lunes, 11 diciembre 2023

Intoxicación criminal: cómo el análisis químico ayuda a resolver crímenes

Al azar

Leví Núñez del Barrio »

La Toxicología Forense es la ciencia que se aplica en la detección de venenos o sustancias tóxicas, así como sus efectos en el organismo humano, con la finalidad de establecer las causas o circunstancias de las intoxicaciones y muerte por administración de medicamentos, drogas o venenos.

Un tóxico es una sustancia química que, en contacto con el organismo, produce alteraciones funcionales incompatibles con la salud o la vida. Podemos clasificar estas sustancias según su origen, pudiendo ser vegetales (cocaína, opio, etc.),,animales (tetradotoxina, bufotenina, etc.), minerales (arsénico, plomo, mercurio, etc.) o sintéticas (barbitúricos, psicotrópicos, etc.). Cuando estos tóxicos son administrados de forma voluntaria, ya sea por acto suicida o criminal, pasan a denominarse venenos.

Estas sustancias se vienen utilizando desde hace miles de años; los griegos utilizaban la cicuta, los asiáticos el acónito que impregnaban en las flechas y el opio, o el utilizado por los romanos.

Las sustancias más utilizadas en la intoxicación criminal o envenenamiento son arsénico, cianuro potásico, pesticidas, raticidas y medicamentos. Las condiciones que influyen en este proceso dependen de varios factores, como del propio veneno (composición química, dosis, solubilidad…), así como del individuo y de la forma de administración.

Cromatografía de gases acoplada con espectrometría de masas

Los análisis toxicológicos que se llevan a cabo sobre cadáveres con sospecha de muerte criminal son muy variados y dependen mucho de las condiciones en las que se encuentren los restos y el procedimiento de envenenamiento. Normalmente un envenenamiento prolongado en el tiempo con metales pesados o sustancias radioactivas, hace que estas sustancias se depositen en numerosas partes del cuerpo, como cabello, uñas, etc. y que su detección sea sencilla. Sin embargo, y a modo de ejemplo, un envenenamiento de un paciente hospitalizado con cloruro potásico en el suero en vena, apenas unos mililitros para provocar la muerte y sería difícil de identificarlo hasta en un cadáver reciente.

Estos análisis pueden complicarse debido a los cambios químicos que produce la descomposición del cadáver. Las sustancias originadas pueden interferir en el aislamiento e identificación de los tóxicos sospechosos. Por ejemplo, el cianuro, etanol o monóxido de carbono. Otros tóxicos son más estables y pueden identificarse hasta años después de la muerte.

Tras la autopsia del cadáver y recogida de muestras, se realiza un análisis inespecífico que determina la presencia o ausencia de grupos de sustancias tóxicas. Los resultados positivos son sometidos a procedimientos analíticos que identifican tóxicos específicos. Uno de estos procedimientos es la  cromatografía de gases acoplada con espectrometría de masas.

La cromatografía de gases consiste en hacer pasar la muestra por un flujo de gas, que atraviesa una columna cromatográfica que la separa en sus componentes. Ya separados emergerán a diferentes intervalos pasando a un sistema de detección o de recolección de muestras.

Espectro de masas (voxpopulidelaciencia.blogspot.com/ 2011_06_01_archive.htm).

La espectrometría de masas está basada en la obtención de iones a partir de moléculas orgánicas en fase gaseosa. Estos iones se separan en base a su masa y su carga y son identificados por un detector. La presencia y abundancia en el espectro de determinados iones, identificables a partir de su masa, será función de la estructura química de cada sustancia. Por tanto, de esta técnica podemos obtener mucha información y muy específica, de los compuestos químicos que posee la sustancia analizada.

El caso de Napoleón: ¿envenenamiento criminal o accidental?

En los últimos 50 años, se han realizado numerosas pruebas por diversos investigadores sobre cabellos de Napoleón, determinando todas ellas que contenían altos niveles de arsénico, lo que sugería que podía haber sido envenenado. El veneno elemental no es peligroso, se utiliza normalmente el óxido de arsénico (III) As2O3, un compuesto insípido e inodoro, que podía administrarse en los alimentos y la bebida sin levantar sospechas. (en la imagen, la molécula de trimetilarsina).

A principios de los noventa, surgen dudas acerca de esta teoría del envenenamiento, ya que se encontró una muestra del papel tapiz de la habitación de Napoleón, en su retiro obligado en Santa Elena, que contenía arsenato de cobre (CuHAsO4). El crecimiento de moho debido a la humedad de la zona, podría haber transformado este compuesto en trimetilarsina, un compuesto volátil y muy venenoso. La exposición a estos gases podría haber empeorado la salud de Napoleón y explicaría la presencia de arsénico en sus restos, aunque no fuera esta la causa de su muerte.

En estos últimos años se llevó a cabo el estudio más reciente y concluyente acerca de este hecho histórico por investigadores del Instituto Nacional de Física Nuclear de la Universidad de Pavía. La investigación italiana, que estudió muestras de cabello de varios momentos de su vida, mostró que el cuerpo de Napoleón sí contenía altos niveles de arsénico, pero que ya estaba fuertemente contaminado desde niño. Analizando cabellos de contemporáneos a Napoleón, entre ellos, su mujer y su hijo, descubrieron que los niveles de arsénico presentes en los individuos de la época eran mucho más altos que los actuales. Por último, este estudio rechaza la teoría del envenenamiento accidental por los vapores de las tinturas del empapelado, porque no hubo un incremento significativo en los niveles de arsénico presentes en el cuerpo de Napoleón en los últimos años de su vida.

La muerte de Napoleón se habría producido por un cáncer gástrico, de acuerdo a las últimas investigaciones que relacionan los síntomas descritos por los médicos y la autopsia realizada al ex-emperador francés, y no por envenenamiento.


Bibliografía

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