viernes, 19 abril 2024

Un día en el sincrotrón ALBA

Al azar

Mª Queralt García Fernández »

Estamos en el 2012 y, echando la vista a solo diez años atrás, no puedo más que maravillarme de lo mucho que han avanzado las técnicas experimentales en el campo de la cristalografía. Desde la puesta en marcha de máquinas que preparan las mezclas de disoluciones para las microplacas (donde se realiza el cribado para la cristalización de una proteína purificada) hasta la puesta en funcionamiento de sincrotrones europeos de nueva generación como el ALBA, situado en el municipio de Cerdanyola del Vallés, a unos 20 km de Barcelona.

Por fin un sincrotrón en España. Su inauguración fue en marzo del 2010 pero no es hasta el febrero del presente año cuando empiezan los primeros experimentos, tan esperados por las grandes infraestructuras de I+D+I españolas.

A grandes rasgos, un sincrotrón es un acelerador de partículas (electrones) que se mueven a grandes velocidades en un enorme anillo. Estos electrones, cada vez que realizan una curva, pierden energía, la cual se convierte en haces de fotones (luz sincrotrón) que se redireccionan hacia las líneas experimentales con unos imanes. Esta luz sincrotrón es millones de veces más brillante que la luz del sol y su forma de radiación depende del campo magnético.

Existe una técnica instrumental fisicoquímica que se basa en el fenómeno conocido como “difracción de rayos X”. Estos rayos, cuando inciden sobre un cristal se dispersan formando una imagen en forma de puntos que se trata matemáticamente para obtener la estructura a escala atómica de las moléculas que constituyen el cristal. La técnica se aplica especialmente bien a las proteínas cuando se emplea un haz de rayos X producidos en un sincrotrón.

Los investigadores Peter Agre y Roderick MacKinnon (premios Nobel de Química en 2003) se cuentan entre los investigadores que utilizaron este tipo de líneas de luz sincrotrón en sus trabajos sobre la estructura proteica de los canales iónicos y del agua en la membrana celular. O los premios Nobel de Química de 2009, Venkatraman Ramakrishnan, Thomas A.Steitz y Ada E.Yonath en el estudio de la estructura y función del ribosoma.

En principio serán 7 las líneas de luz y estaciones experimentales con las que se podrá contar, pero su capacidad es de 33. En el Encuentro Científico Internacional 2012 se dio una introducción de su funcionamiento y aplicaciones del acelerador sincrotrón ALBA, pero lo que mas me llamó la atención es una línea de cristalografía de macromoléculas que utiliza un ondulador de vacío (XALOC). Ya no tendremos que ir a Grenoble a realizar los experimentos; los podremos hacer aquí cerca, y además con los adelantos y tecnología necesaria para realizarlos mecánicamente e incluso con control remoto desde nuestro laboratorio.

¡Ay, si Marie Curie levantara la cabeza…!

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