viernes, 19 diciembre 2025

El sueño de los alquimistas hecho realidad: convierten plomo en oro

Al azar

Durante siglos, los alquimistas soñaron con una hazaña imposible: transformar plomo en oro. Este anhelo, tan antiguo como la química misma, parecía condenado al fracaso, al menos por medios convencionales. Pero en pleno siglo XXI, ese sueño ha cobrado vida —aunque fugazmente y a un precio astronómico— gracias a la física de partículas.

En el corazón de Europa, bajo la frontera entre Francia y Suiza, el Gran Colisionador de Hadrones (GCH) del CEIN (Centro Europeo de Investigación Nuclear) ha logrado algo que desde hace mucho tiempo se sabía que era posible: convertir átomos de plomo en átomos de oro. La transmutación, que durante siglos fue materia de leyendas y manuscritos ocultos, ahora es una realidad científica. No es alquimia, sino física de altísima energía.

¿Cómo lo han conseguido? En ciertas fases de sus experimentos, el GCH hace chocar entre sí núcleos de plomo a velocidades cercanas a la de la luz. En algunos de estos encuentros, los núcleos no colisionan directamente, sino que pasan rozándose. Ese roce produce un campo electromagnético tan intenso que puede desencadenar un fenómeno extraordinario: uno de los núcleos pierde tres protones y se convierte, por un instante, en oro.

Uno de los detectores especializados del GCH, ha sido capaz de identificar estos rarísimos eventos. En un análisis publicado el 7 de mayo de 2025, los investigadores informan de que entre 2015 y 2018 se produjeron unos 86 000 millones de núcleos de oro durante estas colisiones. Sin embargo, la cantidad total fue ínfima —unas 29 billonésimas de gramo— y los átomos resultantes apenas sobrevivieron un microsegundo antes de desintegrarse o estrellarse contra el equipo experimental.

Aunque esta producción de oro no tiene ningún valor económico (ni lo tendrá), su importancia científica es grande. Detectar y comprender estos procesos ayuda a los investigadores a mejorar el rendimiento y la precisión del GCH, especialmente en lo que respecta al control de la calidad de los haces de partículas.

Así, aunque no habrá una nueva fiebre del oro en los laboratorios del CEIN, podemos afirmar sin duda que, al menos por un instante, los científicos han hecho realidad el viejo sueño de los alquimistas.

FuenteNature

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