viernes, 19 diciembre 2025

Japón ayuda a Bután a conservar la garza de vientre blanco, de la que quedan 45 ejemplares

Al azar

La garza de vientre blanco, la segunda garza más grande del mundo, es un ave simbólica de Bután y una especie paraguas que requiere un hábitat extenso y bien conservado. Sin embargo, en los últimos años, su hábitat ha sido gravemente afectado por la actividad humana, lo que ha reducido drásticamente su población. En 2024, se estima que quedan menos de 45 individuos, aunque la cifra oficial es de 60. Su distribución está restringida al subcontinente indio, con alrededor de 25 ejemplares en Bután.

Creación del Centro de Conservación

Para abordar esta crisis, la Real Sociedad para la Protección de la Naturaleza de Bután (RSPNB) inició en 2021 un programa de conservación ex situ y estableció el Centro de Conservación de la Garza de Vientre Blanco, que comenzó a funcionar en 2022. Este centro, ubicado en el sur de Bután, alberga tres ejemplares en un aviario, dos de ellos recolectados como polluelos y uno rescatado herido. Como parte de sus estrategias de reproducción asistida, el WBHCC también recolectará huevos de nidos silvestres para incubarlos artificialmente y evitar su depredación por monos.

Colaboración internacional

Con menos de 60 ejemplares en el mundo, la colaboración internacional ha sido clave. El equipo del profesor Satoshi Shimano (Japón) y la RSPN lograron la crianza artificial de dos polluelos, elevando la población en cautiverio a cinco aves, que serán la base del programa de reproducción. No obstante, el proceso es desafiante, ya que los nidos están en acantilados y árboles altos, lo que dificulta la recolección de huevos y polluelos. Además, la técnica de crianza manual aún requiere mejoras.

En 2023, se recolectaron y eclosionaron tres huevos, pero los polluelos fueron sacrificados debido a anomalías genéticas causadas por la consanguinidad. A pesar de este revés, la RSPNB estableció una meta para 2028: formar una población fundadora de 16 aves (8 parejas reproductoras) y liberar al menos 50 ejemplares en la naturaleza para 2050.

Aprendiendo del pasado

El profesor Shimano, quien anteriormente presenció la extinción de cepas nativas del ibis crestado japonés y la cigüeña oriental, se comprometió a evitar que Bután cometa los mismos errores que Japón. En 2023, veterinarios japoneses concluyeron que la mortalidad de los polluelos no se debía exclusivamente a problemas genéticos, sino también a técnicas de crianza manual inadecuadas. Como respuesta, se formó un equipo de apoyo con expertos en crianza de aves raras, como el ibis crestado japonés y la cigüeña oriental.

En 2024, este equipo visitó dos veces el Centro de Conservación de la Garza de Vientre Blanco durante la temporada de reproducción y proporcionó asesoramiento continuo. Se ajustaron técnicas de crianza, incluyendo el uso de material de cama adecuado para evitar deformaciones en las patas de los polluelos. Estas mejoras permitieron que uno de los dos polluelos de 2024 se desarrollara con normalidad.

Futuro de la especie

La cría artificial del ibis crestado japonés y la cigüeña oriental en Japón llevó más de 20 años en perfeccionarse. El equipo de Shimano espera que, en un plazo de 5 a 10 años, la población cautiva alcance los 30 ejemplares y se pueda empezar a reintroducir en la naturaleza. Con un compromiso de apoyo continuo por 20 años, la colaboración internacional busca evitar que el WBH se extinga y garantizar su supervivencia a largo plazo.

FuentePhys.org

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