Bajo el cielo grisáceo de una mañana otoñal, el canto fresco de los arrendajos tuvo un matiz nuevo, una nota extraña que llamó la atención de los ornitólogos. Aquel híbrido entre el arrendajo azul y su pariente más verdoso parecía emerger como consecuencia de un mundo que se calienta, de estaciones que se acortan y de rangos ecológicos que se difuminan.
Durante décadas, los arrendajos azules (Cyanocitta cristata) habían ocupado extensas franjas del este de Norteamérica, mientras que una especie verdosa y adaptada a climas templados dominaba las zonas que lentamente se tornaban más cálidas. Pero en estas décadas recientes, con el aumento de las temperaturas promedio y la migración hacia el norte de algunas poblaciones, los territorios de ambos parientes comenzaron a solaparse. Fue en ese terreno de contacto —bosques mixtos, márgenes de arroyos, zonas de transición ecológica— donde los investigadores detectaron ejemplares con plumaje intermedio, con tintes azulados-verdosos, alas moteadas y vocalizaciones imprevisibles.

Brian Stokes / Universidad de Texas.
La hibridación no era simplemente un cruce ocasional; los estudios genéticos revelaban descendientes fértiles, capaces de reproducirse entre sí y de transmitir los genes mixtos a la generación siguiente. Esto sugería que las barreras reproductivas tradicionales se estaban debilitando. Los científicos interpretaron que el cambio climático estaba alterando no solo los hábitats, sino también los mecanismos de aislamiento: diferencias en los momentos reproductivos o en las preferencias de hábitat se estaban borrando ante la urgencia de adaptarse.
Para algunos conservacionistas, estos híbridos podrían suponer una amenaza para la pureza genética de las especies originales, mientras que otros veían en ellos ejemplos vivos de la plasticidad evolutiva: seres nuevos surgidos de condiciones nuevas. En el taller de campo, los biólogos tomaron fotografías y muestras de sangre, documentaron sus cantos y observaron su comportamiento territorial. Aquella mañana, cuando un macho híbrido se alzó en una rama musgosa y emitió su canto mixto, fue una señal clara: el cambio climático no esperaba —y la naturaleza ya respondía.

