operativa y reduciendo el número de conductores necesarios.
Las empresas privadas como Halo.Car y Vay ya están implementando la tecnología de la teleconducción en ciudades como Las Vegas, demostrando que puede hacer que los servicios de compartición sean más rápidos y asequibles. Esta tecnología también puede mejorar la seguridad para los pasajeros, particularmente para las mujeres, al eliminar la interacción física con los conductores.
Ventajas
Los modelos computacionales utilizados en la investigación indican que, con más vehículos disponibles que conductores, los tiempos de espera se reducen significativamente durante periodos de alta demanda.
Aunque la adopción generalizada de vehículos autónomos se enfrenta a obstáculos de seguridad y aceptación pública, la teledirección se presenta como una solución intermedia viable que podría facilitar la transición hacia una mayor autonomía en el transporte urbano. Además, podría ampliar la participación laboral al convertir la conducción en una tarea de escritorio, reduciendo costos operativos y mejorando la accesibilidad de los servicios de transporte bajo demanda.
El estudio también subraya la necesidad de implementar salvaguardias contra la conducción temeraria en entornos de trabajo que se asemejan a videojuegos, asegurando que la tecnología sea tanto eficiente como segura para todos los usuarios.
Más información: Universidad de Michigan.

