sábado, 20 diciembre 2025

Los periodistas y la invención de la realidad

Hace años, trabajando de redactor del Diario de Cádiz en El Puerto de Santa María, me enviaron a cubrir una marcha de organizaciones antimilitaristas contra la Base Aeronaval Hispano-Norteamericana de Rota (Cádiz). Era un domingo. Se trataba de caminar por la carretera que une ambas ciudades hasta llegar a la puerta de la base y allí mostrar  rechazo a esta instalación militar. Unos 6 kilómetros de recorrido, si mal no recuerdo.

Un par de veces salí de la carretera, subí a un pequeño alto y conté las personas que hacían la marcha. Era fácil hacerlo porque caminaban a ritmo de paseo –el ambiente era festivo, como el de una salida al campo–  en pequeños grupos. Ambos cómputos arrojaron una cantidad muy próxima a 1000.

Al rato contacté con el redactor que Radio Nacional de España había enviado a cubrir el acontecimiento.

–Te he visto contar a la gente –me dijo—. ¿Cuántos hay?
–Mil.
–¿Mil? Imposible. Aquí hay al menos 5.000 personas –aseguró.
–Bueno, las he contado dos veces. La primera me salieron casi 1000 y la segunda poco más de 1000. La media es 1000.

Poco después lo oí dando la noticia de la manifestación en directo en el informativo de las 2 de la tarde de su emisora, de gran audiencia. Y empezó así:

Cinco mil personas se manifiestan en estos momentos contra la base de Rota en una marcha que transcurre…

Sonreí. Ya había vivido otras experiencias que me enseñaron cómo los periodistas –por desidia, por interés en dar valor a su trabajo o por propia tontería–  deforman la realidad. Y después conocí más casos. Pero este fue el más significativo.

Desde entonces, cuando oigo en la televisión una crónica sobre un suceso en Afganistán (por ejemplo) no puedo evitar preguntarme qué habrá pasado allí realmente.

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