miércoles, 8 mayo 2024

Técnicas fisicoquímicas para provocar la lluvia

Al azar

Soiartze Aguirre Castañeda »

Estamos en pleno invierno, época de lluvias y nevadas, en algunos sitios más que en otros pero al fin y al cabo tiempo de chubasqueros, paraguas y botas. Aunque mirando al cielo, comprobamos que no es así, ya lo avisan desde hace un tiempo que España esta sufriendo uno de los inviernos más secos y que incluso hay regiones en las que se encuentran en situación de prealerta en sus cuencas por sequía. Pero ¿es posible modificar el régimen de lluvias?

Cloud Seeding.svg. Wikimedia Commons.

Siembra de nubes

La siembra de nubes consiste en localizar nubes que contengan agua sobreenfriada, es decir, agua que se encuentre en estado líquido a temperaturas por debajo de los 0 oC y se bombardeen con yoduro de plata u otro tipo de compuestos como puede ser el hielo seco (dióxido de carbono congelado) con el único fin de que se produzcan precipitaciones tanto en forma de lluvia o de nieve. El yoduro de plata tiene una estructura similar a la del hielo por lo que cuando entra en contacto con la nube, induce la congelación a través de la nucleación de cristales de hielo, es decir, el agua en forma de hielo se va a ir depositando sobre el yoduro de plata como si fuese verdadero hielo. El hielo seco por el contrario enfría el aire por debajo del punto de congelación del agua, hasta un punto en el que los cristales de hielo se nuclean espontáneamente desde la fase vapor. Las partículas de hielo que se forman aumentan a medida que más se enfríe el aire a su alrededor.

Sin embargo, no en todos los lugares la siembra de nubes se hace de la misma manera, ya que cada territorio tiene diferentes características climáticas. En climas tropicales se aprovecha el calor latente liberado por la congelación en la siembra de nubes. Este calor latente aumentará la volatilidad, fortalecerá las corrientes de aire, garantizará la convergencia a más bajo nivel y todo ello provocando la creación de nubes.

Para que las nubes sean sembradas se utilizan diversos medios. Uno de ellos es la siembra mediante avionetas, en las cuales se enciende una bengala con yoduro de plata y se sobrevuela sobre la zona indicada. El segundo es por dispositivos de dispersión desde el suelo, como son los quemadores de yoduro de plata, que queman el compuesto generando humo que llega a las nubes. Por último, está la siembra mediante cohetes, en los cuales la sustancia está en su interior y una vez lanzado al llegar a su objetivo libera su contenido.

Un poco de historia

En la década de los años 40 dos científicos de General Electric, Vincent Schaafer e Irving Langmur idearon un método para lograr lluvia artificial. Al principio intentaron experimentar con nubes sobreenfriadas utilizando una unidad de congelación forrada con terciopelo negro. Al ver que los resultados no eran los esperados intentaron de nuevo con diferentes agentes que fueran capaces de estimular el crecimiento de cristales en las nubes sobreenfriadas (talco, sal, suelos, polvo y varios agentes químicos con efectos menores). Los resultados siguieron siendo infructuosos. Entonces, un caluroso y húmedo día de verano intentaron algunos experimentos en el Laboratorio de Investigación de General Electric en Schenectady. Al ver que el equipo refrigerador no era lo suficientemente frío para producir una nube a partir del aire, añadieron un pedazo de hielo seco sólo para bajar la temperatura y al respirar en la cámara, notaron un vapor azulado seguido de una explosión de millones de pequeños cristales de hielo. Al instante se dieron cuenta de que habían descubierto una manera de transformar el agua sobreenfriada en cristales de hielo.

Tiempo más tarde un meteorólogo llamado Dr. Bernard Vonnegut inventó otro método para provocar la lluvia en nubes de aguas muy frías. Mezcló yodo con plata para producir yoduro de plata. En 1946 utilizó un avión para liberar yoduro de plata en pleno vuelo sobre las nubes, consiguiendo que nevara horas más tarde cerca del Monte Greylock en el oeste de Massachusetts.

En la década de los 50 y 60 el gobierno de los estados unidos creó el Proyecto Cirrus con ánimo de provocar alteraciones del tiempo. Más tarde, en 1975 la Organización Meteorológica Mundial decidió iniciar el Proyecto de Intensificación de Precipitación (PIP), siendo el mismo un proyecto internacional en el que participarán distintos países. El lugar elegido para las pruebas fue la cuenca del Duero, en las proximidades de Valladolid. Se realizaron tres campañas, en los años 1979, 1980 y 1981, en las que ayudados de aviones y radares se analizaban si las nubes eran capaces de responder al yoduro de plata y si esa clase de nubes estaban presentes en la zona o no. Del estudio se extrajeron argumentos positivos, pero se llego a la conclusión de que el grado de incertidumbre era alto al igual que su coste. Se acordó seguir investigando en la materia pero de un modo más austero.

