lunes, 2 octubre 2023

Adrenalina, dopamina, andrógenos, estrógenos, oxitocina y vasopresina: las sustancias químicas del amor

Al azar

Quizá no se pueda decir que el amor sea exclusivamente química, pero sí cabe afirmar que muchos hechos relacionados con el amor tienen un correlato bioquímico bien identificado en el organismo. Mencionaremos las sustancias químicas que intervienen en las distintas etapas del amor.

Las que protagonizan la primera fase, la de la atracción o enamoramiento, son la dopamina y la adrenalina. Cuando se está enamorado/a el cerebro envía señales especiales (por ejemplo, el corazón se acelera en presencia del/a amado/a). Es porque se ha liberado adrenalina.

Después llega la dopamina, que provoca euforia y sentimientos de felicidad, aumento de energía y una menor necesidad de sueño o alimentación. La feniletilamina es la sustancia química responsable de la liberación de adrenalina y dopamina. La combinación de dopamina, adrenalina y feniletilamina es como un chute.

En la fase del deseo sexual las hormonas esteroideas apremian. Concretamente, se producen estrógenos (estrona, estradiol, estriol…) en las mujeres y andrógenos (testosterona, androsterona, androstenediona…) en los hombres, si bien la testosterona (en la imagen) la segregan ambos sexos, siendo la principal sustancia responsable de la libido y el deseo sexual. Los niveles de esta hormona se elevan cuando estamos enamorados. En algunas personas esta etapa precede a la que hemos citado en primer lugar; todo depende de la forma de ser, las circunstancias…

Más a largo plazo hay que considerar la entrada en escena de otras dos hormonas más relacionadas con lo emocional: la oxitocina y la vasopresina, las “hormonas del apego”. 

La oxitocina (en la imagen) se almacena en el cerebro. Cuando se libera, eso se traduce en sentimientos de vinculación. Especialmente se libera durante el orgasmo, y eso supone que muchas parejas se sientan más cerca después de haber tenido relaciones sexuales. También se produce en el parto y es en parte responsable de la fuerte unión entre madre y su criatura.

La vasopresina también es una hormona de gran trascendencia en la relación de la pareja. Se ha comprobado que una especie de ratones polígamos se vuelven monógamos cuando se les introducen receptores de vasopresina. En cambio, si se les quitan los receptores para estas hormonas sus vínculos con los demás se tornaron más débiles. Así que algunas personas quizá sean menos propensas a formar relaciones estables por poseer pocos receptores de oxitocina o vasopresina en sus cerebros.

Todo esto puede explicar un tipo de amor. El amor que se le tiene a un padre anciano evidentemente es otra cosa muy distinta, si bien probablemente también la química lo explique, al menos en parte.

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