domingo, 10 diciembre 2023

Qué son las redes metaloorgánicas (MOF)

Al azar

Los armazones o redes metaloorgánicas (en inglés metal-organic framework, MOF) son un relativamente nuevo tipo de materiales que se basan en los compuestos de coordinación o complejos, por lo que se clasifican dentro de los llamados polímeros de coordinación.

Como es sabido, un compuesto de coordinación está formado por un átomo central (normalmente un catión metálico) unido a entidades moleculares denominadas ligandos. Los ligandos poseen electrones de valencia no compartidos que los aportan al átomo central para formar enlace; esta forma de enlazamiento se llama de coordinación (o enlace dativo). Según el número de átomos dadores de electrones del ligando, este se denomina mono-, di-… o multidentado.

Pues bien, es posible formar redes en cuyos nudos se sitúan átomos metálicos o racimos de dichos átomos (clústeres), estando los nudos conectados mediante ligandos multidentados. A los metales se les llama unidades de construcción secundarias y a los ligandos conectores o extensores porque permiten que la red se extienda. Los extensores pueden ser ditópicos, tritópicos, tetratópicos, etc. (figura 7.36), según el número de unidades secundarias que conecten (2, 3, 4…). El conjunto es lo que se denomina red metaloorgánica. Sus unidades repetitivas se pueden extender en una, dos o tres dimensiones como se esquematiza en la siguiente figura:

Como los enlaces de coordinación son relativamente fuertes, las redes metaloorgánicas son normalmente sólidos, y además tienen una estructura cristalina que supone la existencia de poros, cavidades y canales que permiten la inclusión de moléculas más pequeñas. En la figura anterior se muestra la estructura de la red metaloorgánica llamada MOF-5, que fue una de las primeras que se sintetizó (actualmente se cuentan por millares). En este compuesto los nudos metálicos los forman clústeres [Zn4O]6+ que están unidos entre sí por ligandos de 1,4-benzodicarboxilato (tetradentados, ditópicos).

Otras RMO tienen topologías diferentes, habiéndose encontrado decenas de ellas. La topología depende en gran medida de los metales o clústeres metálicos que posea la RMO y de su número de coordinación (número de ligandos de los que se rodea). Pero también la determina el tipo de agente modulador que se emplea en la síntesis. Los moduladores compiten con los extensores en unirse al centro metálico y permiten controlar el tamaño de los cristales e incluso cambiar la topología, si bien los mecanismos de estas funciones no han sido completamente elucidados en muchos casos por el momento. La figura siguiente ilustra cómo a partir de un mismo ligando (en este caso ácido tereftálico) y distintas unidades de construcción secundaria se pueden crear redes de diversas geometrías y, consecuentemente, diferentes tamaños de poros.

La existencia de huecos hace a estos compuestos ideales como almacenes de combustibles (hidrógeno, metano). Por ejemplo, se ha demostrado que la MOF-5 puede absorber hasta 17,2 moléculas de H2 por cada unidad Zn4O(BDC)3 a 78 K y 20 atm. A temperaturas más bajas absorbe más moléculas. Además, para admitir más moléculas o de mayor tamaño basta hacer más largos los extensores.

Además de moléculas muy pequeñas como el H2, las redes metaloorgánicas han demostrado tener la capacidad de absorber muy bien otros gases combustibles como el metano (CH4) o el acetileno (HC≡CH); gases tóxicos como el monóxido de carbono (CO) y el amoniaco (NH3) o gases ambientalmente dañinos como el CO2. En cuanto a su capacidad de separar gases, esto se ha llegado a poder hacer incluso con especies de tamaño molecular muy parecido, como el acetileno (HC≡CH) y el etileno (H2C=CH2), o el propileno (H2C=CH–CH3) y el  propano (H3C–CH2–CH3), diseñando adecuadamente el tamaño de los poros.

Como es de esperar por su tamaño, la molécula de H2O también puede introducirse con facilidad dentro de las cavidades de muchas RMO. Eso hizo pensar a los pioneros del desarrollo de estos compuestos químicos que se podrían aprovechar para recolectar agua. Hay muchas RMO capaces de absorber agua, unos más y otros menos. Al principio se encontró uno basado en circonio que era bastante efectivo, pero este metal es caro. Basados en aluminio hay algunos que también son muy útiles en este sentido. Un ejemplo es el MOF-303.

Se ha demostrado que esta RMO puede absorber el escaso vapor de agua que hay en la atmósfera del desierto para descargarlo en forma de agua líquida con ayuda de un dispositivo alimentado por energía solar. El invento podría proporcionar agua en regiones poco lluviosas para mejorar el nivel de vida de sus habitantes y paliar la desertización.

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