En los vértices contiguos de las provincias de Cádiz y Málaga (y también de Sevilla) más los de algunas comarcas interiores de estas provincias, una serie de pueblos comparten una característica que salta inmediatamente a la vista: sus caseríos son eminentemente blancos. Razones climáticas –el blanco refleja las radiaciones solares–, pero en cualquier caso históricas, pueden explicar esta peculiaridad, que debemos a la sabiduría árabe. Pero, como la ciencia siempre se alía con la moral y la belleza, esa blancura sirve también para expresar la franca y noble condición de sus habitantes y realzar los elementos con que, para manifestar sus necesidades estéticas, adornan espontáneamente sus casas, calles y plazas: rejas negras, puertas verdes, plantas, macetas y flores multicolor…

Si hace usted turismo por estos parajes, no le será difícil distinguir a su paso estos pueblos blancos, delatados por los manchones lechosos que forman sobre el lienzo de las llanuras y sierras en que se recuestan, punteadas de olivos, encinas y alcornoques, o los precipicios a que se asoman. Así son Arcos de la Frontera, Algar, Espera, Bornos, Villamartín, Prado del Rey, El Bosque, Ubrique, Benamahoma, Benaocaz, Villaluenga del Rosario, Grazalema, Algodonales, Olvera, Setenil de las Bodegas, Torre-Alháquime, Zahara de la Sierra, Alcalá del Valle, Jimena de la Frontera, Castellar de la Frontera, Ronda, Benaoján, Cortes, Montejaque, Casares, Jimera de Líbar, Arriate, Montecorto, Atajate, Benadalid, Algatocín, Gaucín… Otros pueblos que también se pueden considerar blancos pero más alejados de este “cogollo” son los gaditanos de Vejer de la Frontera y Medina-Sidonia; los sevillanos de Pruna, Coripe o Montellano y los malagueños de honda raigambre morisca Benarrabá, Benalauría, Jubrique, Alpandeire, Faraján, Júzcar, Pujerra, Parauta, Igualeja, Cartajima, Genalguacil o Algatocín.

Si quiere seguir mi consejo, desvíese de la ruta principal, entre en cualquiera de ellos, aparque, pasee por sus calles, déjese envolver por la atmósfera cordial que enseguida notará, pregunte a la gente, descubra las raíces andalusíes y más antiguas de muchas de estas poblaciones, admire sus monumentos (hay palacios, fortalezas nazaríes y cristianas, conventos, villas romanas…) sus atractivos naturales (dos parques naturales –Grazalema y Los Alcornocales– con preciosos ríos, simas y cimas, despeñaderos, gargantas, mangas, cuevas, bosques de pinsapos…). Tome en algún bar tapas o platos típicos. Y llévese algún producto genuino (piel, marroquinería, mantas, muebles, chacinas, aceite, queso, castañas, miel…). Cuando los disfrute o deguste recordará con agrado su estancia en lugares tan prístinos. Muchos incluso volvieron… y se quedaron.

Algunos atractivos
- El tajo de Ronda (que devolvió la alegría de vivir al poeta Rilke).
- El Corpus Christi de El Gastor y Zahara (pueblos enteros alfombrados de juncos).
- La Vía Verde de Coripe a Olvera (obligatorio llegar a Zaframagón, la mayor buitrera).
- La carrera automovilística “Subida del Cuero” (de Ubrique a Benaocaz).
- La procesión en Villaluenga para implorar que no caigan piedras del tajo.
- La ruta del contrabandista.
- La casa del bandolero El Tempranillo en El Gastor.
- El Lunes de Quasimodo en Olvera (y los exvotos de la ermita de los Remedios).
- El parapente en Algodonales.
- Los paradores de Arcos y Ronda (aunque solo sea para tomar un café).
- La nieve en el puerto del Boyar (Grazalema).
- Los cubiletes, los amarguillos, las sultanas, los gañotes (dulces típicos).
- El monasterio de Caños Santos en Alcalá del Valle.
- El puerto de las Palomas (entre Grazalema y Zahara).
- El Pinsapar de Grazalema.
- La Manga de Villaluenga.
- La carretera desde Ubrique al puerto de Galis, y su venta.
- El sendero GR-7 de Jimena a Ubrique.
- El embalse de los Hurones y su recoleto poblado.
- Las cloacas romanas de Medina-Sidonia.
- La belleza de piedra y flores de Vejer.
- El casco antiguo de Ubrique (su calvario, la cruz del Tajo…).
- La conservación arquitectónica de Grazalema (muchas veces premiada su imagen intacta del siglo XIX).
- Una subida al Torreón en verano con luna llena.
- El antiquísimo castillo de Benadalid.
- La Semana Santa del pueblo troglodítico de Setenil.
- El dolmen de La Giganta en El Gastor.
- La patria chica de Blas Infante (Castellar).
- La lluvia en Grazalema (donde más llueve en toda España).
- El castillo de Jimena (y los guiris afincados en el pueblo).
- Las enormes cuevas de La Pileta y complejo Hundidero-Gato en Benaoján y Montejaque.
- La historia heroica de Algodonales (pueblo con el que se ensañaron los franceses).
- La Crujida de Gamones en el día de la Cruz, en Ubrique (mayo).
- El cementerio de Villaluenga (dentro de iglesia quemada por los franceses; y mire las edades en las tumbas).
- Los Moros y Cristianos de Benamahoma (agosto).
- El calvario de Benaocaz (y su vista desde allí).
- El pueblo-fortaleza árabe de Castellar (un canto al arte y a las flores).
- El río que va de Benamahoma a El Bosque.
- La vista de Zahara, su casco y su embalse, desde el castillo.
- Las impresionantes ruinas romanas de Carissa Aurelia (Espera).
- El casco urbano de Prado del Rey (colonia de Carlos III).
- Las iglesias de Arcos (con su niño santo momificado).
- La piel de Ubrique (200 años de tradición artesana).
- El palacio renacentista de Bornos (que dio un santo a la Iglesia).
- El castillo de Olvera (joya nazarí).
- El pasado morisco de Jubrique.
- Los castañares de Pujerra e Igualeja.
- …

Llegar…
Los aeropuertos más próximos están en Jerez de la Frontera, Sevilla, Málaga y Gibraltar. Para llegar a los pueblos blancos por carretera conviene tomar la dirección de Sevilla o Málaga. Desde Sevilla se puede ir a Arcos por la autovía E-5 (A-4) y la A-382 y hacia Ronda tomando inicialmente la A-376; se pasa por muchos pueblos blancos. Desde Málaga se llega a Ronda siguiendo la costa hasta Marbella por la E-15 (A-7) y se sigue en dirección San Pedro de Alcántara. Desde Cádiz se puede ir cómodamente a Vejer y Medina. A Grazalema se puede llegar desde Ronda o desde Sevilla pasando por Ubrique.
…alojarse…
Existen paradores en Ronda y Arcos, y ambas ciudades cuentan también con otros hoteles muy singulares. También encontrará buenos alojamientos en Grazalema. En la mayoría de los demás pueblos los hoteles serán más modestos, pero en cambio podrá disfrutar de una amplia colección de casas rurales.
…y pasarlo bien.
Son pueblos muy tranquilos, de gente muy hospitalaria. Pasear por sus calles blancas y estrechas da paz al ánimo. Si escoge las fechas, se puede disfrutar de las más ricas tradiciones mantenidas por estos pueblos. Son “tierras de tiempo y soledad”, como dijo un poeta de Arcos.