Carolina Crespo Migoya »
El proceso Solvay fue una de las grandes innovaciones en la industria química al permitir la obtención de carbonato sódico de forma masiva y continua, puesto que se trata de un producto fundamental para la fabricación de vidrio, sulfatos y para las industrias de los detergentes y la metalurgia. La instalación de una fábrica Solvay a principios del siglo pasado en la población de Torrelavega (Cantabria) fue fundamental para el desarrollo de la zona tanto a nivel industrial como social.
La obtención del carbonato sódico ya era conocida, pero hasta ese momento no era posible a nivel industrial. El proceso Solvay, desarrollado por un joven Ernest Solvay autodidacta interesado en las ciencias, necesita únicamente de dos materias primas: sal (NaCl) y caliza (CaCO3). También es necesario el amoníaco pero al ser un producto reciclado a lo largo del proceso no se considera materia prima. El proceso Solvay consiste en la reacción del cloruro sódico con el bicarbonato amónico en un medio acuoso para obtener bicarbonato sódico. Finalmente tras su descomposición se obtiene el carbonato sódico. A continuación se muestran las reacciones del proceso:
NaCl + NH3 + H2O + CO2 → NaHCO3 + NH4Cl
2NH4Cl + Ca(OH)2 → 2NH3 + 2H2O + CaCl2
2NaHCO3 + Calor → Na2CO3 + H2O + CO2

La piedra caliza utilizada como materia prima es calcinada en hornos obteniendo el óxido de calcio (el cual hidratado se convierte en hidróxido de calcio) y dióxido de carbono. Posteriormente en las columnas de carbonatación la salmuera (agua saturada con sal) junto con el amoníaco producen salmuera amoniacal. Dicha salmuera amoniacal puesta en contacto con el dióxido de carbono producen una solución de bicarbonato sódico y cloruro de amonio.

El bicarbonato sódico obtenido es sólido y es separado del cloruro de amonio gracias a varios filtros, el cloruro de amonio es dirigido a un destilador donde con el hidróxido de calcio produce amoníaco que será reutilizado posteriormente. Por otra parte el bicarbonato sódico es calentado descomponiéndose para dar agua, dióxido de carbono y carbonato sódico. El producto obtenido es de una gran pureza teniendo en cuenta que se trata de un proceso industrial.
Tras este descubrimiento Ernest Solvay crea junto a su hermano la empresa Solvay & Cie, que experimentará una gran expansión los años siguientes implantándose no solo en Bélgica (país natal de los fundadores) sino también en otros países de Europa los primeros años de existencia, hasta alcanzar los 50 países en todo el mundo hoy en día.

Además del entramado industrial Ernest Solvay desarrolló una amplia actividad filantrópica en su país natal apoyando a la universidad (no sólo a los centros relacionados con los estudios de ciencias sino también a la sociología o la economía) o a través de la organización de conferencias de carácter científico (la foto muestra el famoso congreso de 1921 al que asistieron Curie, De Broglie o Rutherford entre otros).

Solvay en Torrelavega
La elección del lugar adecuado para cada nueva fábrica de Solvay era vital, puesto que se hacía necesario que las materias primas pudieran obtenerse fácilmente y cerca de la fábrica para evitar o reducir al máximo posible los gastos en transporte dado el gran volumen necesario a diario para el proceso. Por ese motivo envió a Cantabria a varios ingenieros para analizar posibles emplazamientos, y tras varias tentativas encontraron el lugar perfecto: Torrelavega.

En Torrelavega se podía disponer de gran cantidad de agua, sal en el cercano pueblo de Polanco, caliza obtenida de una cantera de Cuchía a pocos kilómetros (actualmente procede de otro pueblo cercano, San Felices de Buelna tras el agotamiento de la anterior), una red ferroviaria y un puerto cercano en Santander. La fábrica sería inaugurada en 1908 por Alfonso XIII y supuso una revolución para una región eminentemente rural y que apenas disponía de un entramado industrial.

La zona de influencia de Torrelavega vio en los siguientes años como la implantación de Solvay cambió no solo la fisonomía de la zona sino que también atrajo a otras industrias (papelera como Sniace, Asturiana de Zinc, Álvarez..) para implantarse en la comarca haciendo florecer la economía local. La generación de puestos de trabajo directos o indirectos fue tal que el crecimiento permitió que se le otorgara el título de ciudad (con el tiempo sería conocida popularmente como la ciudad del dólar, lo cual permite hacerse una idea del desarrollo económico que alcanzó).
Solvay era una compañía que se distinguía por sus beneficios sociales y en Torrelavega también continuó con ese concepto establecido por Ernest Solvay: la empresa construyó un barrio de chalets para sus trabajadores, implantó la asistencia médica para los trabajadores, construyó escuelas y centros sociales y poco después otorgaba a sus empleados vacaciones pagadas. Las mejoras sociales son incuestionables, y seguía un modelo social seguido por otras industrias de la época en Europa (como por ejemplo el entramado industrial de Crespi d’Adda en el norte de Italia).

Tras más de un siglo Solvay continuó con su actividad aunque la creación de otra fábrica en Martorell trasladara allí parte de su producción. A lo largo del tiempo ha sabido adaptarse a los tiempos de crisis y por ejemplo en los años 90 comenzó a generar su propia electricidad, tratando de alcanzar la máxima eficiencia energética desde entonces. Actualmente cuenta con 800 empleados y gracias a los puestos indirectos da trabajo a unas dos mil personas en total, lo cual da idea de la importancia que ha tenido y sigue teniendo para la zona.
Un pequeño avance en la ciencia química en Bélgica realizado por un visionario permitió que una zona con unas condiciones muy específicas a cientos de kilómetros pudiera acoger una fábrica que cambiaría por completo a la ciudad, hecho impensable en aquella época. Solvay ha cumplido este año su 150 aniversario y sigue apostando por la innovación y el desarrollo de productos a nivel mundial, por lo que se puede deducir que la factoría de Torrelavega seguirá en funcionamiento, beneficiando social y económicamente a la comarca durante mucho tiempo.
