lunes, 2 octubre 2023

¿Por qué en invierno nos resfriamos más?

Al azar

Forma parte del acervo común de conocimientos la certeza de que exponerse al frío puede causarnos lo que llamamos “resfriado”, a pesar de que este padecimiento lo causa un virus, no el frío propiamente dicho. Y, efectivamente, parece haber una correlación científica entre el clima frío y la enfermedad.

Un relativamente alto porcentaje de la población se resfrían o contraen la gripe todos los años a fines del otoño y el invierno. Los resfriados y la gripe son causados por virus. Por tanto, si no nos exponemos al contagio del virus, no nos resfriaremos, por más frío que pasemos. Entonces, ¿por qué la correlación del refriado con las bajas temperaturas? Podrían considerarse diversas razones, y probablemente todas puedan actuar de manera concomitante.

Por un lado, las personas tienden a permanecer mucho más tiempo en el interior durante el invierno, lo que los pone en contacto con más personas. Más personas significan más oportunidades de exposición para que los patógenos se propaguen.

Además de esto, la humedad juega un papel en la propagación de algunos virus. Aunque parezca paradójico, en ve1rano hay más humedad que en invierno. Con una menor humedad no solo el virus se propaga mejor, sino que la mucosidad de la nariz se seca, lo que provoca un debilitamiento de la barrera protectora contra los patógenos.

Otro factor es que la vitamina D, que obtenemos del sol, es vital para el funcionamiento de nuestro sistema inmunológico. Los días son más cortos en el invierno y estamos más en interiores, por lo que recibimos mucha menos vitamina D, lo que puede tener un efecto adverso en la salud.

En un estudio se hizo que algunos sujetos metieran sus pies en agua helada y se comprobó que ganaron probabilidades de desarrollar síntomas de resfriado común respecto de aquellos que no enfriaron sus pies. La hipótesis detrás de estos resultados fue que las bajas temperaturas causan la constricción de los vasos sanguíneos, lo que ralentiza el paso de los glóbulos blancos al virus y, en última instancia, inhibe la respuesta inmunitaria.

Los niveles de la hormona cortisol, que suprime el sistema inmunológico, también aumentan con el estrés inducido por la temperatura. Además, los estudios en células de las vías respiratorias de ratones y humanos encontraron que la reacción inmune al virus del resfriado común es, de hecho, dependiente de la temperatura. Las células infectadas calientes tienen más probabilidades de sufrir una muerte celular programada, para limitar la propagación de la infección. Finalmente, los estudios del virus en sí han revelado una especie de arma secreta que este tiene. En temperaturas invernales, la capa exterior o envoltura del virus se vuelve mucho más dura y actúa como un escudo. Esto permite que se propague de persona a persona mucho más fácilmente. Pero a temperaturas altas esta capa es más como un gel, que no es lo suficientemente resistente como para proteger al virus contra los elementos. Como resultado, su capacidad de propagación disminuye.


Fuente: @AsapSCIENCE en Youtube.

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