Andrew Sommers, profesor de Ingeniería Mecánica de la Universidad de Miami escribe en The Conversation un artículo sobre métodos físicos y químicos para evitar que los aviones se hielen.
El deshielo de aviones es un proceso esencial para garantizar la seguridad en condiciones invernales. La acumulación de nieve y hielo en las alas puede reducir la sustentación hasta en un 30 %, afectando a la capacidad del piloto para maniobrar y aumentar la velocidad de pérdida, que es la mínima velocidad necesaria para mantener el vuelo. Además, el hielo acumulado puede desprenderse durante el vuelo y dañar componentes críticos del avión, como los flaps o el motor.
Compuestos químicos utilizados en el deshielo
A diferencia de los productos usados en carreteras, los deshielantes para aviones no contienen sales corrosivas. En su lugar, se utilizan soluciones a base de glicol, un líquido orgánico incoloro e inodoro, combinado con aditivos como espesantes, inhibidores de corrosión, surfactantes y retardantes de llama. Los tipos más comunes son propilenglicol y etilenglicol, este último más barato pero también más tóxico. Desde la década de 1980, el uso de propilenglicol ha aumentado debido a su menor toxicidad para los humanos y la fauna.
Proceso de deshielo
El deshielo implica una estrategia de dos pasos. Primero, se aplica un fluido tipo I, una solución calentada entre 60 y 66 °C para eliminar nieve y hielo existentes. Este fluido, de baja viscosidad, suele ser rojo o naranja, pero tiene un tiempo de protección corto (menos de 20 minutos en condiciones adversas). Luego, se aplica un fluido anti-hielo de tipo II o IV, que contiene espesantes que prolongan la protección hasta 30 minutos o más. Estos fluidos permanecen en las alas hasta que el avión gana suficiente velocidad de despegue para eliminarlos mediante fuerza de corte. Los fluidos tipo II son transparentes o amarillo claro, mientras que los de tipo IV son verdes.
El fluido tipo III es menos común y se utiliza en aviones pequeños, ya que se desprende a velocidades menores.
Impacto ambiental del deshielo
El deshielo tiene un impacto ecológico significativo, ya que los glicoles consumen oxígeno al biodegradarse, afectando a los ecosistemas acuáticos. Además, el etilenglicol es tóxico para la fauna, por lo que las agencias de protección ambiental exigen a los aeropuertos monitorear y tratar sus aguas residuales. Muchos aeropuertos han implementado sistemas de recuperación de fluidos para recolectar y reciclar estos productos.
Tecnologías de protección contra el hielo en vuelo
Durante el vuelo, se utilizan otras técnicas para evitar la acumulación de hielo. Algunos aviones emplean sistemas de aire caliente que canalizan aire desde los motores hacia las alas. Otros usan paneles calefaccionados eléctricamente, que funcionan solo a altitud de crucero cuando hay suficiente flujo de aire.
Otra estrategia incluye recubrimientos anti-hielo que dificultan la formación y adherencia del hielo. En aviones pequeños, se usan botas neumáticas inflables para romper el hielo acumulado en los bordes de las alas.
El deshielo es una parte fundamental de la aviación moderna, garantizando que los vuelos sean seguros y eficientes incluso en condiciones climáticas extremas. La próxima vez que enfrentes un retraso por deshielo, recuerda que es un proceso esencial para asegurar un viaje seguro y sin contratiempos.

