Dolores García Balsalobre »
Todos los días de nuestra vida utilizamos productos de limpieza, los usamos a diario para quitar la suciedad de la casa, el coche, pero también los utilizamos para nuestro aseo personal como puede ser lavarnos el cabello, el cuerpo o incluso los dientes.
Casi todos los productos de limpieza están hechos con productos químicos, la diferencia de los productos de limpieza personal y los de limpieza para materiales es que los primeros no suelen ser tóxicos y los segundos sí.
¿De qué están hechos los productos y para qué se utilizan?
Los champús están hechos a base de desengrasantes, emulsificantes y humectantes, por todo esto, estos productos consiguen hacer espuma para poder quitar la suciedad de nuestro cabello.
Los geles están compuestos de sales sódicas de diferentes ácidos grasos, estos productos también crean espuma y su función es lograr una limpieza del cuerpo o la piel.
Los desengrasantes están hechos de detergentes, secuestrantes, a veces humectantes, tensioactivos, como su nombre indica este producto es utilizado para quitar la grasa de las superficies.
Los detergentes están compuestos de agentes tensioactivos, coadyuvantes, sustratos, aditivos y reforzadores, su composición hace que sean perfectos para lavar la ropa.
Los friegasuelos y los limpiacristales están hechos de desinfectantes y desengrasantes pero la diferencia entre ellos es que los limpiacristales contienen una sustancia que sirve para desempañar, lo que hace que los cristales y espejos queden limpios sin la sensación de que están empañados.
La lejía y los productos para el polvo están hechos con hipoclorito sódico, esto hace que estos productos emitan vapores tóxicos y por ello estén catalogados como los productos más tóxicos aunque sean los mejores para la desinfección y limpieza de las superficies.
Por último están los aromáticos, son los productos menos tóxicos y solo sirven para eliminar los olores.
¿Qué diferencia hay entre los productos de limpieza?
Todos sabemos que hay un gran surtido de productos de limpieza pero ¿a qué se debe esto?
Hablaremos por ejemplo de los jabones, estos productos están hechos a base de sales de sodio o potasio de ácidos grasos, lo que quiere decir, que estos compuestos están constituidos por dos partes, una que puede interaccionar con las moléculas de agua mediante interacciones
dipolo-dipolo o ion-dipolo, esta sería la parte hidrófila y otra parte capaz de interaccionar con grasas mediante interacciones dispersivas, que sería la parte hidrófoba.
Casi todos los productos de limpieza tienen una familia de compuestos en común denominada tensioactivos. Estas sustancias son capaces de reducir la tensión superficial de las soluciones, con ello permite un aumento de contacto entre las moléculas de distintas sustancias, incluso cuando sus polaridades son muy diferentes, por lo que favorece la acción y el efecto de remover las grasas y aceites adheridos a las superficies de diferentes materiales.
La diferencia y ventaja de los tensioactivos frente a los jabones es que conservan su actividad incluso en presencia de aguas duras.
¿Cómo sabemos que un producto es tóxico?
Si cuando destapamos una botella el producto huele muy fuerte, nos causa lágrimas, nos produce dolor de pecho o percibimos que tiene un mal sabor, ese producto suele ser toxico.
Precauciones a la hora de manipular los productos de limpieza
Siempre tenemos que leer la etiqueta del producto, aunque nunca lo hacemos, debemos de tener la precaución de no mezclar ciertos productos, un ejemplo de ello es que nunca debemos de mezclar lejía y amoniaco y siempre debemos de tenerlos fuera del alcance de los niños y ancianos.