María Pilar Castro Murillo »
La tierra es pobre en yodo. Prácticamente todo el yodo se encuentra en los océanos: dos miligramos por litro, y esto es ya una cantidad apreciable.

El agua marina es espesa en las costas, y es allí donde se acumulan las sales. Estas concentraciones estudiadas en el mar Negro y lagos de Asia Central, nos han llevado a la conclusión de que en ellas no existe yodo. Así pues, una cantidad pequeña se concentra en el fondo, gran parte se evapora y sólo una pequeña parte está presente en estas sales residuales.
Una fuente casi exclusiva de este mineral son los alimentos de origen marino (algas, pescado, marisco…).
El yodo, fuente de salud
Son necesarias muchas sustancias para tener buena salud y de todas ellas la que reúne mayor número de propiedades es el yodo. Toda función realizada por nuestro cuerpo requiere de yodo.
Este elemento, esencial para el desarrollo humano y buen funcionamiento de la glándula del tiroides y a la vez tóxico para el organismo en cuanto se sobrepasa el mínimo para el organismo, llegando a provocar alteraciones en el sistema inmunológico.
El yodo también es importante para el desarrollo cerebral. No tener la cantidad adecuada de yodo en el sistema provocaría retardo mental. De hecho, si las mujeres embarazadas tienen una gran deficiencia de yodo, los bebés podrían tener consecuencias mortales.
Al no tener suficiente yodo en el sistema, se elevan las probabilidades de aborto y de nacimiento del feto muerto. Una investigación realizada en la Universidad Estatal de Arizona relacionó el nacimiento de niños autistas con la deficiencia de yodo en las madres.
¡El yodo puede hacer mucho más! Es un excelente limpiador, puede evitar los daños provocados por la radiación, y es un agente desintoxicante.
¡Sin yodo no podemos vivir!
Las gigantescas algas del Pacifico se recogen como fuente de yodo y de “algina”, una sustancia usada en la preparación de helados y postres.
La sal es un nutriente esencial y necesario para el organismo humano. Sin sal no puede haber vida, sin embargo, los médicos nos advierten que su consumo elevado es perjudicial para salud. ¿Cómo se explica esta ambigüedad? La “sal de mesa” es cloruro sódico a la que en algunos casos se añade yodo y flúor. El sodio es un mineral vital para nosotros, lo que sucede es que su equilibrio con el potasio es fundamental y si se rompe puede dar lugar a numerosas patologías (cardiovasculares, renales, hipertensión). Por todo ello, la única manera de controlar ese equilibrio es restringiendo o eliminando el consumo de la sal de mesa.