viernes, 19 diciembre 2025

Estudios genéticos arrojan luz sobre la historia de los hunos de Atila

Los Hunos, temidos jinetes que contribuyeron a la caída del Imperio Romano, irrumpieron en sus fronteras alrededor del año 370 d.C. Bajo el liderazgo de Atila, este pueblo nómada dejó una huella imborrable en la historia, y no precisamente por ser buenas personas, sino por su belicosidad. Sin embargo, su verdadero origen ha sido objeto de debate durante siglos. Un reciente estudio de ADN antiguo, publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences, arroja nueva luz sobre su procedencia y su relación con los enigmáticos Xiongnu, una confederación de tribus nómadas que amenazó las fronteras de China entre el 200 a.C. y el 100 d.C.

Durante mucho tiempo, historiadores han debatido si los Hunos y los Xiongnu eran el mismo pueblo, migrado desde las montañas Altai en Asia Central hasta las fronteras de Roma. Sin embargo, las evidencias arqueológicas no eran concluyentes. Los entierros Xiongnu diferían significativamente de los Hunos, y existía un vacío temporal de tres siglos entre ambas culturas.

El estudio, liderado por Guido Gnecchi Ruscone (Universidad de Tübingen) y Zsófia Rácz (Universidad Eötvös Loránd), examinó cientos de tumbas de Hunos en la actual Hungría (400-500 d.C.), revelando esqueletos con rasgos físicos y objetos funerarios inusuales. Algunos presentaban cráneos alargados, una modificación artificial común entre ciertas culturas de la estepa euroasiática. Otros fueron enterrados con cabezas y pieles de caballo, indicando una fuerte tradición ecuestre.

El análisis genético mostró que una minoría de los Hunos tenía ascendencia directa de la élite Xiongnu, con ADN idéntico a individuos enterrados tres siglos antes en Mongolia, a 5000 kilómetros de distancia. Estos guerreros pudieron haber mantenido su cultura a través de generaciones, aunque su legado biológico dentro del pueblo Huno en general fue limitado.

Lejos de una migración masiva desde Asia, la evidencia sugiere que tras el colapso del Imperio Xiongnu, sus élites se dispersaron, con algunos aventurándose hacia el oeste. A lo largo de 300 años, los descendientes de estos nómadas se mezclaron con tribus locales, adaptando su cultura y perdiendo muchos de sus elementos distintivos, como los cinturones de bronce dorados que caracterizaban a sus ancestros.

Cuando los Hunos emergieron en Europa, ya no eran exclusivamente un pueblo asiático, sino una confederación multicultural de tribus de la estepa. Aunque el estudio no confirma que Atila descendiera de los Xiongnu, su nombre sugiere raíces germánicas más que asiáticas. Su tumba, aún desconocida, podría aportar respuestas definitivas sobre su linaje.

Este hallazgo revoluciona la comprensión sobre los Hunos, mostrando que su poder no provino de una invasión masiva desde Oriente, sino de la unión de diversas tribus bajo un liderazgo carismático. Más que un imperio conquistador, fueron el producto de una evolución cultural y genética que los llevó a desafiar a Roma en sus últimos días.

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