La microscopía infrarroja es una técnica que permite obtener los espectros IR de muestras de tamaño microscópico. ¿Cuánto de microscópico? Las muestras más pequeñas que pueden ser estudiadas por esta técnica con equipos convencionales (construidos con óptica de Cassegrain) son las que tienen un tamaño de aproximadamente la mitad de la longitud de onda de la radiación incidente. La longitud de onda, λ, del IR medio es de entre 2,5 y 25 μm; en el IR próximo es menor, lo que permite estudiar partículas más pequeñas. El caso es que hay un límite de tamaño, por debajo del cual empiezan a aparecer problemas conectados con la difracción de la radiación (es decir, cambio de dirección que experimenta la onda al encontrarse el obstáculo).
Este inconveniente se superó con los primeros microscopios de campo próximo, que registraban espectros de objetos de menos de λ/10 (en teoría; de 1μm en la práctica) por el procedimiento de hacer llegar la radiación al objeto no focaliza un haz sobre él, sino a través de una apertura en la punta de una diminuta aguja metálica.
Pero la resolución aún no era suficiente para estudiar objetos más pequeños, como los propios de la biología subcelular o la nanoelectrónica. Para conseguir disminuirla se han inventado unos microscopios de campo próximo que utilizan puntas sin apertura en las que se produce un cierto efecto de dispersión que permite estudiar objetos de unos 10 o 20 nm. La técnica se llama microscopía infrarroja de campo próximo dispersiva.