Pero para los osos polares, la capa de grasa que se forma sobre su pelo es esencial. Un estudio publicado en Science Advances sugiere que esta grasa o aceite ayuda a evitar la acumulación de hielo, un hallazgo que podría inspirar nuevos materiales anti-hielo para diversas industrias. La composición del aceite del oso polar, que incluye una combinación específica de gliceroles y ceras.
Los osos polares dependen de su gruesa capa de grasa y su pelaje para mantenerse calientes en el Ártico. Sin embargo, debido a que su pelaje adopta la misma temperatura del entorno, cabría esperar que se formara hielo en él, lo que podría interferir con su capacidad de cazar al generar ruido al moverse. Aunque se sabía que su pelaje evitaba esta acumulación, no se entendía bien el mecanismo detrás de este fenómeno.
Inicialmente, los investigadores pensaron que la estructura del pelo del oso polar podría ser responsable de este efecto. Sin embargo, al examinarlo con microscopía, descubrieron que su estructura es similar a la del cabello humano. Esto ha llevado a investigar la composición del aceite presente en el pelaje del oso.
Llevaron a cabo experimentos comparando la capacidad anti-hielo del pelaje del oso polar con pieles de esquí tratadas con fluorocarbono (un compuesto que reduce la fricción) y con cabello humano. Para evaluar la adherencia del hielo, congelaron bloques de hielo sobre estas superficies y midieron la fuerza necesaria para desprenderlos.
Los resultados mostraron que el pelaje no lavado de los osos polares, es decir, aquel que aún contenía su aceite natural, tenía propiedades anti-hielo comparables con las mejores pieles de esquí. Cuando el aceite se eliminó, la fuerza necesaria para retirar el hielo fue casi cuatro veces mayor. Por otro lado, aunque el cabello humano también es graso, no mostró la misma eficacia que el pelaje del oso.
Pingüinos
Este descubrimiento resalta una diferencia clave entre los osos polares y otros animales adaptados al frío, como los pingüinos. Mientras que los pingüinos evitan la formación de hielo gracias a la estructura hidrofóbica de sus plumas, los osos polares dependen de su aceite natural. Esta diferencia podría estar relacionada con los distintos hábitats y comportamientos de estas especies.
El equipo de investigadores espera que sus hallazgos ayuden a desarrollar materiales anti-hielo más ecológicos. Actualmente, muchos recubrimientos utilizados en la industria del esquí y en la aviación contienen sustancias químicas sintéticas perjudiciales para el medio ambiente. La composición del aceite del oso polar podría servir de inspiración para crear recubrimientos sostenibles.
Aunque la aplicación práctica de estos descubrimientos aún tomará tiempo, la identificación de los compuestos clave ya representa un avance significativo en la búsqueda de soluciones innovadoras y ecológicas para prevenir la acumulación de hielo en diversas superficies.

