Investigadores han propuesto dos métodos para reducir los niveles de metano en la atmósfera mediante el uso de radicales de cloro. El metano es un potente gas de efecto invernadero que contribuye aproximadamente en 0,5 °C al calentamiento global, y la mayoría de su eliminación en la atmósfera ocurre por reacciones con radicales hidroxilo. Aunque los radicales de cloro están en menor concentración, oxidan el metano 16 veces más rápido.
El primer método sugiere el uso de un reactor que combina electrólisis y fotólisis para capturar y oxidar metano en áreas con altas concentraciones, como vertederos o minas de carbón. Este reactor burbujea el metano a través de una salmuera saturada con cloro, lo que facilita su conversión en dióxido de carbono. Además, los subproductos generados, como gas cloro, hidrógeno y NaOH, podrían reciclarse o almacenarse. Para reducir costos, los reactores podrían integrarse en el proceso industrial de cloro-álcali y aprovechar el metano capturado en tanques de almacenamiento. También podrían incorporarse en sistemas de captura directa de aire para absorber dióxido de carbono.
El segundo método sugiere liberar radicales de cloro en la atmósfera para oxidar rápidamente al metano. En teoría, si todo el cloro generado en la industria se dispersara en la troposfera, el metano podría eliminarse en cinco años. Sin embargo, esta estrategia podría generar problemas ambientales como lluvia ácida y contaminación por partículas finas (PM 2,5), lo que afectaría la calidad del aire y los ecosistemas marinos. Por ello, se propone un sistema de liberación controlada para eliminar el metano en 30 años sin efectos dañinos.
Aunque la idea de utilizar cloro para oxidar el metano es prometedora, expertos advierten sobre sus posibles impactos negativos, como la alteración del equilibrio ecológico y la contaminación atmosférica.
Fuente: Q Yuan et al, RSC Sustain., 2025, DOI: 10.1039/d4su00716f

