lunes, 2 octubre 2023

El Centro Agronómico de Costa Rica preserva semillas contra la inseguridad alimentaria y el cambio climático

Al azar

En las montañas tropicales de Costa Rica, cerca de la ciudad de Turrialba, los científicos del Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza (CATIE) guardan un tesoro de semillas recolectadas durante décadas como baluarte contra la inseguridad alimentaria y el cambio climático.

Unas 6200 muestras de 15 especies de calabaza, chile, tomate y otras muchas plantas comestibles y no comestibles (como el café) se encuentran en este centro de investigación donde, a temperaturas de –20 oC, las semillas pueden conservarse hasta 40 años para ser investigadas, modificadas genéticamente para producir plantas más resistentes a plagas, enfermedades o cambios climáticos, o para reemplazar especies que se extinguen.

El banco, que es un archivo genético de especies que fueron reemplazadas por cultivos más modificados y que algún día quizá sería necesario recuperar. tiene semillas de 57 países, pero alrededor del 90 por ciento son de la región centroamericana, recolectadas en mercados y granjas o que crecen de forma silvestre. Incluye la segunda colección más grande de semillas de la familia de las calabazas en el mundo y muchas de sus semillas no están presentes en los bancos de ningún otro lugar.

Este trabajo de recolección y conservación de semillas puede ser una precaución muy importante de cara al cambio climático que sufrimos porque, dado que el clima cada vez más extremo amenaza la producción de alimentos, las semillas nativas tradicionales son esenciales para dar sostenibilidad a los sistemas agroalimentarios y garantizar la disponibilidad de cultivos de alto valor nutritivo para las generaciones venideras.

Hambre

La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) estima que casi una de cada diez personas en el mundo padeció hambre en 2022, unos 735 millones en total, con aumentos en partes de África, Asia occidental y el Caribe. La FAO afirma que los bancos de semillas ayudan a preservar las variedades más adaptadas para una región determinada. Dado que el cambio climático tiene un impacto significativo en la producción agrícola, el cultivo de variedades locales, que tienen un alto grado de diversidad genética, es muy importante porque estas variedades tienen la capacidad de resistir y adaptarse mejor a las tensiones y cambios ambientales.


Fuente: Phys.org / AFP

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