Kaitlyn Patricia Delaney »

El zinc es el segundo mineral más hallado en el cuerpo humano después del hierro. Es imprescindible en muchas funciones biológicas y es el único metal que aparece en toda clase de reacciones enzimáticas. El zinc es fundamental en el metabolismo celular y también es indispensable en funciones vitales del cuerpo, tal y como: la respuesta inmunitaria, la división y generación de células, la síntesis de proteínas y ADN, y la eficacia en procesar efectivamente las hormonas del sistema reproductor.
Para metabolizar nutrientes y asistir en la división de células, el zinc promueve la activación de más de 300 enzimas estimuladoras del proceso de crecimiento. Sin zinc, las células no logran dividirse, resultando en un retraso de crecimiento. Cabe destacar que en las mujeres embarazadas un nivel adecuado de zinc es especialmente importante, ya que tienen que apoyar al feto y su desarrollo. Además, hay altas cantidades de zinc halladas también en la retina del ojo, por lo que se convierte en un mineral traza valioso por la vista.

Aparte del desarrollo corporal, el zinc también mantiene la función del sistema inmunitario. Para la producción de linfocitos T, es decir, el tipo de leucocito mayoritariamente responsable de armonizar la respuesta inmune celular, el cuerpo requiere un cierto nivel de zinc. Niveles bajos de zinc resultan en linfocitos T muy débiles que no podrán reconocer amenazas al cuerpo, por consiguiente aumentando la susceptibilidad a enfermedades.

En relación con la fertilidad, el zinc tiene un papel importante. En las mujeres, el zinc permite que el cuerpo utilice de manera eficiente las hormonas progesterona y estrógenos. Asimismo, en los hombres, el zinc asiste en proteger la próstata de infección y de hipertrofia prostática. También, se encuentra zinc en la composición del esperma. La capa exterior de protección del espermatozoide y la cola del mismo contienen zinc. Esto, lógicamente, influye tanto en la calidad del esperma como en el recuento de espermatozoides.
El zinc también contiene propiedades antioxidantes, con las cuales protege las células del cuerpo contra daño causado por los radicales libres. Los radicales libres contribuyen al envejecimiento y varios otros problemas de la salud, incluso el cáncer. Los antioxidantes procedentes del zinc neutralizan los radicales libres, e incluso pueden reducir o hasta prevenir sus efectos perjudiciales.
Para la piel el zinc también destaca por ser muy ventajoso. El zinc aviva la renovación y generación de células de la piel, así combatiendo trastornos de la misma, por ejemplo: acné, dermatitis, psoriasis, caspa y eczema. Debido a su ayuda en el proceso de generación de nuevas células, muchas cremas para tratar quemaduras, heridas, ampollas o otras erupciones en la piel también contienen una forma de zinc con el fin de acelerar el proceso de curación. Igualmente, el mineral por si solo funciona como un protector solar natural, ya que bloquea los rayos ultravioleta del sol.
Con tantas funciones beneficiosas e imprescindibles para el cuerpo, es importante saber en qué alimentos se encuentra el zinc.
Pues, mientras hay distintas opciones de suplementación, la mejor y más eficaz manera de ingerir zinc es a través de una dieta sana que incluye una gran variedad de alimentos con este mineral traza. Ahora bien, dependiendo de los demás componentes que contenga un alimento, puede que el zinc tenga más o menos biodisponibilidad para absorberse en el cuerpo. De todos modos, los alimentos que aportan una mayor cantidad de zinc son los siguientes: ostras, carne de res, cordero, cerdo, cangrejo, langostinos, y pollo. Después, germen de trigo, legumbres, cacao y algunos frutos secos, en particular semillas de calabaza y sésamo. Sin embargo, muchas veces en fuentes de zinc que no procedan de origen animal, el zinc viene acompañado por el acído fítico, un ácido orgánico que almacena fósforo, lo cual impide o reduce la absorción del zinc.
La ración diaria recomendada de zinc es entre 8 – 15 mg / día, dependiendo de la edad, sexo y bienestar de la persona. En general, en el mundo occidental no hay muchos problemas con la deficiencia del zinc, ya que una gran parte de la dieta cotidiana consiste en un alto consumo de carne roja. No obstante, la gente que siga una dieta especializada, más específicamente la gente vegana o vegetariana, debe tener cuidado en asegurarse de que obtenga los niveles adecuados de zinc.
Algunos síntomas de la carencia de zinc son:
- sistema inmunitario debilitado
- irritaciones o lesiones en la piel
- retraso en el crecimiento
- acné, dermatitis, psoriasis, eczema, etc.
- diarrea
- disfunción del sistema reproductivo
- pérdida del gusto y del apetito
- pérdida de pelo
- problemas de insomnio
- marcas blancas en las uñas
Bibliografía
- www.zinc.org/info/zinc_essential_for_human_health
- www.nlm.nih.gov/medlineplus/ency/article/002416.htm
- jn.nutrition.org/content/130/5/1500S.full
- umm.edu/health/medical/altmed/supplement/zinc
- www.healthy-skincare.com/benefit-of-zinc.html
- es.wikipedia.org/wiki/Linfocito_T
- en.wikipedia.org/wiki/Zinc
- en.wikipedia.org/wiki/Phytic_acid