Nuevos avances

En 2004 varios investigadores de la Universidad Ben Gurion de Israel, La Universidad Libre de Bruselas y la NASA han ideado un método para crear nubes artificiales que generen lluvia. El proyecto llamado “Geshem” consiste en cubrir una zona de entre 4 y 9 kilómetros cuadrados de un material negro que absorbe la luz. De esta manera aumentaría la temperatura en esa superficie propiciando la elevación del vapor de agua contenido en la parte baja de la atmósfera hacia capas superiores y generando nubes que producirían precipitaciones. Este proyecto sería adecuado para zonas desérticas que se encuentren a una distancia menor de 150 kilómetros del mar, como aseguran sus responsables.

Recientemente otro científico, el suizo Jérôm Kasparian y su equipo de físicos de la Universidad de Ginebra han logrado generar nubes con luz infrarroja. El experimento consistía en emitir pulsos breves de luz infrarroja dentro de una cámara de aire con agua saturada a -24ºC. La generación de nubes se produjo ya que se extrajeron electrones de los átomos en el aire, que favorecieron la generación de radicales de hidroxilo. Estos se unieron a los dióxidos de sulfuro y nitrógeno formando los núcleos para la generación de gotas de lluvia. Este experimento se llevó a cabo también en el cielo de Berlín para comprobar su eficacia, y aunque observaron la generación de gotas de lluvia no se pudo observar de forma directa la formación de nubes.

¿Éxito o fracaso?

Tras décadas de investigación, han surgido voces contrarias a la aplicación de estos métodos aduciendo su ineficacia y su posible riesgo al medio ambiente y el ser humano.

Concretamente un equipo de investigadores de la Universidad de Tel Aviv tras haber analizado los datos de volumen pluviométrico de los últimos 50 años en Israel, donde se realiza la siembra de nubes desde hace años, pone en entredicho la eficacia del mismo.

Israel lleva décadas utilizando la siembra de nubes para provocar la lluvia en ciertas regiones del país. En los 90 fueron declarados los experimentos de más éxito en materia de siembra de lluvias. Aunque según palabras textuales del grupo de investigadores: “Es posible que a veces la lluvia en caso de la siembra de nubes fuera mayor, pero en general los resultados son negativos. Nuestra conclusión es que la siembra de nubes podría tener un efecto en la microfísica de nubes, pero que otros factores de gran escala dominan el sistema y cualquier mejora potencial positiva de la lluvia por siembra es enmascarada por factores de mayor relevancia.” Asegura Zev Levin, experto en física atmosférica del Departamento de Geofísicas y Ciencia Planetaria de la Universidad de Tel Aviv. La Directora del Departamento de Ciencias de la Atmósfera y los Océanos de la Universidad de Buenos Aires explica los motivos: “La generación de lluvia es un proceso muy complejo, no solo hay un ingrediente. Para que llueva se necesita que la atmósfera tenga determinadas condiciones de humedad, de inestabilidad, que se pueda dar el fenómeno de la condensación y que luego haya gotas”.

Aunque la cosa no solo llega a la ineficacia del sistema y a los daños que podría causar el uso de yoduro de plata en las cosechas, seres vivos y el medio ambiente, hay científicos que aducen que la modificación del régimen de lluvia podría causar problemas legales, como son el robo de nubes de las zonas limítrofes en donde se dan la siembra de nubes.

Tras sus detractores se encuentran sus defensores como son por ejemplo, el gobierno Chino. El mismo se jacto en 2006 de haber disipado las nubes y evitado la lluvia los días previos a la inauguración de los Juegos Olímpicos así como haber provocado una copiosa nevada en Beijing tras haber bombardeado las nubes de la ciudad con 186 dosis de yoduro de plata durante 11 horas según la Oficina de Modificación Meteorológica de Beijing. Se puede llegar a la conclusión de que todo depende del cristal con que se mire, aunque, ¿cuántas veces hemos oído aquello de que mañana hará un día soleado y finalmente acaba lloviendo a mares, o viceversa? Si los meteorólogos en ocasiones no hacen predicciones demasiado fiables es debido a que la atmósfera en un sistema complejo y lleno de variables que cambian constantemente y hasta que no seamos capaces de entenderlas no seremos capaces de modificarlas a nuestro gusto.


Fuentes

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