La semaglutida, conocida por revolucionar el tratamiento de la diabetes tipo 2 y, más recientemente, de la obesidad, podría tener un efecto colateral inesperado y preocupante: un mayor riesgo de degeneración macular neovascular relacionada con la edad (DMNRE), una enfermedad que puede llevar a la pérdida súbita e irreversible de la visión central en personas mayores.
Un estudio reciente dirigido por investigadores de la Universidad de Toronto, publicado en JAMA Ophthalmology, ha revelado que los pacientes mayores con diabetes que reciben agonistas del receptor de GLP-1 —como el semaglutide, comercializado bajo nombres como Ozempic y Wegovy— tienen más del doble de riesgo de desarrollar nAMD en comparación con quienes no los usan.
¿Qué es la degeneración macular neovascular?
La DMNRE es la principal causa de ceguera en adultos mayores en países occidentales. Dentro de sus dos formas principales, la neovascular o “húmeda” es menos común pero mucho más agresiva. Se caracteriza por un crecimiento anormal de vasos sanguíneos debajo de la mácula, la zona central de la retina responsable de la visión fina. Estos vasos pueden sangrar o filtrar líquido, dañando las células retinianas de forma permanente.
El auge del semaglutide y un posible efecto no previsto
Los agonistas del receptor de GLP-1 como el semaglutide fueron desarrollados para mejorar el control glucémico en personas con diabetes tipo 2. Posteriormente, su efecto sobre el control del apetito y el peso corporal los impulsó como soluciones prometedoras para la obesidad y la reducción del riesgo cardiovascular.
Sin embargo, los efectos sobre la retina nunca fueron un foco primario en sus ensayos clínicos iniciales. Ya en estudios anteriores —como los ensayos cardiovasculares SUSTAIN 6 y PIONEER 6— se reportaron mayores tasas de complicaciones en la retinopatía diabética en pacientes tratados con semaglutide, lo que generó inquietudes tempranas.
Un estudio poblacional a gran escala
Para este nuevo análisis, los investigadores utilizaron registros sanitarios de Ontario (Canadá) entre 2020 y 2023, identificando a 139 002 adultos de 66 años o más con diabetes. De ellos, 46 334 habían usado agonistas del receptor de GLP-1 durante al menos seis meses, mientras que 92 668 no tenían exposición registrada a estos fármacos.
El modelo estadístico de riesgo (hazard ratio) ajustado mostró un riesgo 221 veces mayor de desarrollar nAMD en el grupo expuesto a GLP-1 RAs. En tratamientos más prolongados, el riesgo fue aún mayor: una ratio de 3,62 para quienes llevaban más de 30 meses de uso.
¿Causalidad o correlación?
El estudio deja en claro que aún no se puede establecer una relación causal directa. El aumento del riesgo podría deberse al efecto farmacológico, a interacciones con enfermedades preexistentes o incluso a factores no identificados en los datos. Aun así, la coherencia de los hallazgos con estudios previos sobre complicaciones oculares genera preocupación.
Entre los factores que aumentaron el riesgo de forma independiente se incluyen la edad avanzada y antecedentes de eventos cerebrovasculares.
¿Qué deben hacer los pacientes?
Ante estos hallazgos, los expertos sugieren que los pacientes que reciben tratamientos prolongados con semaglutide o fármacos similares se realicen controles oftalmológicos periódicos, incluso si no presentan síntomas visuales. La detección temprana es crucial para evitar daños irreversibles.
Lo que viene
Dado el creciente uso global del semaglutide, millones de personas forman parte, en la práctica, de una cohorte observacional masiva. Se necesitarán más estudios a largo plazo para aclarar si los efectos sobre la retina son una preocupación generalizada o si afectan solo a ciertos subgrupos.
Mientras tanto, la ciencia médica deberá equilibrar los beneficios clínicos de la semaglutida con una vigilancia activa sobre sus posibles efectos adversos, especialmente en poblaciones vulnerables como los adultos mayores.
Fuente: Reut Shor et al., Glucagon-Like Peptide-1 Receptor Agonists and Risk of Neovascular Age-Related Macular Degeneration, JAMA Ophthalmology (2025). DOI: 10.1001/jamaophthalmol.2025.1455

