Jesús Ruiz Fuentes »
El agua tiene muchas características peculiares que la diferencian de cualquier otro líquido. Una de ellas es su propiedad para ascender por las plantas, oponiéndose a la gravedad. ¿Por qué al regar las plantas, el agua sube desde las raíces, pasa por el tallo y llega a las hojas?
La respuesta a esta pregunta requiere que primero se explique que entre las moléculas de agua líquida existen elevadas fuerza de cohesión. El agua está formada molecularmente por dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno. Gracias a la distinta tendencia de estos dos átomos a cargarse eléctricamente, unas moléculas de agua se unen con otras por un tipo de enlace denominado enlace de hidrógeno. Tal unión crea lo que se llama tensión superficial, que es la razón por la cual el agua forma gotas redondeadas sobre una superficie lisa y no se extiende en una película completamente plana y también la razón de que algunos insectos se puedan posar sobre el agua sin hundirse.
La evaporación es la clave
Las plantas contienen una vasta red de conductos en sus tejidos de xilema y floema. Estos tejidos conductores comienzan en las raíces y por los troncos llegan a las ramas, donde se ramifican, para luego ramificarse más en cada hoja. Al llegar el agua a las hojas, una parte se evapora y en ese proceso “arrastra” a las moléculas de agua que vienen detrás. Es decir, a medida que una molécula de agua se evapora a través de un poro en una hoja, ejerce un pequeño tirón sobre las moléculas de agua adyacentes tendiendo a reducir la presión, lo que a su vez “tira” de otras moléculas de agua. Esta cadena de moléculas de agua se extiende desde las hojas hasta las raíces e incluso desde las raíces hasta el suelo.
Por eso, la respuesta simple a la pregunta sobre qué impulsa el agua desde las raíces hasta las hojas es que la energía del sol lo hace. El calor del sol hace que el agua se evapore, poniendo en movimiento la cadena de agua. La evaporación crea una presión negativa de vapor de agua que se desarrolla en las células de la hoja; las fuerzas cohesivas entre las moléculas de agua mantienen el flujo hacia las hojas; y en la raíz se crea una presión negativa del agua que da como resultado que se siga absorbiendo agua del suelo.
Todo esto es comparable a lo que sucede cuando se succiona en el extremo de una pajita: si el vacío creada es lo suficientemente grande, el agua se elevará a través de la pajita. Si el diámetro de la pajita fuera muy grande, se necesitaría más succión para levantar el agua. Al contrario, si la pajita es muy estrecha (como lo son los conductos del xilema), se requeriría menos succión. Por eso, simplemente la evaporación es suficiente como para hacer subir el agua.