En un libro titulado The Chemistry Between Us: Love, Sex, and the Science of Attraction (“La química entre nosotros: amor, sexo y ciencia de la atracción”), el neurólogo Larry Young y el escritor Brian Alexander han propuesto una explicación basada en la bioquímica de por qué a los hombres les gustan tanto los pechos femeninos.
Nótese que somos la única especie animal a la que le ocurre esto. Los autores del trabajo han dicho:
Los hombres son los únicos mamíferos machos fascinados por los pechos en un contexto sexual. Las mujeres son los únicos mamíferos cuyos senos aumentan de tamaño en la pubertad, independiente del embarazo. También somos la única especie en la que los hombres acarician, masajean e incluso estimulan oralmente los pechos femeninos durante los encuentros sexuales y el sexo.

Estos autores creen que la gran atracción que sienten los hombres por los senos de la mujer se relaciona con “los mecanismos cerebrales que promueven el poderoso vínculo entre una madre y su hijo”. Y explican:
Cuando una mujer da a luz, el recién nacido se dedicará a realizar elaboradas manipulaciones de los pechos de su madre. Esta estimulación envía señales al cerebro. Allí, desencadenan en la liberación de un neurotransmisor llamado oxitocina desde el hipotálamo del cerebro, lo que permite que los músculos de los senos estén listo para expulsar la leche necesaria para el bebé. La oxitocina, que actúa de manera concertada con la dopamina, también ayuda a imprimir la cara del recién nacido, el olor y los sonidos en el circuito de recompensa del cerebro de la madre, lo que fomenta la sensación de bienestar y motiva a la mujer a seguir haciéndolo y se forja el vínculo madre-hijo.
Según estos autores, cuando un hombre toca o estimula los pechos de una mujer provoca la misma serie de eventos cerebrales que ocurren durante la lactancia:
La oxitocina centra la atención del cerebro en la cara de la pareja, el olor y la voz. La combinación de la liberación de oxitocina por la estimulación de las mamas y el aumento de la dopamina por la emoción de los juegos previos y el sexo cara a cara ayudan a crear una asociación de la cara del amante y los ojos con las sensaciones placenteras, la construcción de un enlace en el cerebro de las mujeres.