Rubén Herrero »
El hongo más estudiado por su participación en procesos de corrosión en materiales metálicos en contacto con hidrocarburos ha sido el Cladosporium Resinae. Generalmente, los hongos de este tipo suelen actuar junto con bacterias de forma simbiótica (pseudomonas), en el ataque a aleaciones de acero al carbono o bien de aluminio con el que suelen estar construidos los tanques o depósitos de combustible utilizados por la industria aeronáutica.
El ataque se suele localizar en el fondo de los depósitos y requiere de temperaturas entre 10 y 40 ºC, agua y O2. Por este motivo, los combustibles utilizados en el sector aeronáutico (querosenos) son sometidos a estrictos tratamientos de eliminación de agua, que eviten la actividad de estos microorganismos. También se someten a drenajes y secados las tuberías y conductos por los que pasa el queroseno antes de su almacenaje, pero, siempre es posible que queden trazas de agua y entonces habrá corrosión.
La actividad de los hongos se produce fundamentalmente en presencia de hidrocarburos de cadenas lineales de 10 a 18 átomos de carbono (querosenos), que sirven de nutriente a los microorganismos. A través de su metabolismo, el hongo va degradando químicamente las cadenas hidrocarbonadas en presencia de O2, hasta obtener ácidos grasos, además de CO2 y agua al completar la oxidación, tal y como se aprecia en esta sucesión de reacciones:
Este conjunto de ácidos grasos generados por el metabolismo del hongo favorecen un descenso del pH hasta valores de 2 a 4 en la fase acuosa, lo que facilita junto con condiciones oxidantes (presencia de O2) una corrosión electroquímica, formando una pila:
REACCIÓN ANÓDICA:
REACCIÓN CATÓDICA:
REACCIÓN GLOBAL:
El Fe que forma parte del acero con el que está hecho el depósito de combustible, en presencia de O2 y en el medio ácido generado por el metabolismo del hongo, reacciona y se transforma en el ión Fe2+, con lo que el acero, se va degradando hasta generar picaduras que pueden terminar en pérdida de la estanqueidad del depósito.
La manera más extendida de luchar contra la corrosión microbiana, es, tras limpiar el interior del tanque con chorros de vapor de agua y eliminar cualquier residuo sólido que haya podido formarse, aplicar distintas sustancias biocidas al combustible (queroseno) que se pretende almacenar.
Estos biocidas atacan al metabolismo de los hongos, eliminando su actividad, y terminando con ellos. En el mercado hay una gran variedad: oxidantes (ozono, Cl2, etc.), compuestos cuaternarios de amonio, acroleína, etc, que ofrecen buenas soluciones para exterminar a los hongos, evitar la corrosión y por tanto fallos en servicio de los depósitos de combustible.
Fuentes
- ioscproceedings.org/doi/pdf/10.7901/2169-3358-1973-1-821
- hussvamp-lab.dk/sider/nyhedsbreve/januar-2004.php
- www.bp.com/content/dam/bp-country/en_au/media/fuel-news/microbes-in-fuel.pdf
- Otero Huerta, Enrique: “Corrosión y degradación de materiales”. Editorial Síntesis. 1997