viernes, 19 diciembre 2025

Se dejó picar por serpientes venenosas 200 veces

En el mundo de la ciencia hay muchas historias insólitas. Una de ellas es la del estadounidense Tim Friede, un coleccionista de serpientes que, durante años, ha llevado a cabo un experimento personal de inmunización que desafía toda lógica médica. Friede ha sido mordido por serpientes venenosas unas 200 veces y se ha autoadministrado más de 600 dosis de veneno, todo en nombre de la inmunidad. Aunque suena como la historia de un temerario sin medida, este controvertido acto ha resultado ser la base de una de las terapias antiveneno más prometedoras jamás desarrolladas.

Un grupo de científicos ha logrado crear un antídoto potente que protege contra el veneno de al menos 19 especies de serpientes letales, incluyendo a la temida cobra real (Ophiophagus hannah). La fórmula combina un medicamento existente, varespladib, con anticuerpos obtenidos de la sangre de Friede. Estos anticuerpos fueron replicados y probados en ratones expuestos a dosis letales de veneno, y los resultados han sido asombrosos: los animales sobrevivieron.

El estudio fue publicado en la revista Cell, y aunque representa un avance significativo, también ha generado un debate ético. Los propios investigadores aclaran que no alentaron ni participaron en las autoinyecciones de Friede. “No aconsejamos a Friede hacer esto, y nadie más necesita repetirlo. Ya tenemos todas las moléculas que necesitamos”, declaró Jacob Glanville, uno de los autores del estudio. “El veneno de serpiente es muy peligroso”, advierte.

Tradicionalmente, los antídotos contra venenos se elaboran inyectando a caballos pequeñas dosis de veneno para generar anticuerpos, los cuales luego se purifican y se convierten en sueros antiofídicos. Este método, que ha salvado innumerables vidas, tiene importantes limitaciones: cada antiveneno funciona contra muy pocas especies, y además puede causar efectos adversos graves debido a su origen animal.

El equipo de Glanville quiso ir más allá, desarrollando una solución de amplio espectro que pudiera combatir los venenos de toda la familia Elapidae, que incluye a muchas de las serpientes más mortales del planeta. Esta familia de serpientes produce dos tipos principales de neurotoxinas: SNX y LNX, las cuales bloquean la comunicación entre las neuronas y pueden causar parálisis muscular e insuficiencia respiratoria.

Tras obtener el consentimiento ético y legal, los investigadores extrajeron muestras de sangre de Friede, aislaron sus anticuerpos, y los probaron frente a una amplia gama de toxinas. Luego, añadieron varespladib, un compuesto que inhibe una enzima presente en el veneno que destruye tejido muscular y nervioso. La combinación resultante logró neutralizar venenos de 19 especies diferentes. Un anticuerpo se unía a las toxinas SNX, el otro a las LNX, y varespladib complementaba la protección.

Aunque los resultados en animales son sugerentes, queda mucho camino por recorrer. Los expertos señalan que la clave no solo está en la eficacia del antiveneno, sino en su disponibilidad oportuna. El verdadero desafío no es la efectividad de los tratamientos, sino que a menudo se administran demasiado tarde, dicen algunos expertos en mordeduras de serpientes. En muchas regiones del mundo, las víctimas de mordeduras no llegan a tiempo al hospital.

Los científicos planean probar esta terapia experimental en perros que hayan sido mordidos por serpientes en Australia. Si el tratamiento no funciona de inmediato, se aplicará el antiveneno tradicional como respaldo. Mientras tanto, exploran formas de hacer que esta terapia sea más accesible y portátil.

Tim Friede, el hombre que se enfrentó voluntariamente al veneno mortal en busca de inmunidad, puede haber arriesgado su vida, pero su peculiar historia podría ser clave para salvar muchas más.

Relacionados

Dejar un comentario

Descubre más desde TRIPLENLACE

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo