domingo, 4 junio 2023

El radio o la vida: Marie Curie

Al azar

Silvia Morcillo Pérez »

Para entregar toda tu constitución biológica en beneficio de la ciencia, no basta con ser atrevido, no es suficiente intentarlo, no depende tan solo de poseer un intelecto prodigioso; hay que nacer con el espíritu de lucha, entrega y pasión científica de Marie Curie.

Nacida en 1867 en Polonia, Marie Sklodowski tuvo que lidiar con una sociedad culturalmente machista, la cual obstaculizaba constantemente la inserción de la mujer en la vida laboral e intelectual.

Con veinticinco años se marchó a París para estudiar Física, atravesando abruptas y serias penurias económicas a la hora de costear sus estudios y su propia manutención. Pero la pasión es más fuerte que el hambre, y Marie amaba tanto los libros que la dolorosa y fatigante inanición estaba justificada.

Como era de esperar, su portentoso tejido neuronal le permitió licenciarse en Físicas y en Matemáticas, eligiendo como tema para la tesis de su doctorado los trabajos llevados a cabo por el físico Henri Becquerel, el cual había descubierto que las sales de uranio transmitían rayos de naturaleza desconocida.

Para entonces, Marie ya había contraído matrimonio con el físico Pierre Curie, con quien inició una ardua labor de investigación, que años más tarde, en 1903, se vería recompensada con el galardón del Premio Nobel de Física, compartido con el propio Becquerel.

Fue la primera mujer galardonada con un Nobel.

Sus descubrimientos

Pero, ¿en qué consistieron las investigaciones del matrimonio Curie?

Pierre y Marie investigaban las causas de la radiactividad de la pechblenda, en la cual observaron que al retirar el uranio, el material restante continuaba siendo radiactivo.

En 1898, descubrieron que esto era debido a la presencia de dos elementos altamente radiactivos hasta el momento desconocidos, a los cuales bautizaron con el nombre de radio (Ra ) y polonio (Po), en honor a su Polonia natal.

Su marido, Pierre, falleció trágicamente tras un atropello y Marie ocupó su vacante como profesora de Física en la Universidad, siendo la primera mujer en ocupar este puesto.

Así mismo, fue también la única mujer sentada en la mesa del prestigioso Congreso Solvay, el cual contaba con los científicos de mayor renombre del momento, como el mismo Albert Einstein.

Congreso Solvay (1911). Marie Curie ya sufre en su salud las secuelas de las radiaciones.

Durante el resto de su vida, Marie Curie continuó sus investigaciones con el radio, exponiéndose de forma continuada a los efectos de la radiactividad.

En 1911, fue de nuevo galardonada con un Nobel, esta vez el de Química.

Para entonces, Marie ya sufría los efectos de la radiactividad en su cuerpo, los cuales se manifestaban a través de agotamiento y una infección renal, pero continuó con su labor, y en 1914, tras estallar la Segunda Guerra Mundial, sus aportaciones en cuanto a la aplicación de los rayos X en la medicina fueron de valor incalculable, ya que evitaron miles de amputaciones al poder identificarse la zona donde se encontraba la metralla y evitar así la separación completa del miembro afectado.

Marie terminó siendo víctima de los irreparables efectos de la radiactividad: el radio es asimilado por el cuerpo como calcio, insertándose en los huesos y degradando así la médula ósea.

Falleció finalmente el 4 de julio de 1934 a la edad de 67 años a causa de leucemia, habiendo entregado completamente su vida a la ciencia, sin importarle el hambre, las inacabables horas de trabajo y las injusticias a las cuales le sometía la sociedad por su condición de mujer.

¿Valió la pena morir por ello? ¿Realmente era consciente Marie de los efectos nocivos de la radiactividad? Estoy completamente segura de que lo fuese o no, habría obrado de la misma manera.

Hoy en día, la radioterapia, la cual fue fruto del trabajo del matrimonio Curie, es utilizada como terapia combativa contra distintos tipos de cáncer y ha supuesto un avance real y espectacular para la calidad de vida de los enfermos. Debemos recordar siempre que es posible beneficiarse de ella gracias a la entrega de personas como Marie Curie, uno de los grandes genios de todos los tiempos, consagrada y entregada en cuerpo y alma a la ciencia.

¿El radio o la vida, Marie ? Sin duda, el radio.

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